Muñeca de Cristal [libro 1 - Saga Cristal]

Capitulo 5

5

 

           

Boneka se encontraba completamente perdida en sus pensamientos, no dejaba de mover el tenedor por toda su comida y de asentir mecánicamente y de vez en cuando a Jazmín y a su primo Kenay.  

La joven sentía su cabeza llena de pensamientos autodestructivos y depresivos. Sentía que ya no tenía sentido seguir huyendo de Denalio, a dónde fuese él iba a encontrarla tal y como hacía con Ashlee. 

¿Para qué seguir prolongando lo inevitable? ¿Para qué seguir huyendo en un intento de alargar su vida? Después de todo, su vida no costaba más que la de London Garden, la chica que habían encontrado muerta aquella misma mañana, vestida con un traje de muñeca y con una Cala blanca entre sus manos.  

Esa chica tenía padres y personas que la amaban demasiado, quizás tenía más personas a las que le importase de verdad que a las que le importaba Boneka, al menos eso pensaba ella en aquel instante. 

— ¿Dakota? — Escuchó a Kenay, el primo de Jazmín, quien estaba sentado a su lado en una de las mesas de la cafetería —Dakota, ¿estás bien?  

Ella alzó su mirada y asintió dando una pequeña sonrisa. En ese momento, se decidió a girar otra vez esperando saber si el profesor Ventura la estaba mirando, pero en cuanto lo hizo, este efectivamente se encontraba mirando hacia otro lado.  

Desde el día anterior, Boneka no se había sentido muy a gusto debido, en su mayoría, a su encuentro con aquel chico del rascacielos que resultó ser su profesor.  

Era algo insignificante para ella, inclusive lo habría olvidado ya por completo si no fuese porque dicho profesor estaba vigilando el almuerzo. Sin embargo, lo que la dejaba nerviosa no era su presencia, era sentir el peso de su mirada sobre ella, pero en cuanto se giraba para confirmarlo, él no estaba mirándole. 

—Te he preguntado dos veces lo mismo —agregó Kenay y ella solo frunció su ceño, este suspiró —, espero verte en el baile de primavera, ¿has decidido si irás conmigo? Sería un tanto aburrido ir sin ti — bromeó alzando sus cejas repetidas veces produciendo que Jazmín riese un poco.  

— ¿Qué dices, Dakota? —preguntó Jazmín. 

— ¿Por qué no hacer algo normal de vez en cuando, querida? — el chico pasó su brazo sobre los hombros de Boneka. 

Ella solo se quedó en silencio durante unos segundos. ¿Cómo podría hacer algo normal cuando otra chica había muerto por su culpa aquella mañana? ¿Cómo podría ser feliz cuando muchos sufrían por la desgracia de la perdida? 

Esas chicas ya no podrían ser normales, ya no podrían asistir a un baile, no podrían salir con sus amigos. Nunca más volverían a sonreír y todo era por su culpa.  

¿Cómo podía seguir siendo tan egoísta? 

—Yo... — intentó decir algo pero el nudo en su garganta parecía asfixiarle —Lo siento, no... Puedo — fue todo lo que pudo expresar.  

Tomó su bolso rápidamente y sin más, salió corriendo de la cafetería, siendo consciente de las personas que le miraban, siendo consciente de las lágrimas que comenzaban a caer por sus mejillas.  

Su pecho dolía demasiado, sentía como si estuviesen apretándole contra una pared. Sus piernas no tenían la fuerza suficiente para sostenerle por más tiempo así que, entrando al baño, se encerró en uno de los cubículos y se dejó caer.  

Tenía demasiadas dudas en su cabeza y todas estaban atormentándole por ver en las noticias otra chica muerta pero esta vez al este de Helena, más cerca de donde ella se encontraba.  

Su vida no costaba más que la vida de ninguna de las veinticuatro chicas anotadas en su cuaderno. Si se entregaba acabarían las muertes, acabarían las amenazas a las personas que quería, las chicas castañas no tendrían que cambiar su color de cabello. Todo su sufrimiento desaparecería en cuanto él acabara con su vida.  

Había tenido una conversación con Julie unas horas antes, esta le había informado que Denalio estaba cada vez más ansioso y eso le hacía estar más temperamental de lo normal.  

Resultaba ser que había peleado con Lucas para que le dijese dónde estaba ella, pero a pesar de haberse defendido, Lucas había recibido fuertes golpes. Denalio estaba desesperado por tenerla. 

Se sentía tan mal saber que ella era la única causante de todas esas desgracias y la única que podría ponerles fin si tan solo dejaba que el psicópata hiciera con ella lo que quisiera. Sin embargo, ¿eso no era lo que estaba haciendo ya? 

— ¿Dakota? ¿Dónde estás? —Era Jazmín— Muy tarde para subir tus pies, ya te encontré – Boneka suspiró cansada.  

—No quiero salir aún, déjame aquí — pidió y su voz había sonado más rota de lo que hubiese pensado.  

—Puedes confiar en mí, somos amigas después de todo, ¿no es así? — Dijo suavemente y Boneka sonrió. 

—Claro que sí, es solo que es demasiado para mí, para recordar siquiera — realmente quería dejar de sentirse así, dejar de sentirse culpable.  

—Quizás solo necesites dejarlo salir, contárselo a alguien más — agregó —. Sal de allí y confía un poco, no voy a juzgarte.  

Boneka sintió un gran deseo de confiar, de sencillamente contarle la verdad así fuese de una forma disfrazada. Sin dudar más y dispuesta a llorar en su hombro, abrió la puerta del cubículo y allí estaba Jazmín. 



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En el texto hay: psicopata, romance, guardian

Editado: 22.09.2020

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