Estoy en la escuela estudiando sobre la composición humana y el desarrollo del cuerpo la maestra solo habla y habla mal gastando sus palabras mientras todos están con sus celulares debajo de la mesa y yo no puedo dejar de pensar en ese sueño, tengo el presentimiento que algo significa y necesito saber con certeza que es…
Martha y yo nos sumergimos en una profunda reflexión, un silencio cargado de pensamientos que parecen bailar en sintonía con los míos. Una enigmática visión me atormenta: en mi sueño, recorro una carretera solitaria que atraviesa un pequeño cementerio. A mi lado, un joven desconocido, y de repente, un impacto, un choque repentino que nos hace volar por los aires, despertándome en un sudor frío y con lágrimas que anhelan brotar.
La presencia reconfortante de Martha me envuelve, me protege en un halo de misterio y seguridad. Una sensación extraña pero poderosa me embriaga, como si en su cercanía encontrara respuestas a preguntas que ni siquiera he formulado. Un imperioso impulso me guía hacia la página que revela los misterios de los sueños, un deseo ardiente de desentrañar los enigmas que acechan mi descanso.
resuenan en mi mente, una llamada de curiosidad irresistible que me impulsa a explorar, a descubrir qué secretos aguardan en esas páginas impresas. Una mezcla de intriga y emoción me llena, despertando una sed insaciable por conocer más.
“Betty sobre la página para ver los sueños…
“revista Martha revista”
“si eso tengo mucha curiosidad”
La enigmática presencia de Martha envuelve mi mente en un torbellino de misterio y curiosidad. Desde el día en que nuestros caminos se cruzaron, su aura ha despertado en mí una intriga intensa, una sensación de que detrás de su mirada se esconde un enigma por descifrar. Aquel hombre en la aplicación, el encuentro que desató una cadena de eventos insólitos, una foto capturada a distancia con una rosa roja como telón de fondo.
Descargué la aplicación en un intento por desentrañar el misterio que envolvía aquel encuentro fortuito, y para mi asombro, una fotografía misteriosa se reveló ante mis ojos: una imagen de mí misma, tomada por una mano desconocida, con la presencia constante de una rosa roja que parecía seguirme en cada instantánea. La distancia no importaba, ni el lugar; solo la presencia inmutable de esa flor carmesí que susurraba secretos antiguos.
Pero un día, la foto se tomó a solo unos metros de distancia, revelando una sombra ominosa que heló mi sangre. Al desinstalar la aplicación, los sueños oscuros regresaron con una intensidad abrumadora, como si cada paso hacia la verdad desatara fuerzas incontrolables en mi vida.
Martha se erige en mi mente como un enigma viviente, una pieza clave en este rompecabezas de secretos y revelaciones. Siento que, en su presencia, en su mirada enigmática, yace la respuesta a preguntas que ni siquiera me atrevo a decir. No descansaré hasta desentrañar el misterio que nos rodea, hasta encontrar la verdad que se oculta en las sombras.
La noche envolvía mis pasos sin rumbo, y de forma inexplicable, me encontré a solo una cuadra de la casa de Martha. Su figura se recortaba en la ventana, iluminada por una luz tenue que revelaba su sombra danzante, moviéndose en un vaivén misterioso como si dialogara con un espectro invisible. De repente, salió por la ventana y descendió al jardín, sin percatarse de mi presencia sigilosa que la seguía sin cuestionar.
Mis pies parecían tener vida propia, guiándome por callejones oscuros y estaciones desiertas, hasta que el autobús me llevó a las afueras de la ciudad, rumbo a un sombrío cementerio. Al bajar, un torbellino de recuerdos turbó mi mente, evocando la figura de aquel joven misterioso que se entrelazaba con las sombras del mi pasado.
Un trueno retumbó en la oscuridad, iluminando la escena con su fulgor sobrenatural de dicho cementerio. Un grito, un eco de lamento de un hombre y un venado en la carretera se desvaneció en el aire, y el coche tomó un giro fatídico hacia las puertas del cementerio, desatando un remolino de incertidumbre y misterio dejándome como única sobreviviente. ¿Qué conexión guardaba Martha con este enigma oscuro, con este baile macabro de destinos?
En medio de la oscuridad y el misterio, en el silencio roto por el rugir del trueno, una certeza se insinuaba en mi mente atormentada: Martha era la clave, el hilo que entretejía cada suceso, cada giro inesperado de esta trama en la que nos encontrábamos atrapadas. Su presencia en aquel lugar de muerte y silencio suscitaba más preguntas que respuestas, más enigmas por desentrañar en este laberinto de sombras y secretos enterrados en lo más profundo de la noche.
Seguí a Martha entre las tumbas, presenciando su desesperado grito que resonaba en la noche, como si fuerzas invisibles la acosaran y atormentaran. La vi correr hacia el oscuro bosque, entre maleza y ramas que crujían con cada paso, y de repente, un tirón brutal me hizo caer, una presencia fría y áspera cubrió mis ojos, instándome a gritar en medio de la maleza espesa.
En la penumbra del bosque, rodeado de altos árboles que parecían susurrar secretos olvidados, un ser no visto me hizo caer al suelo con un estruendo sordo. Una mano gélida y áspera cubrió mis ojos, mientras otra me impedía articular palabra, una voz ronca y misteriosa me llamó, pidiéndome que me calmara, que todo era por mi propio bien. Una sensación de familiaridad se apoderó de mí, como si en algún recoveco de mi mente reconociera esa voz, despertando una vulnerabilidad que me paralizaba, imposibilitándome mover un solo músculo.
Entre los brazos de aquel ser invisible, sentí el peso del miedo y la incertidumbre aplastándome, mientras los gritos desgarradores de Martha se mezclaban con sonidos siniestros, como si estuviera inmersa en una escena de película de terror. En un intento por aliviar la tensión, pronuncié las palabras: "Tranquila, todo estará bien", una frase que solo le dirigía a una persona que habitaba en los rincones de mi mente.