Observó el manual en sus manos y luego lo arrojó sobre la mesa.
—Mira, no sé si puedes entender o no, pero Josh se equivocó al creer que tú serias un "buen regalo". Mañana mismo te devolveré, o no sé, él tendrá que llevarte si no quiere perder el dinero que invirtió en ti.
Ella lo observó inexpresiva. Verla tan parecida a un humano daba miedo.
Al ver que no recibía respuesta, negó con la cabeza, y pasó por su lado hacia su habitación.
—No sé cómo será esto, pero apágate, o desconéctate.
—No puedo hacer tal cosa amo —pronunció en un tono que sonaba casi humano, pero con algo artificial en su voz—. No soy un robot, soy un androide.
—Ok, no sé, ni me interesa saber la diferencia, solo... no me estorbes.
—¿Qué es lo que desea que haga?
—Cerrar la boca es una buena opción —expresó con hostilidad.
Ella asintió con la cabeza y él entró a su habitación, sacó el celular de su pantalón y tecleó un par de veces, enviándole un mensaje a su amigo.
"Será mejor que vengas mañana por esa lata de metal con piel sintética, no quiero un robot que pueda matarme mientras duermo."
"jaja, disfrútala, tenla un mes en tu casa, sino la quieres en ese tiempo, entonces la devolveré, por cierto, no me busques en mi casa, salí de viaje"
Gruñó con rabia, dejando el celular arriba de la mesa de noche.
-o-o-o-o-
Se despertó temprano en la mañana, como cada día solía hacer antes de salir a trabajar.
Al salir de su habitación, vio a la androide sentada contra la pared, con los ojos cerrados.
Extrañado se acercó a ella y tocó su hombro ¿Se habría quedado sin batería?, se inquirió internamente.
Ella abrió los ojos en ese momento.
—Buenos días, amo.
—Genial, por uno segundo creí que te habías apagado, y mi calvario se había terminado.
—¿Por qué es tan grosero?
—¿Que podría entender una cacharro como tú?
—Quizás mucho más de lo que usted pueda entender.
Chasqueó la lengua molesto y se dirigió a la cocina, seguido por Ann.
Se sirvió un poco de café, y se giró para mirarla con el ceño fruncido.
—Josh dice que está de viaje, pero eso no quiere decir que no pueda enviarte ahora a su casa.
—¿Por qué haría eso?
Se inclinó hacia adelante, rozando casi su nariz.
—Simple, no te quiero aquí —pronunció entre dientes.
—Usted casi no estará en su casa, amo, es bueno que alguien la cuide.
—Dudo mucho que, algo como tú, pueda hacer los quehaceres de la casa —expresó tomando un sorbo de café.
Ella miró hacia abajo y Aiden notó aquel gesto, pero rápidamente le quitó importancia. "Un robot no puede sentir", pensó saliendo de la cocina.
-o-o-o-o-
—Aiden —expresó divertido mientras tomaba sol.
"—¿Dónde mierda estás?"
Sonrió.
—¿Ya fuiste a buscarme a mi casa? ¿Cuándo te he mentido?
"—¿En serio quieres que conteste eso?"
—De acuerdo, tienes razón, pero solo fueron dos o tres veces —pronunció riendo.
"—Fueron más, pero eso no tiene importancia ahora, ¿Dónde estás?"
—Lejos, muy lejos.
"—Josh, quiero esa lata fuera de mi casa, ya te lo he dicho, si no vienes a buscarla, o mandas a alguien a hacerlo, la pondré en la acera y que se la lleve a quien le guste."
Chasqueó la lengua, y se reclinó sobre la reposera para alcanzar un vaso con jugo.
—¿Por qué eres tan complicado? ¿Qué te cuesta tenerla por un mes? ¿Al menos has leído el manual?
"—No leeré esa mierda, a mi no me sobra tiempo como a ti para perderlo."
Frunció el ceño y se quitó los lentes oscuros.
—Si trabajas tanto, es porque quieres. Te ofrecí otro tipo de cosa, y como todo, lo rechazaste, así que no te quejes.
"—A mi no me gusta el dinero fácil."
—Claro, a ti te gusta conseguir todo del modo difícil, para luego quejarte de la vida que has tenido desde que naciste.
"—Vete a la mierda."
—Si, a mí también me alegra hablar contigo amigo.
Cortó la llamada, se colocó los lentes y continuó tomando sol.
-o-o-o-o-
Abrió la puerta y se encontró con Ann, mirándolo fijamente, parada a solo unos metros de él.
Suspiró cansado, y la rodeó, dejando las llaves sobre un mostrador, y continuando su camino hacia la cocina.
—Intenté prepararle algo, pero en su refrigerado no encontré alimento alguno, al igual que en la despensa.