De a poco fue asimilando su nueva realidad, respirando profundamente, sus ojos verdes clavados en el suelo.
Pero su mente trajo de nuevo la imagen del rubio herido de gravedad.
No lo volvió a pensar y fue a tratar de salvarlo, aunque ahora la posibilidad fuera nula.
Lo movió un poco, recargándolo en su regazado, pidiendo que esto no fuera real.
-No, no, no, no, ¿Shakene?- Lo movía levemente de la cara, acariciándolo, su rostro se notaba pálido, sus ojos cerrados no por gusto en esta ocasión.
Tosió un poco, abriendo sus zafiros que lucían tan apagados, pero sentía que las fuerzas se le van yendo.
-No, ¡¡¡MÍRAME, MÍRAME, AQUÍ ESTOY!!!- Quitaba los mechones del rostro, acariciándolo, tratar de que siguiera consciente de cualquier forma –Quédate conmigo Shakene- Giro sus ojos, para buscar la mano del rubio y sujetarla con fuerza para llevarla a los ahora cabellos también rubios cortos –Flor que da fulgor… Con tu… Brillo fiel- Entre cada palabra, sollozaba, creyendo que no lo podría salvar ahora.
-Mueve el tiempo atrás… Volviendo a lo que fue…- Desesperado, no podía mantener la mano del otro, sintiéndose inútil pues su magia curativa había desaparecido en el peor momento.
-Munzel- Lo llamo, sin duda ver los intentos desesperados del doncel, no le agradaba.
Sollozo más, sus lágrimas no se sostenían, miro a su amado tan angustiado -¿Qué?-
Ese pequeño instante en donde sus miradas, una cansada y otra tan devastada, se conectaron, fue uno cruel y hermosos.
-Tu… Eras mi nuevo sueño…- Apenas si pudo abrir sus ojos, para ver de nuevo ese rostro del que se había enamorado, para de nuevo cerrarlos, la vida estaba abandonando su cuerpo.
Munzel, sujetaba la tosca mano de aquel joven, que sostenía con fuerza, y con la otra su cabeza, para tenerlo cerca.
Sonrió de manera forzada, las lágrimas de aquellas esmeraldas se escapan, sintiendo el dolor de estar perdiendo a su amado rubio.
-Y tú el mío…- Lo miraba con devoción, su corazón se rompía por el hecho de perderlo.
Un segundo fue aquello, como la vida a Shakene se le fue…
Abrió una última vez los ojos, para admirar la dulce belleza del joven doncel, le dedico una sonrisa, y sus fuerzas se fueron.
Aquella mano que Munzel sostenía, se fue desvaneciendo de a poco.
No quería, no podía soportar o aceptar esta realidad, sollozo, sus lágrimas se dejaban ver, pero ninguna caía aun… Temblando por el fuerte dolor de perder a quien ama.
Bajo con cuidado la mano del rubio, mirándolo con ternura y dolor, la tristeza no podía ser mayor
Sujeto el rostro de Shakene con cuidado, aunque su corazón se detuviera y ya no este con él.
Munzel aun sentía que estaba su lado, y no solo porque su cuerpo está en su regazo.
Mirarlo era lo único que podía hacer.
Comenzó a recitar aquella canción que tantas veces uso, pero esta sería la última vez, como una esperanza fallida desde un principio.
-Quita enfermedad… Y el destino… Cruel… Trae lo que perdí…- Bajo su mano al pecho del rubio, acariciándolo con cuidado, subiendo a su hombro, para acercarse al rostro de su querido Shakene.
-Volviendo a lo que fue... A lo que fue…- Suspiro, y aquellas lagrimas que contenía, escaparon de sus ojos verdes, cayendo una en la mejilla del otro.
Todo a su alrededor lucia tan oscuro, desolador y devastador.
Dejo escapara su dolor, sus lágrimas, el sollozo, lo abrazo con fuerza, no quería separarse del joven ladrón.
Pero de a poco aquella lagrima que cayó en el rostro del rubio, se absorbió y de esta salió una luz dorada con destellos rojizos y el símbolo que siempre estuvo acompañando a Munzel, se pudo notar en aquella mejilla.
Digiriéndose justo en la zona del abdomen, donde la herida mortal se dejaba ver y la sangre aun manchaba.
Munzel noto esto, no saliendo de su asombro por esa luz, que solo lo dejo impresionado.
Todo a su alrededor se ilumino con esa brillo dorado y rojizo, inundando la habitación en que se encuentran.
Aunque en realidad no se fijó a su alrededor, si no que miraba el punto del cuerpo de Shakene de donde salía.
Tan impresionante era aquel espectáculo que un aire suave se sintió, moviendo los ahora cortos cabellos del doncel.
En un instante el símbolo que representaba a la familia real apareció en aquella herida nuevamente, volviéndose de mayor longitud.
No entendía que pasaba, miro con atención aquello consternándolo, no habla, ni se movía… Solo podía parpadear.
De a poco desapareció el brillo y de aquella herida se iba desvaneciendo.
Tuvo que confirmar que sucedía, al darse cuenta que había cerrado, como la forma perfecta en que antes su cabello lograba sanar.
Movió sus cabellos que se desordenaron de su cara, y dirigió la vista de nuevo al inconsciente, rogando que esto fuera una señal de vida.
Moviendo sus cejas un poco, y sus parpados abriéndose de a poco.
Lo primero que hizo fue llamarlo por su nombre.
-¿Munzel?- Lo busco con la mirada.
Sonrió aliviado, sus ojos grandes, denotaban un brillo de inmensa felicidad -¿Shakene?-
-¿Ya te he dicho que estoy loco por ti?- Un pequeño chiste, aunque fuera verdad, quería romper un poco la dura tensión que debió vivir el joven con aquellas marcas en su frente.
No le importo nada, saber que esta con vida y a salvo.
Solo eso le bastaba para dejar escapara su felicidad, y arrojarse a sus abrazos, su cuerpo quedando por completó del joven ya no ladrón.
Lo sujeto con fuerza, ahora Munzel quedando dejado de él, aunque sus piernas rodeaban parte de la cintura del otro.
Con ese abrazo se decía que estaban felices de nuevamente estar juntos, y ahora con la libertad completa, que nada los lograría separarse.
Se incorporó suavemente, sosteniéndose con un brazo, y el otro rodeando la espalda del doncel.
El rostro del rubio de cabellos largos, quedo entre el cuello y hombros.
Editado: 06.09.2024