Capítulo 6
PV Will
Era la primera película de niñas como decía mi primo que me llegaba a gustar. Era una Blanca Nieves totalmente distinta a la que había visto de pequeño con mis hermanas y mi hermano. Aquí ella no necesitaba de la llegada del príncipe para acabar con la mala bruja, en esta versión ella era quien luchaba contra su madrastra en compañía de los enanos y demás seres del busque para liberar su reino de las garras del mal. Juro por lo más sagrado que las palomitas y las golosinas me supieron diferente con ella a mi lado.
Sé que es peligroso tenerla a mi lado, pero era más peligroso aún tenerla lejos de mí. Ella era mi debilidad, pero al mismo tiempo era aquello que me hacía fuerte. La idea de contarle la historia de mi familia y a lo que nos dedicábamos cruzó por mi cabeza, pero el miedo a que se alejara de mi lado era mayor que las ganas de contarle.
Estábamos caminando hacia la zona donde se situaban los restaurantes y los bares.
- ¿Qué os apetece cenar? – pregunto la morena de pelo largo creo que se llamaba Asun.
- Cada uno lo que quiera tenemos para elegir y sentarnos juntos al mismo tiempo. – menciono el tal Juanjo que me miraba como si fuera un monstruo de dos cabezas.
Y este tipo de que iba. ¿Porque me miraba de esa forma? A caso quería que le rompiera las piernas. La sangre me estaba hirviendo en todo mi cuerpo de comprobar la forma en que miraba a mi chica. La veía con repulsión, la veía como si fuera el ser más insignificante que estaba pisando está tierra y lo peor de todo la miraba como si le debiera el caminar. Si no fuera porque Alex me estaba abrazando y con su cabeza recostada de mi pecho, juro por mis ancestros que le habría roto todos los huesos. Reafirme mi agarre a su cintura con mi brazo derecho pegándola más a mi cuerpo.
- ¿William tú qué vas a pedir? - 0me pregunto la tal Anika tirando de mi brazo izquierdo con fuerza, logrando que soltara a mi chica.
- Yo pediré lo que Alex decida, todo lo que hay en esta planta me gusta. -conteste soltando me dé su agarre sin mirarla y volviendo a pasar mi otro brazo por los hombros de mi talismán.
- Yo quiero una hamburguesa y un helado de yogurt, pero aquí no los venden. – me dijo Alex besando mi barbilla.
- William y yo, ¿Te gustó? ¿Te gustó más que está pulguita? – me interrogó la peli teñida logrando que mi gata sacará las uñas.
- Mira Anika si no quieres que te pinche un ojo más te vale que pares de intentar quitarme a mi novio porque te aseguro que no pienso quedarme quieta. – le grito mi chica colocándose entre medias de los dos.
Yo aproveche esa posición para rodear su cintura dejando que mis manos descansarán en su estómago.
- Venga pulguita si sabes que solo estoy de broma. – menciono la otra sonriendo de la manera más falsa que se pueda imaginar.
- Me importa una mierda que sea o no broma, como sigas te engancho. -le advirtió antes de empezar a caminar tirando de mi brazo.
- Pude escuchar como la rubia y la pelirroja se ponía a regañar a Anika sin amilanarse. – Como decía el abuelo, no pares a una mujer cuando defiende lo suyo, porque puedes salir salpicado.
No me gustaba ver a una mujer pelear con otra por un hombre, pero en estas circunstancias mi chica tenía que sacar sus garras para pararle los pies a esa arpía.
- Mi amor, no debes alterarte, yo nunca te cambiaría por otra. – le asegure besando su cabeza.
- William, confío en ti ciega y localmente, sé que no eres de los que juega con los sentimientos de otra persona. – aseguro haciendo que mi pecho se hinchará.
- Te aseguro que si tú faltaras en este mundo mi vida no volvería a tener sentido e incluso me costaría volver a amar a alguien con la misma intensidad que como te amo a ti, mi talismán. – le jure sin arrepentirme de mis palabras.
- Yo si tú faltaras, te aseguro que no podría olvidarte o reemplazarte, incluso me costaría encontrar a otra persona de quién me enamorara. -me afirmó con firmeza.
Mientras esperábamos en la fila Rocío, Anabel y Raúl llegaron hasta donde nos encontrábamos nosotros. Pude ver como las dos chicas refunfuñaban mientras que el otro les regañaba.
- Raúl no pienso permitir que esa pisotee a quien es como mi hermana. -le aseguro su novio mirándole desafiante a los ojos.
- Además, Raúl, no tienes por qué regalarnos a Roci y a mí, por soltarle cuatro cosas. – le dijo la otra chica con los brazos cruzados.
- ¿Os habéis peleado con ella? – le pregunto Alex sorprendida.
- Llevaba tipo queriendo gritarle de todo menos bonita. – contesto Rocío abrazando a su chico.
- Pues yo me he quedado con ganas de cogerla de los pelos, si no es por estos dos la agarró de los pelos. – aseguro Anabel sin preocupación.
Es resto de la tarde continuo algo más tranquila pero aquella arpía no paraba sus intentos de conquista. Parecía que la bronca que tuvo de las tres chicas no le había servido. Terminamos largándonos del cumpleaños por la incomodidad que sentíamos ambos por culpa de esa mujer. Íbamos caminando agarrados de las manos con tranquilidad hasta que nos paramos en el escaparate de una tienda aún abierta. En él se encontraba un colgante con una pluma y en esta se encontraba pintada una mariquita. Al lado había una pulsera de cadena con una chapa en el medio. Sin pensarlo dos veces entramos en la tienda y compré el colgante en el que hice grabar nuestras iníciales. Salimos del centro comercial tranquilamente con una sonrisa en la cara.
- Tamaño esto es para ti, y no se aceptan quejas ni devoluciones. – me comento poniendo algo en mi muñeca.
- En qué momento la has pagado. – le pregunté atónito de no haberme dado cuenta.
- Lo hice mientras estabas pagando, deseaba que tuvieras algo que yo te hubiera regalado. – menciono con una sonrisa.
- Eres lo mejor que me ha pasado en la vida en mucho tiempo. – asegure besando sus labios.