JungKook.
Wow, de verdad que esto es sorprendente.
Algo que me gusta mucho hacer en mis días libres, es leer, y hace unos días, encontré una historia en una aplicación que me ha llamado tanto la atención, que no he parado de leer. Leer este fragmento de capítulo, me ha hecho sentir completamente identificado con la situación que vivo el día de hoy con Hee-Young.
La manera en la que me trata, como me lastima con cada desplante y palabras que me dice, la manera en la que me hace sentir cuando me mira con burla al intentar ganarme su corazón. Sólo tres cosas diferencian mi situación con la de este libro, que son las siguientes:
1. Yo no soy capaz de alejarme de Hee-Young.
2. No soy el protagonista que milagrosamente encuentra a una chica que pueda amarlo.
3. No tengo a alguien que pueda llegar a consolarme.
Cerré mis ojos y dejé caer mi cabeza hacia atrás, respirando hondamente. ¿Por qué no puedo ser más valiente? ¿Por qué la tengo que amar tanto? ¿Por qué no puedo salir de esta situación tan tóxica? Volví la cabeza al frente antes de sacudirla, debo dejar de tener esos pensamientos o me haré daño yo solo.
Decidí regresar a mi lectura, quería saber cómo terminaba esta primera parte, pero una voz que ya comenzaba a ser reconocida para mí, llamó mi atención, alzando la mirada al frente, parpadeando un poco, para verificar que no veía mal.
–Sabía que por ir a la misma escuela nos encontraríamos muchas veces, pero no esperaba esa misma reacción aquí en la calle –señaló Jhoath Jensen, sonriéndome de una manera que me hizo sentir cálido.
–¿Cómo llegaste aquí? –pregunté, guardando el celular en el bolsillo de mi sudadera.
–Como toda la gente normal: caminando.
– Me refería más a qué haces aquí –aclaré, rodando los ojos por su obvia respuesta.
–Ah, sólo quería caminar por los alrededores. ¿Qué hay de ti?
–Vine a despejarme un poco.
–Parece un buen lugar para hacerlo –aseguró, sentándose a mi lado.
A partir de ahí, ninguno de los dos dijo algo más. Observaba a la gente pasar, preguntándome cuánto tiempo más se quedaría por aquí, cómo solía aparecer cada vez que me sentía miserable o solo. ¿Acaso estaría espiándome?
–¿Quieres ir a comer algo? –preguntó de repente, sobresaltándome al escucharla.
–¿Qué?
–Si quieres ir a comer algo –repitió, acariciando su estómago –. Muero de hambre y me da pereza cocinar.
–No creo que sea buena idea –fue mi respuesta, desviando la mirada.
–Oh, vamos. Estoy tratando esta locura de hacer amigos, no mandes tan pronto al diablo mi motivación –pidió ella, mirándome divertida.
¿Amigo? ¿Ella quiere que yo sea su amigo? ¿De verdad?
–¿Amigo? –pregunté de manera dudosa.
–Claro, eso dije.
–¿Por qué? ¿Por qué una chica bonita e inteligente como tu querría ser amiga de alguien como yo? –pregunte, ansioso de una respuesta.
Jhoath pareció pensarlo por unos segundos, y cuando sus ojos profundos y misteriosos se posaron en mi un segundo después, sonrió de manera cálida, genuina y paciente.
–¿Y por qué no? –preguntó, dejándome sin habla. La verdad no sabía que decir ante esa pregunta –. Dado que no hay ninguna negativa, lo tomaré como que tengo razón –se respondió a sí misma, levantándose del asiento, tomándome del antebrazo para levantarme.
–¿A dónde vamos? –pregunté, caminando detrás de ella.
–A comer, buscaremos algún lugar que nos agradé –fruncí el ceño y me zafé de su agarre, llamando su atención –¿Qué?
–No hagas eso, no me hagas seguirte como un tonto dominado –respondí con voz dura.
–Espera, ¿estás contestándome de manera grosera? –preguntó incrédula.
–Claro que lo estoy haciendo, odio que me hagan sentir así.
–Curioso que lo digas, cuando hace menos de una semana te vi siendo acosado por un grupo de idiotas y no hacer nada –señaló con ironía, haciéndome sentir furioso.
–Tú no sabes como soy, no conoces mi vida.
–En eso tienes razón, por eso quiero conocerla, para entender cómo es que un chico como tú, tiene una personalidad así, tan sumisa y cobarde.
–¡Yo no soy un cobarde! –exclamé, dando un par de pasos más cerca de ella.
Quedamos frente a frente, aunque tuve que bajar mi mirada para verla mejor, era más baja que yo. Jhoath no dejó de mirarme a los ojos, sonriéndome levemente, como si descubriera algo que yo no, como si le llamara la atención lo que veía en mí.
–Entonces demuéstralo, Jeon JungKook –sugirió con voz más ronca.
–¿Por qué sigues sonriendo?
–Porque te hice sacar un poco de tu verdadero yo.
Parpadeé un poco confundido, notando lo cerca que estábamos. Nuestros cuerpos se rozaban con ligereza, su respiración chocaba en mis labios y su mirada seguía igual de penetrante. Lo curioso de todo esto, es que no me sentía para nada cohibido ante su cercanía, la calidez de su cuerpo parecía rodearme y relajarme, como si me hechizara.