Fabiola no podía entender qué estaba pasando. Nathan, el chico que había aparecido de forma tan repentina en su vida, se encontraba frente a ella, más cerca de lo que jamás había imaginado. A medida que Fabiola lo miraba curar su herida, un nudo en el estómago le impedía mantener la calma. Algo en él había cambiado, o quizás era ella la que estaba cambiando al estar cerca de él.
—Creo que te va a arder —dijo Fabiola, pero en su mente no dejaba de repetirse que no solo la herida le quemaría, sino la tensión entre ambos. ¿Por qué se sentía tan nerviosa? ¿Era posible que realmente estuviera empezando a sentir algo por él? A cada minuto que pasaba, se sentía más confundida, pero algo en sus ojos, algo en su cercanía, la atraía sin poder evitarlo.
Taehyung sonrió ligeramente, y en su rostro reflejaba la misma inquietud que Fabiola trataba de ocultar.
—No te preocupes, no me duele tanto —dijo, aunque la herida sí parecía molestarlo. Fabiola intentaba mantener la compostura, pero la proximidad de él la hacía sentir extraña, como si todo a su alrededor se desvaneciera.
—Terminé, ¿te sientes mejor? —preguntó ella, sin saber qué decir más.
—Un poco —respondió Taehyung, pero la conversación se desvió rápidamente. Fabiola no pudo evitar lanzarle la pregunta que llevaba en mente desde que lo vio aparecer en su casa.
—¿Qué te pasó? Y además, ¿cómo sabes dónde vivo?
Taehyung titubeó, claramente incómodo con la pregunta.
—Bueno… es que… —dijo, pero las palabras no salían con facilidad. Parecía que luchaba por encontrar la respuesta adecuada.
—¿Cómo sabes dónde vivo? —insistió Fabiola, la confusión llenando su rostro.
Finalmente, Taehyung no pudo ocultarlo más.
—Te seguí —dijo, casi en un susurro.
Fabiola no podía creer lo que escuchaba.
—¿Qué? —su voz tembló. —¿Me seguiste?
Él intentó calmarla, pero no lo logró. Su reacción fue más fuerte de lo que había anticipado.
—No te asustes. Solo tenía curiosidad —dijo, levantando las manos en señal de disculpa, pero Fabiola no podía creer que estuviera diciendo esas palabras.
—¿Y por qué tenías curiosidad? —preguntó ella, con los ojos llenos de incredulidad.
Taehyung evitó su mirada, con una incomodidad palpable.
—No lo sé —respondió, sinceramente confundido.
Sin embargo, la tensión entre ellos aumentaba. La cercanía se volvía incómoda, hasta que, sin pensarlo, él se acercó demasiado a Fabiola. El aire entre ellos se cargó de una energía inconfundible. Fue en ese momento, cuando los labios de Taehyung rozaron los suyos, que Fabiola no pudo evitar cerrar los ojos. El beso fue inesperado, pero no tan inesperado para ella. En ese instante, Fabiola dejó de pensar en todo, solo sintió la intensidad de ese momento.
Pero antes de que pudiera procesarlo completamente, escuchó la voz de su madre desde la puerta.
—¡Hija! ¡Waaoo! —exclamó, con evidente sorpresa—. Perdón, creo que los interrumpí.
Fabiola se sonrojó profundamente, sintiendo que su mundo entero se derrumbaba.
—No es lo que piensas —dijo rápidamente, sin saber cómo explicarlo.
Taehyung, aún en shock, no sabía qué decir. La incomodidad entre ellos era palpable.
—Ahhh, lo siento, los dejo hablar —dijo su madre, dejando la escena aún más tensa.
Taehyung trató de justificarse, pero Fabiola estaba demasiado confundida para hablar.
—No sé qué me pasó, lo siento —dijo él, sincero.
Fabiola solo pudo mirarlo en silencio, sin saber cómo reaccionar. ¿Qué había sucedido realmente? ¿Cómo había llegado hasta este punto? Su mente estaba llena de dudas.
—Creo que es mejor que te vayas —dijo, aunque sabía que no era una despedida sencilla.
Él se fue sin decir mucho más, dejando a Fabiola con un torbellino de pensamientos y sentimientos encontrados.
Al día siguiente, Fabiola decidió que tenía que confrontarlo. No podía dejarlo ir sin obtener respuestas.
—Buenos días, Jin. ¿Has visto a Taehyung? —preguntó, con la voz firme pero cargada de incertidumbre.
Jin la miró con una expresión seria.
—Mejor aléjate de él —dijo, de una forma que Fabiola no entendió en ese momento.
Fabiola no quería escuchar, y de inmediato se dirigió a donde Taehyung estaba, decidida a obtener respuestas.
—Necesito saber lo que pasó ayer —dijo, con firmeza, mientras se acercaba a él.
Pero la reacción de Taehyung fue completamente inesperada.
—No sé de qué hablas, Fabiola. Yo no fui a tu casa —dijo, con una mirada que desmentía lo que Fabiola había visto y vivido.
Fabiola no podía entenderlo. Estaba segura de que había sido él. ¿Cómo podía estar mintiendo de esa manera?
—No estoy mintiendo. Yo te curé las heridas en tu rostro —dijo ella, desconcertada.
—No tengo ninguna herida, Fabiola. Estás confundida —respondió él, con una frialdad que la dejó sin palabras.
Fabiola revisó su rostro, buscando cualquier señal de las heridas que había visto el día anterior. Pero no había nada. Su mente comenzaba a desmoronarse. ¿Estaba perdiendo la cabeza?
Jin, viendo la confusión de Fabiola, intentó calmarla.
—Fabiola, creo que te equivocaste. Taehyung no estuvo en tu casa —dijo con suavidad, pero Fabiola sabía que algo no estaba bien.
—No, no estoy equivocada. Él estaba allí. Vi las heridas —dijo, más para sí misma que para Jin.
Pero cuando miró de nuevo a Taehyung, algo en sus ojos la hizo dudar. ¿Acaso todo había sido una ilusión? ¿O había algo más detrás de todo esto?