My Destiny

Capítulo 34

Tyler

 

—Sabes, amor, estos días han sido perfectos. Los chicos felices y nosotros juntos; todo me hizo recordar los días en que me decías que nunca serias feliz—comenta Tany enredando sus piernas con las mías.

—Y tú me decías que todos merecíamos ser felices, que todo siempre pasa—la mira, veo esos ojos llenos de amor y una luz que es capaz de hacerte olvidar todo el mal—juraste que compartirías tu alegría conmigo para que los dos fuéramos felices.

—Fue un buen objetivo que se planteó una niña de catorce años—sonrió. La abrazo, uno de esos que van cagan con muchos sentimientos miedo, tristeza, aprecio, negación, fe, gratitud y esperanza de que nada termine mal. Todas mis decisiones son pensando en ella…

Pienso como seria si Zed no estuviera, aunque es algo que probablemente se hubiera dado de distintas formas, Zed solo fue el detonante y aunque no entiendo como no puedo estar completo con tantas cosas que tengo, de alguna manera me gusto darme cuenta porque ahora no estoy engañado en algo, ahora solo busco algo más que mi felicidad, busco ser feliz  a la persona que me ha iluminado mis días grises, la persona que siempre busco a la mía.

Sacrificar mis sentimientos hacia Zed por Tany lo valen y es en lo que me empeño en creer; lo que me causa pesar es el chico que vive en mis pensamientos, no tendría que haber aceptado mi propuesta, pero también soy egoísta y estoy feliz que de alguna forma estaré cerca de él.

—Tany, ya me tengo que ir—me separo de ella y me levanto de la cama donde aviamos estados recostados por minutos recordando el pasado; muchos recuerdos que me dicen que lo que sacrifico vale la pena por ella.

—Ay, no. Quisiera que te quedaras conmigo—pide.

—Sabes que no puedo. Además no creo que a tu compañera de cuarto le agrade—y también que no podría, por muchas razones que tienen nombre.

—Esta bien.  Maneja con cuidado—le doy un beso en la frente antes de salir.

Ya afuera de la residencia entre en mi auto y me dirijo hasta mi hogar.

.

.

.

 

—¡Hermano, espérame!—Grita Trevor. Me giro y lo veo esquivar algunas personas hasta alcanzarme.

—Esto sí que es un milagro, el señor Trevor llegando temprano a clases—en ninguno de estos años lo había visto a tempranas horas por la universidad.

—Hoy me levante y me dije que era un buen día para compartir con mi mejor amigo—habla alegre.

—¿Estas bien? —creo que se enfermó.

—Claro. Hoy iremos de compras—está claro que comparte mucho con Clary.

—¿También querrás ir al salón de belleza? —jodo y espero ver una cara e disgusto, pero no.

—Y al spa, Clary me hiso ir con ella hace unas semanas, me hicieron unos masajes súper relajantes—rio. Algo me dice que no juega, pero su emoción me contagia.

Él sigue hablando de su día planeado toda la mañana hasta que salimos y nos despedimos de los demás para ir a nuestro día, según él.

Pude arrepentirme cuando me hiso probar toda la ropa que decía cuando fuimos de compra o cuando me hizo entrar a ese salón de belleza donde las señoras querían acabar con mi apreciado cabello o cuando fuimos a ese spa donde me dejaron más adolorido que cualquiera ves que entrene o cuando lo vi pelear con una niña por el libro que quería, pero esto sí que me supera.

—Tyler, dale te quedara bien—niego. No me veo con ninguna perforación en mi cuerpo.

—Ahh bueno, yo si me haré uno—vuelvo a negar mostrándole mi desaprobación.

—Estás loco, las chicas te regañaran—recuerdo una vez cuando el apareció con unos dulces mágico, todo fue tan rápido, cuando aprecie la escena, los dulces estaban siendo aplastados por tres enojadas chicas, las cuales no le hablaron por una semana. Nunca me arrepentiré de considerarlos mi familia.

—Es solo un pearcing en la nariz. Se me vera extremadamente sexy—sonríe—. Oye hermosa, quiero una perforación aquí—señala su nariz.

—Está bien, galán. Siéntate—la chica saca un pequeño aparato y una aguja.

—Espera, espera ¿Qué pretendes hacerme? —pregunta un ahora nervioso Trevor.

—Pues lo que quieres—contesta la chica. Trevor la mira y después a la pequeña aguja, perite la acción tres veces.

—Sabes que, ya me arrepentí. A mi novia no le gustara—habla rápidamente y sin dejarme reaccionar nos arrastra hasta salir fuera del local.

Cuando estamos afuera no puedo evitar reírme hasta que me duele el estómago, veo su cara de fastidio.

—No es lo que crees—se defiende, lo que causa más gracia.

—Pues yo vi a alguien que le dio pánico la pequeña aguja—sigo riendo.

—Ves mal, si quieres podemos ir a que te revisen el problema—reímos los dos y sin hablar de nada importante seguimos lo que queda de la tarde.

Horas más tarde nos encontramos fuera del edificio; se auto-invito a quedarse hoy en casa. Caminamos hasta entrar y la sorpresa, que no debería serla, es encontrarnos a Zed esperando el elevador.

—Hola, Zed—lo saluda Trevor captando su atención, se gira, su apariencia es la misma de siempre.

—Trevor, Tyler—saluda. Nos quedamos en silencio por unos segundos hasta que el elevador se abre, entramos los tres.

—Oh espera, te tengo un  regalo adelantado—Trevor rebusca en las bolsas que lleva y saca el libro, pobre niña.

—Es el último que salió de cazadores de sombra—se lo pasa. Zed sonríe viendo el libro—pero tendrás que pasármelo en algún momento.

—Gracias, no debiste molestarte—Y así se van comentando del apreciado libro hasta que llegamos a su piso.

—Bueno, nos vemos mañana—se despide y antes de alejarse me dirige una mirada, de esas que te dicen de todo, pero no pude evitar ver dolor en ella.

—Nunca creí que nos volveríamos a llevar bien—habla, ya no hay rastro del tono de diversión que ha tenido todo el día.

—La vida siempre te da la oportunidad de redimirte—menciono.



#27828 en Novela romántica
#5995 en Joven Adulto

En el texto hay: amistad, miedos, amor lgbt

Editado: 15.10.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.