My dueño y señor

3

Narrado: .*Victoria*.

 

Dos años después...


    Me parece increíble la forma en que nuestro cerebro juega con nuestra percepción del tiempo. Solo han transcurrido 2 años, desde que salí en busca de mi mate, y yo siento como si hubiesen pasado siglos desde que abandone la mansión.

    Mi familia cree que mi partida se debió a mi deseo de encontrar a mi mate, no obstante, la realidad es que me fui para interponer distancia entre Matteo y yo.

    Creí que eso bastaría para olvidarme de lo que siento por él, pero ocurrió todo lo contrario, ese sentimiento no ha dejado de crecer de forma exponencial.

'Si tuviéramos a nuestro mate no pensarías en él cada segundo del día y mucho menos sentiríamos este vacío' —Dice mi loba al borde del llanto.

Lo buscamos hasta por debajo de las piedras y no apareció, Kira. Lo más seguro es que aún no haya nacido —intento consolarla.

'Él está entre nosotros, yo lo puedo sentir.... Pero por tu culpa no lo hemos encontrado... Sin tan solo...' —mi loba continuó hablando, sin embargo, decidí ignorarla y concentrarme en lo bella que lucía la luna. Kira ya que me tiene cansada de tantas quejas y reproches, no es mi culpa que nuestro mate no aparezca.

¿Qué estará haciendo en este momento? ¿Me extrañará tanto como yo a él? —me pregunto en voz alta. Al instante unas pequeñas lágrimas se resbalan por mis mejillas y a medida que ellas descienden por mi rostro la luna comienza a brillar con más intensidad y también a parpadear.

¿Será posible que esta sea una señal de mi madre? —rápidamente desecho esa idea de mi cabeza, porque eso sería imposible, ella era solo una simple humana.

¡Feliz cumpleaños número 19, mi Vikinga hermosa! —Dice muy entusiasmado mi tío Brad, cuando entra a mi cuarto sin tocar. —Pide un deseo —añade al poner una pequeña tarta de fresas, con una velita, frente a mí.

    La Diosa Luna sabe que hubiese preferido hacer este viaje sola, pero le agradezco enormemente el haber cruzado mi camino con él, mi tío Brad, porque después de que empezamos a viajar juntos el camino se hizo más divertido y ameno.

    Aún me pregunto que llevó a mi tío a internarse en ese monasterio en Nepal, porque no es feo, sino todo lo contrario; un hombre joven y muy guapo; con unos ojos azules que contrastan perfectamente con su cabello castaño oscuro y con ese perfil latino/europeo que posee no dudo que sea un imán para las chicas.

¿Será porque todavía sigue queriendo a mi tía Josefina? —me pregunto, ya que mi tío Iván me dijo que ellos dos eran mates, pero por incompatibilidad de caracteres habían decidió anular el lazo.

    Lo que siempre me ha parecido extraño de esa historia es el por qué solo mi tío se volvió humano y también por qué pareciera que mi tía sigue teniendo una conexión con él. Tengo entendido que cuando se anula un lazo de mates los involucrados se vuelven humanos y dejan de sentir amor, cariño o aprecio por la otra persona. Sin mencionar que sus almas son condenadas a nunca más reencarnar, por haber rechazado la pareja que les asignó Naia, la Diosa madre.

    —Adelante, pide un deseo ahora o ya no podrás hacerlo —repite cuando la velita está a punto de consumirse por completo. Sin muchos ánimos cierro los ojos y pido el mismo deseo de todos los años, poder volver a ver a mi mamá.

    —Gracias, tío —le digo. Él me sonríe y me abraza fuertemente. Antes teníamos una relación normal de tío y sobrina pero ahora parecemos más dos amigos que otra cosa.

    —Creí que viniendo a media noche sería el primero en desearte feliz cumpleaños, pero creo que se me adelantaron —dice señalando la luna.

    —Se supone que este año lo iba a pasar con ella —suelto un largo suspiro que deja ver lo derrotada e impotente que me siento.

    —Quizás para el próximo año —intenta animarme. Aunque la verdad esa posibilidad cada vez la veo más remota.

    —Kira tiene razón, soy una buena para nada. Ni siquiera soy capaz de encontrar a mi mate y...

Mucho menos de extinguir lo que siento por mi primo  —termine la oración en mi cabeza, puesto que nadie, a parte de Matteo y yo, sabía que nos habíamos besado.

    —Viki, —Dejó la tarta en la pequeña mesa de la terraza y se sentó en el piso frente a mí —creo que ya es momento que sueltes todo lo que llevas dentro —me aconsejó.

    —¿A qué...

    —Sé que hay algo que te está atormentando —me interrumpió —y no vayas a decir que es por lo de tu mamá porque no te voy a creer una palabra.

'Él sabe algo' —me advierte mi loba.

    —Al cargar con esa cruz sola te estás haciendo mucho daño, cuéntame que tiene esos ojitos tan apagados —acarició lentamente mis rostro, tal como hacía cuando era una niña.

    Una parte de mí quería contarle todo, porque ya no podía seguir callando este secreto. Pero la parte de mí se negaba a revelarlo porque sabía que me juzgarían por querer a Matteo como hombre y no como miembro más de la familia. Así que opte por dejarle la decisión a mi loba. Ella ha vivido más tiempo que yo y por eso debe ser más sabia.

¿Puedo confiar en él?

'No. Pero no te queda de otra que decirle ya que no se quedará tranquilo hasta que le cuentes lo que te sucede'.

¿Qué hago entonces?

'Dile la verdad pero omite los nombre'

Está bien —tomo una gran bocanada de aire.

    —Este viaje tenía dos objetivos y no he cumplido con ninguno de ellos  —admito en voz baja, con los ojos en un punto fijo, porque si lo miraba a la cara podría leer entre líneas  y saber a quién me refería. —El primero era encontrar a mi mate y lo segundo…. Era... Era... olvidar lo que siento por un chico.

¡¿Todavía estás enamorada de Kevin?! —exclama sin poder creer lo que acaba de salir de su boca. Yo hago una mueca de asco antes de negar con la cabeza. —Menos mal —dijo recobrando la compostura.




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