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Se sentía como esa princesa de vestido azul nieve que perdió su zapatilla huyendo de su príncipe al dar las doce en punto, solo que él no era un príncipe y ella no era una humana.

Nule...

Las ráfagas de viento se sentían pesadas en un largo lapso de tiempo después de que salí de casa, recordé la primera vez que me sentí feliz el me tomo en sus brazos y me hablo de la manera más tierna posible, me rasco la panza me acaricio la cabeza sin lastimarme haciéndome sentir paz, me gustaba cuando jugábamos a "tenemos el día libre" pero me ponía triste cuando decía "tengo que trabajar", había veces que no lo veía por una semana entera y en esos días Jimin venía a atenderme me encantaba que el viniera y me encantaba cuando Taehyung y el venían a casa y reían a la par, los dos me consentían y me daban bocadillos.

Mis patas sentían la humedad de la tierra que pisaba en ese momento, el lugar secreto mío y de Taehyung, nos gustaba sentarnos en aquel muelle mientras el remojaba sus pies en el lago y yo lo miraba atenta, cuando él se daba cuenta de esto enrollaba mi cuerpo cubriéndome los ojos con una pata en señal de vergüenza y él sonreía, esa sonrisa cuadrada que me encantaba y me enamoraba, me sentía demasiado especial cuando lo hacía para mí, Taehyung era mi razón de ser y lo era todo para mí, ahora mismo mi cuerpo sentía esa sensación de arrepentimiento por dejar lo que me hacía feliz.

¿Podrías perdonarme?

En verdad lo siento Tae pero tú siempre me has dicho que si está en nuestras manos, bueno en mi caso serían patas, debemos hacer lo posible por ayudar. La razón por la que decidí salir de casa esta noche era por los gritos de Hana, ¿te acuerdas de ella?, es la niña pequeña que vive un piso debajo del nuestro, la pequeña no paraba de llorar y repetía una y otra vez "Mami" supongo que era como su Tae para ella, me preocupe más cuando llego a mí el olor a sangre corrí escaleras abajo y divise la puerta abierta, habían personas alrededor y yo ladraba en desesperación porque los hombre altos soltaran a la mujer que trataba de proteger a su hija, uno de ellos se acercó a mi tratando de callarme golpeándome en la mandíbula pero ello valía la pena, yo solo era una distracción para ellos mientras veía como Hana se escabullía por órdenes de su madre y yo tenía miedo, tu siempre me enseñaste a ser amorosa y dulce con los demás gracias a eso no era agresiva pero ahora mi instinto me decía que debía hacerlo con estos sujetos que me pateaban a sus anchas, solo tenía que morder a uno para poder llevar a Hana a un lugar seguro. Cuando lo hice pude escuchar un grito de aquel hombre que me maltrato, los humanos no pueden ver cuando sonreía pero en ese momento lo hice, una sonrisa de triunfo.

Es por eso que me encuentro en lo profundo del bosque, cuando deje a Hana en un lugar seguro sabía que algo no andaba bien conmigo algo me decía que moriría pronto y aunque la mayoría de los caninos prefería morir en compañía del ser a que ama yo no quería morir enfrente de ti, prefería que pensaras que estaba en un lugar afuera del mundo a que tú supieras que te había dejado solo en este mundo, llegue en un momento de tu vida en donde te sentías miserable, recordé cuando me abrazaba por la noches y susurrabas "no me dejes", y se me partía el corazón porque no podía pensar en la posibilidad de hacerlo, sé que te esforzaste demasiado al cuidarme cambiaste muchas cosas en tu rutina para que pudiera tener comodidad en esta, cada vez que me mirabas con ese brillo tan característico de ti sabía que no había persona más indicada para mí que tú, no importaba cuan cansado estabas siempre hacías tiempo para mí, día a día te encargabas de que mi amor por ti floreciera. Suspire.

Mis patas flaqueaban en un intento de internarme más para que nadie pudiera encontrarme, era la primera vez que me sentía tan pesada que cuando caí al suelo sentí una descarga de alivio, tal vez ya estaba al borde de la muerte y alucinaba cosas pero agradecía ver tu sonrisa por última vez juro que sentí tus manos sobre mí en una lenta y delicada caricia que cerré mis ojos disfrutando del momento.

—Entonces esa es la persona que amas —la voz se hacía un eco interminable. Abrí mis ojos observando los pies de la figura, en verdad estaba demasiado cansada como para alzar la vista—. ¿Cómo crees que se sentiría cuando vea que ya no estas más con él?

"Mal, muy mal."

Poco después supe que la mujer que me recogió y me llevo a su acogedor hogar se llamaba Eleine, ella era muy misteriosa le gustaba serlo, nunca supe la razón por la cual decidió ayudarme pero creo que puse tu misma cara cuando me vi en mi cuerpo humano.

Para ser salvada tenía que abandonar mi cuerpo antiguo y adoptar uno nuevo, tenía dos raros bultos enfrente, era extraño yo nunca te vi con aquellas características, y en la parte en donde estaba esa...esa cosa que no entendía para que servía pero por alguna razón no era nada igual esa parte anatómica de la mía aunque creo que si fuera igual a la tuya me sentiría incomoda, aprendí muchas cosas como leer y muchas operaciones con números aunque aún no entendía muchas cosas como lo que algunos llaman sarcasmo o ironía, también descubrí que para mantenerme limpia tengo que ¿bañarme?, pero me gustaba más cuando no era todos los días y lo hacías tú.

—Tengo que irme —su comentario me hizo mirarla de sobremanera— tu estas lista para volver con él.

— ¡¿Enserio?! —mi tono de sorpresa era más que evidentes, por fin te podría volver a ver Taehyung.

—Pero hay un par de cosas que debes saber antes —se veía serio...auch.

Me dijo que te habías mudado fuera de la ciudad, en donde hace unos meses construiste una cabaña rustica y te habías aislado de la mayoría, no fue difícil llegar hasta ti me di cuenta de que aún tengo una buen olfato y de que el lugar en donde ahora vives es en nuestro lugar especial. Sonreí y me dispuse a tocar tu puerta pero nadie respondió, no habías llegado a casa aun.