Jungkook estaba de camino a su departamento, su jornada laboral había finalizado y ahora se encontraba sumamente cansado. El secretario Kim conducía el costoso automóvil negro mientras él miraba por la ventana, pensando en lo inusual de los acontecimientos experimentados recientemente, el acostumbraba seguir la misma rutina sin excepciones, pero ese día en especial había sido muy diferente a los demás, empezando por su auto averiado y finalizando por el niño que había conocido en el parqué.
A medida que el auto avanzaba Jeon pensaba en el humilde vecindario en el que se había perdido, no necesitaba ser un genio para darse cuenta de que el lugar no era de muy buenos recursos. Jungkook recuerda haber visto viviendas que no estaban completamente pintadas, o que no mostraban una arquitectura muy sofisticada, también se había percatado de que el pequeño niño que había conocido vestía con ropa limpia pero algo gastada, sin embargo, sí algo tenia que destacar de aquel vecindario era la calidez que desprendía, no habían muchas personas que vivieran ahí, pero sin duda todas ellas desprendían un sentimiento hogareño.
No había tenido la oportunidad de interactuar mucho con las gente pero, cada vez que entraba a las pequeñas tiendas que habían, lo saludaban con una sonrisa sincera y una reverencia en señal de respeto. Estaba agradecido de que no se burlaban de su falta de experiencia con el dinero, ya que el solo contaba con tarjetas de crédito y en esos lugares no las aceptaban.
Que raro había sido aquello para él, un lugar que no aceptaban tarjetas de crédito, ¿cómo existían lugares así? El no podría permitirse andar por las calles con grandes sumas de dinero, sería objeto de robos muy fácilmente. Aunque si se lo planteaba detenidamente, era obvio que en ese tipo de lugares no los aceptarían, eran negocios muy pequeños y no tan modernizados.
Con aquel pensamiento, se recordó así mismo lo afortunado que era en tener todo lo que poseía, había nacido en una cuna de oro, con una vida completamente asegurada, sabiendo desde niño que nunca le faltaría nada, ni el dinero o el cariño de sus familiares, aún así decidió estudiar y ganarse el puesto que actualmente tenía gracias a su arduo trabajo. A pesar pertenecer a una de las familias más importantes del país y una de las mas adineradas, nunca presumió lo que tenía o su estatus social, su educación había sido muy buena.
Jungkook estaba muy complacido con todo lo que había conseguido por su propio esfuerzo, odiaría vivir solo a costa de la riqueza de sus padres, por ellos siempre se había esforzado al máximo, para vivir con dignidad y enorgullecer a su familia.
El tiempo pasó rápido al estar completamente perdido en sus pensamientos, antes de que pudiera darse cuenta, el auto ya se encontraba frente al edificio en donde vivía. Quería despedirse rápido del secretario Kim, ya que sabia que si tomaba mucho tiempo este aprovecharía para seguir sermoneandolo.
-bueno, que descanses Taehyung-
-Usted también, duerma temprano, mañana hay una reunión muy importante y no quiero que se duerma a mitad de ella... otra vez- le recordó
La imagen de una habitación enorme, llena de mesas y sillas ocupadas por accionistas viejos que hablaban como si su vida dependiera de ellos llego a la mente de Jungkook, definitivamente no podía prometer que no se dormiría otra vez
-eh... bueno, adiós- dio la vuelta rápido y se alejó con pasos apresurados, ya había tenido suficiente por hoy.
Al llegar a la puerta del ascensor, presionó el botón que indicaba el piso al cual quería ir y con aquella música relajante de fondo espero pacientemente hasta que llegara a su destino.
Cuando el ascensor abrió nuevamente sus puertas, Jungkook salió de él, caminaba despacio, algo dentro suyo no quería entrar a su vivienda, no quería cruzar por esa puerta, sus manos apretaban con fuerza el maletín negro que traía consigo, en el pasillo solo podía escucharse el sonido seco de sus pasos, acercándose al lugar en el que se suponía debía desear regresar todos los días, pero sin embargo, para él no era más que terrorífico, algo a lo que no tenía pero que debía enfrentar.
Al cerrar la puerta de su departamento todos los sentimientos que había estado reteniendo todo el día volvieron, destruyéndolo una y otra vez. El silencio que tanto odiaba hizo acto de presencia, recordándole que no había nadie esperando su regreso.
Miro su celular, no tenía ningún mensaje preguntándole como había estado su día, ni una sola llamada para recordarle lo mucho que lo extrañaba y esperaban verlo, aunque el sabía que aún si tuviera ese tipo de mensajes no importaría, después de todo jamás serían de la persona que él quería que fueran.
Jungkook soltó una risa sin nada de gracia ¿Cómo podría esperar tener esos mensajes si él ya no estaba? ¿Porque después de años aún seguía revisando su celular con la esperanza de tener algún mensaje suyo? Se sentía un tonto al creer que después de todo lo que pasó Jimin siquiera le dedicaría un minuto de su tiempo, aún se sorprendía de lo arrogante que podía llegar a ser, como después de tanto, aún se atrevería a pedir algo de Jimin, ¿aún tenía cara para hacerlo?
No cambio de número, ni siquiera se mudó, a pesar de que aquel departamento no le traía más que amargos recuerdos, aún conservaba la esperanza de que quizás un día el llegaría a casa y estaría ahí, esperándolo.
No se atrevió siquiera a cambiar las llaves de su apartamento, era como si desde el día en que se fue, todo hubiera quedado congelado, nada cambió, todo sigue igual.
Jungkook sabía que no merecía a alguien tan bueno y transparente como Jimin, lo supo desde que desgraciadamente una mañana se encontró despertando al lado de otro omega.
Sus pensamientos siempre se remontaban a aquel día, cuando después de tanto, colmó, lo que hasta entonces el creía infinita, paciencia de Jimin.
No sabía exactamente que había pasado ese día, en su agenda tenía entendido que su celo empezaba dentro de unas semanas, específicamente cinco días después de que volviera de un viaje de negocios que tenía programado, el cual duraría como máximo dos semanas, lo tenía todo planeado, había trabajado mucho para tener esos días libres y así poder pasarlos al lado de la persona que amaba, pero cuando su celo llegó mucho antes de lo esperado todo se distorsionó, lo único que podía recordar era llegar a su departamento y ver a Jimin esperándolo sentado en el sillón, con su dulce sonrisa tan característica que tenía, realmente pensó que era él, que había estado con su querido Jimin