—¿Eso significa... que no quieres casarte conmigo? —pregunté, sintiendo un leve nudo en la garganta.
—No, no es eso —respondió él rápidamente, llevándose una mano a la nuca—. Es solo que no estoy conforme con que te limites solo a eso.
Su tono se elevó un poco, como si intentara recalcar algo que no lograba expresar del todo.
—Creo que no te entiendo.
—Bunny, yo te amo. Y justamente porque te amo, no quiero que te conformes con lo que tienes.
Sus palabras eran un enigma para mí. Sentí que mi labio inferior comenzaba a temblar mientras intentaba comprender el verdadero significado de lo que me estaba diciendo.
—¿Y eso significa...? —pregunté en un susurro.
—Quiero que sigas estudiando, que alcances algo más grande. Quiero que tengas mejores calificaciones y que logres un puesto más alto.
—Pero... —titubeé—. Ya soy feliz con lo que tengo. ¿Para qué más?
—Entonces hazlo por mí —respondió rápidamente, tomando mis manos con firmeza y acercándolas a él—. Quiero verte alcanzar un mejor nivel, y al hacerlo, cumplirás mi sueño también. Piénsalo... si llegas más lejos, puede que también W te llame. Así podremos estar juntos de nuevo, es más, te garantizo que lo harán, pues yo te ayudaré.
En el momento en que sus manos envolvieron las mías, dejé de escuchar todo lo que decía. Solo asentí, como si mi mente se desconectara y se perdiera en sus palabras. Demian era un chico listo, los chicos listos normalmente se codeaban entre ellos, nunca había comprendido por qué alguien con las mejores calificaciones y un futuro tan brillante estaba con la fracasada graduada gracias a un fraude.
Esas dudas siempre estaban en mi mente cuando salíamos a pasear o cuando íbamos a citas, además, se hacían más grandes cuando recordaba la graduación. Cuando él fue llamado más de cinco veces al escenario a recibir reconocimientos y halagos y yo estaba en la multitud, sin siquiera ser llamada una sola vez, pues aún debía materias.
Era débil, tenía miedo del futuro, pero sentía especial el que me quisiera como era. Sin embargo, en ese instante me sentí rota, como un rompecabezas incompleto, o un proyecto a medio terminar que él deseaba mejorar, o peor aun, como un proyecto que ya se le había estancado.
No sabía por qué, pero sentía que tenía que hacerlo. No por mí, sino para que él estuviera orgulloso de mí, porque no era mi sueño, pero era el suyo.
—¿Prometes que harás tu mayor esfuerzo? —preguntó, apretando ligeramente mis manos, como si buscara mi compromiso.
—Yo, la doctora Song, prometo retomar mis estudios, obtener las mejores calificaciones y conseguir un puesto mejor —dije, alzando mi mano derecha en un gesto solemne mientras la izquierda tocaba mi pecho.
Hasta ese momento no había comprendido del todo la magnitud de lo que implicaba. Las personas que iban a W eran brillantes, sobresalían entre la multitud. Demian iba a estar rodeado de chicas y chicos a su nivel, y la presión por seguir siendo especial a sus ojos comenzó a pesar más que nunca. Con su partida inminente, la inseguridad crecía como una sombra que no podía sacudirme.
—¿Tu padre les depositó dinero este mes, Bunny? ¿no necesitan algo?
—Hizo el depósito ayer. Además, le envió un celular nuevo a Rachel porque el suyo estaba fallando. El teléfono de casa también necesita reparación —dije, intentando concentrarme en la conversación.
—Espero que lo arreglen pronto —comentó—. Así podré llamarte cuando esté allá. ¿Y lo han visto últimamente?
—Hicimos una videollamada hace dos semanas. Dijo que estaba bien y que esperaba con ansias que llegara el verano para visitarnos.
—¿Sigue tomando medicación?, ¿cómo le fue con la terapia?
—Ya sabes — chasqueé la lengua—, es un adulto que no cree en la depresión ni en la salud mental. Está como quiere estar.
—Aun así, deben estar alerta, si volviera seria mejor.
Apreté su mano.
No te vayas tú tampoco, por favor, pensé.
—¿Te imaginas que ambos lleguemos al mismo tiempo en verano? —dijo con una sonrisa, mientras sus dedos jugaban con los míos.
—Sería como un sueño —respondí, entrelazando nuestros dedos—. Josh vendrá en un mes y papa no vio mal que se quedara un mes en la casa, así que cuando vengas también puedes quedarte conmigo.
Le sonreí, intentando contener la nostalgia que se arremolinaba en mi interior. Hablamos un poco más de lo que vendría, del futuro, pero la presión seguía allí, latente. Pensaba en Rachel y su novio que hacía meses no veía, lo difícil que fueron los primeros meses y como casi terminaban al inicio.
—He hablado de ti con papá —le dije finalmente—. Te desea lo mejor.
Y mientras nuestros dedos permanecían entrelazados, me di cuenta de que, Demian no era ellos, estaba segura de que él no cambiaria, de que nada cambiaria.
(…)
Para: Demian Park
Hola Demian, soy Bunny
Ya ha pasado una semana desde que te fuiste, espero que estés dando tu máximo en ese nuevo lugar, por supuesto yo también me esfuerzo a diario. Aun así, te extraño y cuento los días que faltan para poder verte de nuevo.
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Editado: 24.09.2024