En este capítulo menciono una canción que en mi opinión recomiendo buscar para que la escuchéis al mismo tiempo que ellos.
—Miradas—
—¡Ahhhh! —grita Mara levantándose de un tirón de la silla.
—Lo siento mucho, en serio lo siento —Jenny pide perdón como una loca.
—Me acabas de meter el rímel en el ojo —se pone delante del espejo y se mira el ojo—. Joder, como duele.
Yo solo miraba la escena con gracia porque estas dos siempre vivían haciéndose este tipo de cosas. Al principio me molestaba y las regañaba, pero ya con el tiempo me fui acostumbrando.
—No es para tanto, no seas exagerada —dice Jenny ganándose una mirada asesina de parte de Mara.
—Quieres que te meta el rímel en el ojo para que luego opines si no es para tanto —masculla Mara.
—Vale, vale, lo siento.
—¿Podéis dejar de pelíaros por una sola vez en su vida? —habla Anna acostada en mi cama—. Yo solo quiero ir al Club
Mara se sienta en la silla para que Jenny le siga aplicando la última capa de rímel. Yo ya estaba lista. Me había decidido poner un vestido negro—corto—de tirantes. El look iba acompañado de una chaqueta de mezclilla y un par de botas cortas negras.
Me gustaba mucho yo misma crearme mis propios looks. Creo que eso lo hace más original. Yo, a pesar de considerarme una chica muy guapa —porque lo soy—siempre tenía la manía de retocarme el look más de treinta veces en el espejo. No lo sé, eran unas inseguridades tontas, pero las tenía.
Anna iba vestida con un conjunto deportivo de chándal y Crop-top el cuál combinaba con una sudadera que traía el logo referente a la banda Pink Floyd. Sin embargo Mara y Jenny optaron por llevar algo más normal. Unos jeans anchos y una blusa corta de tirantes. La noche se pondría fría dentro de muy poco así que ellas también llevaban una sudadera en la mano.
Una vez todas listas, bajamos las escaleras y yo me pasé por la cocina para avisarles a mis padres que saldría.
Mamá estaba hablando algo con mi padre mientras que Ally terminaba de devorar un cupcake. Paso por al lado de ella y le alboroto el cabello ocasionando que me fulmine con la mirada. Se veía bien mona con sus dos coletas lisas.
—¡Oh, pero Lizzy, ¿viste que guapa anda nuestra hija? —grita mi papá desde el otro lado de la cocina con una sonrisa.
Mi madre me observa de arriba abajo y luego me sonríe.
—¿A donde vas? Si se puede saber —me pregunta quitándose el delantal.
—Las chicas y yo vamos un rato al Club. Justo venía a avisarles.
Mi padre deja lo que está haciendo y se acerca posicionándose al lado de mi madre.
—¿Quién os lleva?
—El novio de Mara.
Mi madre se lo piensa y luego mira a mi padre como buscando ayuda en la decisión. No podía creer que aún con 18 años estuviera esperando por la aceptación de mis padres para salir.
—Muy bien, regresa temprano ¿vale? —termina diciendo mi padre.
Les sonrío a ambos.
—Vale —les doy un beso en la mejilla a cada uno y luego vuelvo a despeinar a mi hermana—. Los amo.
Salgo por donde mismo entré y me reencuentro con mis amigas. Me esperaban de brazos cruzados.
—Un poco más y nos volvemos viejas esperándote —Jenny enarca una ceja.
Las miro mal al ver que todas están de acuerdo.
—No es para tanto, no seáis exageradas.
Anna protesta en su lugar mirando a la puerta.
—¿Nos vamos? —señala la puerta con los ojos bien abiertos.
Todas decimos al mismo tiempo:
—¡Venga vamos!
Salimos de casa y nos encontramos la camioneta negra del novio de Mara aparcada en el frente de la casa. El saca la cabeza por la ventanilla saludándonos.
Nicolás Cooper, mejor conocido como Nico el novio de Mara. Era un chico bastante simpático. Se podía decir que tenía lo suyo, por ejemplo los ojos azules y el cabello rubio. ¿Cuál era el defecto? Bueno pues era muy pegadizo, Mara y Nico eran como la garrapata y el perro, siempre juntos. Si ella salía, el tenía que ir. Ella iba a estudiar, por lo menos la tenía que llevar. Ella quería ir a cagar pues hay es... Vale, creo que me habéis entendido.
Nos acercamos a la camioneta y subimos a ella de una en una. El transcurso de ida fue bastante entretenido ya que no las pasamos cantando canciones a todo pulmón y volviendo un poco loco a Nico.
Al llegar Nico aparcó la camioneta al frente del Club y nos avisó que luego volvía porque tenía que buscar un lugar para estacionar el coche. Habíamos venido una que otras veces a este Club y nunca lo había visto tan lleno de gente. Lo digo en serio, la fila para entrar era enorme por lo menos nos tardaríamos horas en entrar.
La calle se veía iluminada por todas las luces color neón que decoraban el lugar. Un cordón separaba la fila de pase VIP — que por cierto se encontraba vacía— de la fila en la que estaba la mayoría de las personas y la que tendríamos que hacer nosotros.
Cuando Nico vuelve Mara busca algo en su bolso. Luego de unos segundos esperando nada, ella saca unos collares con unas tarjetas. Nos da uno a cada una y por las caras veo que soy la única que está pérdida.