My stupid neighbour

Capítulo 4

Cuando oí la silla se tiró hacia atrás y a alguien sentándose a mi lado, abrí los ojos.

—Oh, Will, pon algo de ropa... Tenemos invitados, no seas grosero —Olivia le miró molesta, y él sólo rodo los ojos en modo de respuesta.

—Iré después de comer.

—Además, tienes que cambiarte igualmente. Todavía tienes que ir a comprar leche... —seguí la conversación con cuidado mientras comía espaguetis—. Sid, ¿todavía no has ido al centro de la ciudad? —negué con la cabeza, tenía la boca llena.

—¿Quieres ir hoy? —me encogí de hombros y tragué—. Bueno, William te puede llevar.

¡Oye! Yo pensaba que Olivia iría conmigo.

Este nuevo William. No me gusta en absoluto. ¿Cómo iba a enamorarme del mismo chico de antes otra vez?

Olivia miró a William para una respuesta.

—Claro, que si... —gruñó a su hermana de pelo castaño. Yo iba a decir que no, pero Mike protestó: —¡Yo también quiero ir! —Will dejó caer el tenedor en el plato. Olivia entendió el acto de William y distrajo a Mike con un coche pequeño de juguete.

Si Mike viniera, entonces yo no tendría que pasar por esta situación, y el ambiento no estaría tan tenso. William y yo caminamos en silencio a lo largo de la calle, y finalmente llegamos al supermercado. Todavía no habíamos entrado, pero William de repente pasó su brazo alrededor de mis hombros con fuerza.

—¡Oye! ¿Qué estás haciendo? —le susurré, intentando librarme de su agarre.

—Tú solo mantén la calma —y fue entonces cuando vi a una chica mirándole. Oh... ahora lo entiendo… Me está utilizando para algo innecesario.... Me separé de su brazo derecho bruscamente y le di una patada en la pierna.

—Ten cuidado con lo que estás haciendo.

—¡Tu... ugh! —Sin darme cuenta, William me había cogido de las piernas y ahora yo estaba en su hombro—. ¿No crees que eres demasiado atrevida?

—¡Suéltame! —protesté mientras le golpeaba fuertemente la espalda. La chica ya no estaba ahí, había perdido el interés.

Me llevó a un callejón...

—¿Tenemos que aclarar algunas cosas antes de que me muestres la ciudad? —pregunté inocentemente.

—¿Se puede saber por qué me has golpeado en la entrepierna? —cruza los brazos molesto.

—Te he dado en la pierna —digo.

—Si claro. ¿Por qué diablos me has estado pegando todo ese tiempo? ¡Eso duele maldita sea! No vuelvas a golpearme —ésta última frase me dio risa y él asintió. "Todo bien", leí en sus labios y se también sonrió, aunque intentó disimularlo.

Dimos un paseo por la ciudad, todo aquí es genial. Me paré delante de una tienda. —¡Quiero ir aquí, por favor! —le supliqué. Suspiró e hizo un gesto con la mano hacia la entrada del edificio. Con una sonrisa feliz entré y en pocos segundos en mis manos tenía vestidos, camisetas y pantalones. Aquí, todo es perfecto.

Pero yo me había prometido que no compraría nada...

De la nada sentí una mano pesada en el hombro. —¿Will? —me giré, pero no era él... y tampoco era alguien que yo hubiera visto en el instituto.

—Oh mira... es una de esas chicas. Seguramente pasa todo el día soñando... —dijo mirando hacia abajo. Su amigo sacudió la cabeza.

—Siempre estas chicas... Nunca tendrá un amigo si...

Alguien me rodea con sus brazos por detrás. —¿Y si ella tiene uno? Ahora largaos —oí decir a Will. Ellos me miraron mal y se fueron. Él aflojó los brazos y nuestros ojos se encontraron cuando me volví hacia él—. Si ves a tipos así, simplemente aléjate. Ni siquiera merecen tu atención. Sólo son una molestia —yo no sabía que decir así que me ruboricé.

—Podemos irnos... —dije finalmente.

Nos separamos justo antes de nuestras casas, él caminó hacia la izquierda y no me fui por la derecha. No puedo entender a William. Me confunde mucho.

Era tarde y ya había oscurecido.

Llegué a mi habitación y decidí irme a la cama directamente y tomé ordenador portátil, en lugar de ducharme. Miré un poco de mi serie favorita, Pretty Little Liars.

 

A la mañana siguiente tenía que moverme rápidamente porque había dormido un poco tarde. Mi madre ni siquiera estuvo ahí para despertarme y fue un poco difícil.

Estaba a punto de salir corriendo de casa, porque vi a alguien a través de la ventana de al lado de la puerta. Nat y Will estaban fuera. Si salgo de casa... ella lo descubriría todo. Podría fingir y hacer cómo si no los hubiera visto. Así que abrí la puerta y salí. Natalie, parecía estar más que sorprendida.

—¡Ahí estas, te hemos estado esperando! —gritó Nat.

Yo diría que fue uno de los momentos en que sentí estar jodida...




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