—¡Se los digo! —exclamó con diversión antes de darle otro sorbo a su cerveza. —¡Éste tipo es todo un romántico!
—Joder, que te calles JongDae. —refunfuñó dándole un codazo al pelinegro.
—¿Por qué? —preguntó haciéndose el desentendido. —Dices que odias la navidad, pero ayer en la noche balbuceabas algo parecido a que querías que tu amor platónico te besara bajo el muérdago. —se burló tronando sus labios, imitando el sonido de sus besos.
—¡Estaba borracho! —exclamó mientras pedía otra cerveza al mesero con una seña.
—Dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, ¿no es así, hyung? —fue JongIn quien atajó esta vez.
—Pues es una vil mentira.
—Yo creo que es verdad. —interrumpió JongDae otra vez. —Incluso cantabas esa tonta canción de los doce días de navidad. ¿Quién coño le regala trompetistas a su verdadero amor?
—Estoy seguro que a BaekHyun hyung le gustaría que alguien hiciese algo parecido por él. —soltó JongIn ocultando su sonrisa detrás del envase.
—¿Te gustaría que te regalaran una perdiz en un peral, BaekHyunnie?
—Púdrete, JongDae. —gruñó secándole el dedo medio al mencionado, logrando que este solo riera más ante sus reacciones. BaekHyun solo quería golpearlo.
—¿Tú qué opinas, ChanYeollie? —cuestionó con una sonrisa amplia y grande. —No has dicho nada al respecto. Seguro ya conocías ese oscuro secreto de tu mejor amigo. —El alto solo lo observó con los ojos abiertos de sobremanera. BaekHyun volvió a gruñir.
—No es un secreto porque ni siquiera es verdad. —acotó antes que ChanYeol pudiese decir algo. —No me gusta la navidad, es estúpida.
—Entonces sí estás enamorado. —afirmó triunfante, JongDae.
—Y deseas un beso bajo el muérdago. —aportó JongIn.
—Lo que deseo es mi puño en sus caras. —dijo elevando su puño y poniéndose de pie, disfrutando como ambos se encogían en sus asientos. No hizo nada, sin embargo y sacó su billetera dejando lo suficiente para pagar lo que había consumido sobre la mesa. —Espero que mueran muy pronto, bastardos. Nos vemos mañana en el trabajo, Yeol.
BaekHyun abandonó el recinto con el sonido de las risas de sus amigos a su espalda. Sonrió a sus adentros mientras se colocaba su abrigo correctamente antes doblar la esquina; a pesar que muchas veces quería romperles el rostro a sus amigos, sabía en el fondo que esa era la manera en la que ellos demostraban cariño. Se sentía afortunado por eso.
En realidad, no era como si BaekHyun realmente odiase la navidad. Simplemente se sentía solo y patético en aquellas fechas en las que todo el mundo parecía recordar que tenía una familia con la que compartir, o una pareja con quien disfrutar un buen vaso de chocolate caliente. Se sentía nostálgico y miserable y eso lo ponía de mal humor.
Empezó a nevar suavemente al poco tiempo que llevaba esperando en la parada de bus, recordando todo lo que había dicho la noche anterior. ¿Realmente existía alguien que le había regalado doce regalos a su verdadero amor en navidad?
Bufó divertido.
—Creo que no sería capaz de soportar doce días recibiendo un regalo diferente. —susurró para sí mismo mientras observaba el autobús acercándose a lo lejos.
BaekHyun subió en cuanto el vehículo paró frente a él, sin percatarse en el muérdago que había estado sobre él en la marquesina.
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