Escribo esto para evitar caer en la locura, y si ya caigo en esa locura cerca lamento mucho aburrirte con estas historias.
Hacia un día como cualquier otro, el día era algo sombrío según mi visión del mundo aquella mañana todo parecía normal pues así se sentía en aquel ambiente todo era tranquilo hacia mi escuela junto a mi hermano, en la jornada escolar, parecía todo normal o eso creí hasta que llegó la tarde.
Recuerdo aquel día, me había enfadado con un miembro de mi familia y decidí salir de casa, se que muchos dirán es exagerado hacer tal cosa, pero a la vez me digo a mi mismo aquel día nací, llegue a una cancha deportiva cerca de mi casa, donde el enfado me hizo crecer en fuerza física, una fuerza total que no podía controlar, pues recuerdo aquella llanta grande que para varias personas se les dificulta cargar, yo la lancé con aquella fuerza, en ese momento se me acercó un hombre del cual por culpa de la insensatez y la ira que me agobiaban en aquel momento caí en duda si hablar o no con el, el de dirigió a mí como “niño” cosa que en ese momento no me importó dialogamos un momento hasta que el empezó a ganar confianza de mi.
-Tienes gran fuerza, dijo aquel hombre como si me conociera
-no tengo fuerza señor, es solo que me moleste por una acción en mi hogar y eso provocó que lancé tal objeto, lamento si lo he decepcionado.
-Sabes te puedo guiar, tal fuerza no es mala, no es buena si no la sabes usar, pero si te enseño técnicas donde te muestre la realidad de la fuerza eso te podría ayudar.
Emocionado le respondí -en serio me enseñará a controlarla, que bien.
-ah, es cierto, pero solo son técnicas, que nunca debes usar con tu familia.
A eso respondí -lo prometo.
Al siguiente día llegué emocionado por saber cómo iba a ser tal entrenamiento, pero por alguna razón el me estaba esperando con varias pruebas que no puedo mencionar, pues a su vez el me había engañado, en los primeros doce días aquel hombre solo me entreno en fuerza física, a lo cual le dije -esto es una tortura señor, soy apenas un niño y ya me hace hacer toda esta actividad física, sabe usted que todo tiene sus límites ¿Verdad?
-si, lo sé, pero admítelo tu resistencia subió desde el momento en el que empezaste a entrenar, solo faltan dos días más y te enseñaré aquellas técnicas que te iba a mostrar.
Pasando los dos días volví al lugar donde nos reunimos, y vi que era cierto, no llevó consigo ningún tipo de elemento ni nada para entrenar la fuerza física, el me pidió que sea discreto con aquellas técnicas y cuáles puedo usar en un enfrentamiento o en un juego y cuáles no, sin darme cuenta me estaba convirtiendo en la misma muerte, es cierto que algunas técnicas si se usan pueden llevar a un gran problema, pues al terminar mi entrenamiento recuerdo qué he muerto más de siete veces y el mismo hombre me revivía como si la vida corriera en sus manos, me enseñó las técnicas de resurrección que usaba conmigo, y me dio la advertencia que solo puedo usarlas mientras no transcurran los 20 segundos, preguntando le a aquel hombre el por qué de las técnicas eran tan poderosas pero al mismo tiempo tan peligrosas, el solo respondió “todo inicio tiene un final, el final de los seres es cuál nadie puede predecir, pero no sería lindo decidir ” aquellas palabras me asustaron.
Al siguiente día al llegar a aquel sitio donde había aprendido formas de artes marciales no encontré a aquel hombre, solo encontré un viejo sobre que tenía mi nombre escrito, en la carta decía “hola, se que en estos momentos estás confundido por encontrar este sobre en el suelo de la cancha deportiva, lo deje justamente enterrado donde me sentaba esperando de que vallas a aquel lugar, no sé si la encuentres tú u otra persona, pero ahora puedo felizmente decirte que no fuiste un desconocido por todo el tiempo que pasamos entrenando te, eres mi discípulo ahora mismo tú tienes el control de la vida y la muerte aquel control que yo te he presentado y te he enseñado, no sé como me veas en este momento, solo se que te he enseñado , por último no sé si vallas a recordar esta frase, pero me sentiría muy feliz de que la contemplen “la vida tiene un curso fijó, no importa como, siempre llega a su fin.”
Aquella frase me gustó, pero en aquel momento no entendí muy bien el por qué de la carta, no sabia como continuar con aquel entrenamiento no sabría cómo seguir, fue allí donde decidí seguir mi propio camino y entrenar en el mundo como más pueda, “soy capaz” me dije a mi mismo, creo que soy muy impaciente, eso es lo primero que debo cambiar