Ya con la niña y Bianca dentro del vehículo, recordé que en el auto de la familia de la pequeña, recogí munición de sus rifles, pero me olvidé de algo... ¡No tomé los rifles!
Me aseguré de decirle a Bianca que distrajera a la chiquilla para que no vea que me estaba dirigiendo hacia los cuerpos de su padre y de su abuelo, supuse que ella no reconocerá que las armas son de ellos, por lo tanto fui a recogerlas.
Tomé los rifles y me dirigí hacia la casa rodante.
Al llegar, dejé las armas en el suelo antes de entrar al coche, tomé el bidón de gasolina, con la satisfacción de que logré llenarlo casi hasta arriba, y lo introduje en el agujero para llenarlo de combustible. Al terminar de llenar el tanque, puse el bidón en la cajuela de atrás y entré al vehículo, listo para partir.
Al entrar al coche con las armas, vi que Bianca estaba hablando con la pequeña en el sofá grande, pero al escuchar el sonido de la puerta, las dos chicas me miraron. Bianca, al estar de espalda, se dio la vuelta, mientras que la niña sólo inclinó la cabeza hacia la derecha, ya que estaba de frente.
—¿Qué tal? ¿Ya se conocieron?
—Hmm, podría decirse que sí —me respondió Bianca.
—Ella dijo que podía ser su amiga —dijo la pequeña.
—Sin dudas lo será —solté. En ese entonces miro a Bianca, pero seguía hablándole a la pequeña—. Tienes delante a una persona de gran corazón.
Bianca me mostró una sonrisa algo tímida, se notaba que aún pensaba en lo sucedido.
—Se llama Victoria, pero le pregunté si le podíamos decir Vicky, y le gustó así que...
—Lindo nombre —exclamé.
—¡Gracias! —aludió mientras miraba a Bianca.
—Oye, Bianca, ¿te sientes mejor? —pregunté.
—Sí, mucho mejor. Gracias —respondió.
Luego de la charla, me acomodé en el asiento del conductor, me abroché el cinturón de seguridad y encendí el camión con las llaves. Próxima parada, Euro-
—¿Crees que mi papi haya ido lejos? —exclamó la pequeña, interrumpiendo mis pensamientos.
Mierda... le dije que la ayudaría a encontrar a su familia. En qué lío me había metido.
—No, cariño. Ya... ya lo encontraremos.
—¿Lo prometes?
Lo que faltaba, esa pregunta me heló la sangre, no sabía que responder. Al estar en el asiento del conductor mirando hacia las ventanas, por suerte la pequeña no miró mi expresión facial, que no era nada más que un lamento. Tragué un poco de saliva y antes de poder decirle algo, Bianca me interrumpe cambiándole de tema.
—Oye, ¿no tienes muñecas o algo para divertirte? Podría ser un viaje largo. Tengo una libreta en mi mochila, y un lápiz, tal vez te gustaría dibujar algo.
—¡Sí! —respondió felizmente la pequeña.
Gracias, Bianca. Me has salvado de un incómodo momento. Las chicas fueron a lo suyo, mientras yo, ya con el indicador de gasolina casi en "full" (lleno), arranqué.
Mientras conducía, pensaba profundamente cuánto podría durar la mentira de que estamos buscando al padre de Victoria. ¿En serio pude ser tan cruel, tan mala persona, tan malvado con una pobre niña? ¿Me guardaré el secreto hasta que muera? ¿O Victoria lo descubrirá antes?
No... cuando crezca, se dará cuenta que no verá a su familia nunca más... ¿Y si el padre y el abuelo eran lo único que le quedaba? Todo estaba muy mal. ¿Tuve que haberle dicho la verdad? ¿Cómo le hacía saber a una pequeña niña que su familia ha muerto? No tuve el valor, y no lo tendré.
Pero dejé de pensar en eso y me enfoqué en otra cosa. ¿Cómo llegar a Europa? Teníamos dos posibles opciones: Por vía aérea, o por vía marítima. Un barco o un helicóptero, un crucero o una avioneta, mientras pudiéramos irnos de aquí, todo servía. Sólo que había un problema, y uno muy grande... no sabía manejar ninguno, pero pensaba en que podría intentar con algo muy básico, quizás una lancha, es mucho más pequeña que un barco, ¿qué tan difícil podría ser manejar una lancha?
Sin embargo, había otra cosa más en la que pensar: nuestro próximo destino, ¿un puerto o un aeropuerto? Convencía más el puerto, ¿no? Aunque podía conseguir a alguien que pueda pilotear una avioneta... Pero lo dudé demasiado... esa persona tenía que ser muy buena como para hacer semejante cosa, o tendría que tener el mismo objetivo que el nuestro, ir a Europa. Al pensar todas las opciones, decidí mejor probar con ir al puerto.
Minutos después de pensar bastante, decidí echarle un ojo a lo que hacían Bianca y Victoria. Mientras la más pequeña dibujaba, Bianca contemplaba lo que estaba haciendo la chiquilla. La niña parecía muy feliz a pesar de todo, parecía que Bianca estaba haciendo un buen trabajo.
Editado: 13.05.2018