Nadie Cómo Tú ♡

Capítulo 1 ♡

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«—Todos hablan de la libertad, pero cuando ven a alguien libre se espantan»
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—¿Estas feliz por el ascenso?— preguntó Erika.
 

Esa pregunta ofende.
 

—Obvio que estoy feliz, pero es una sensación…—intente hablar, pero me detuvo:
 

—Como agridulce— completo por mí—. Es normal que te sientas asi, pero la pregunta del momento. ¿Estas preparada para eso?
 

Una presión en mi pecho se acentuó dándome un toque amargo e irritable. Hace unos minutos el jefe me dio la noticia de que sería su nueva secretaria, salvo si yo lo decidía. Es una oportunidad increíble, pero para todos… no tanto.
 

—De si o si tengo que estarlo, me sorprende que me eligiera a mí en vez de ti.
 

Erika se encoge de hombros mostrando indiferencia.
 

—Algo tuve que haber hecho para que mi lista se manchara. Además tu eres muy buena, no me sorprendería si después te vuelves mano derecha de el— comenta.
 

Fruncí el ceño.
 

—¿Y eso no es lo que voy hacer si acepto?— pregunto confundida.
 

Se rasca la nuca y me lanza una mirada de: “¿te las estas tirando de estúpida?” mientras bufaba.
 

—Me refiero de que seas de confianza, esos que son inquebrantables. 
 

Negué por la estupidez que dijo. Si voy hacer secretaria del Gerente General vamos a forjar confianza, de que yo esté dispuesto a hacerle lo que el pida,  y que el entienda mis límites. De eso se basa, y si voy a aceptar, me voy a volver de manera inconsciente muy cercana a ese adonis.
 

El jefe se esta gran empresa, de nombre M&J, es todo un monumento. En pocas palabras: un cliché de historia, de ese rico y bueno y multimillonario empresario joven que tiene a todas empapadas de la manera erótica.  Hay fotos de el por todo el edificio y en cada paso que doy escucho los murmullos de las chicas. Según se, y lo que he averiguado (por que una no se puede quedar quieta y siempre la mata el chisme) de que tiene 24 años, soltero, de vez en cuando se le ve con una chica pero hasta allí. Dándole un título índole de mujeriego. Sufrió un accidente cuando tenía dieciocho años y hasta ahorita— según comenta porque no lo he visto en persona— de que es un malhumorado, siempre anda irritable y es mejor no dirigirle la palabra salvo si es necesario.
 

Erika se retira y me deja sola en planta baja. Soy la supervisora de entrada, de esa que se encarga en darles carnet a personas que vienen e informar a los que están en los pisos de arriba de que esta equis persona.
 

El dia está solo, nadie entra y son pocos lo que se van. Debe de estar muy bueno y debe de tener mucha movilidad,  tanto para que nadie, a esta hora, se hubiese marchado.
 

Escuche por ahí, las malas lenguas, que la empresa está por firmar algo importantísimo, tan importante y millonario que hasta pueden ser subidos los sueldos. Aunque todo no nos quejamos por lo que nos dan, está muy bueno nuestro arreglo; por eso no hay queja alguna.
 

Suspire. Me siento cansada aun asi este en una silla, pero estar todo el dia recta y con la cara seria no es lo mío, pero es lo que más me apasiona, según mis padres: eso era lo que quería desde siempre. Pero no me acuerdo.
 

¿Por qué no me acuerdo?
 

Un tema delicado que voy a explicar a continuación:
 

Tuve un accidente automovilístico hace unos años atrás, perdí la memoria completamente y gracias a terapias y años en sesiones fui recordando poco a poco. Al principio, cuando me desperté en esa camilla y vendada hasta los pelos me encontré con quienes me decía ser mis padres,  yo no los recordaba, ni sabía mi nombre, posterior a eso sufrí un shock emocional por tanto estrés, todas las informaciones me hacían mal y generaban que mi cerebro colapsar hablando literalmente. Los doctores me fueron explicando que como estoy en compañía de esos desconocidos, iba a ir recuperando momentos con ellos, fue difícil y no hay que negarlo. Cada vez que mi “madre” me levantaba con un beso, o mi “padre” con un abrazo y mi “hermano” queriendo jugar conmigo me hacían sentir fuera de lugar, incomoda. Pero gracias a Dios y los recuerdos, no tanto pero los recuerdo.
 

Erika ha sido mi amiga “de toda la vida”, y cada vez que puede me recuerda un poco como fui. Según era muy cariñosa y engreída, que usaba mi belleza de una manera tímidamente- pervertida ocasionando una explosión de testosterona.
 

No me han dicho si tuve pareja, siempre cuand toco ese tema me evitan o intentan evadirlo a como diese de lugar, no entiendo si lo mejor es poder ser la chica que era antes, sé que quedan muy pocas esperanzas, pero todavía no pierdo la fe.
 

Eso sí, hay algo que me atormenta todas las noches.
 

Siempre en las noches me atormenta un sinfín momentos que se sienten tan reales. Son collages que me llegan  y me dejan confusa, aturdida y con ganas de saber más. 
 

Lo que sueño son cosas realmente bonitas y memorables. Un joven, de cuerpo atlético y vos seductora inundan mi mente, nunca puedo ver la cara, pero siento todo muy vivido. Algo asi como un deja vu. Eso tuvo que haberme pasado antes del accidente, y quiero averiguar quién es. ¿Pero dónde estará ese chico misterioso? ¿Dónde estará ese chico que me dejas con ganas de más?
 

Veo a Ezequiel acercarse con cara de felicidad, lo más probable es que este en su descanso y como buen amigo que es me acompaña en este tipo de tiempo que estoy sola, solo me acompañan los carros en la autovía.
 

—Hola, Mica— me saluda efusivo. Expande sus brazos y me retiene fuera del mostrador, provocando que mi abdomen choque con la madera.
 

—Hola, Eze— le saludo separándome y sobando mi barriga.
 

Suspira derrotado y me mira apenado.
 




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