Capítulo Tres.
Solo se vive una vez.
Miami, Florida.
3 de junio del 2021.
1 mes atrás…
Remitente: Daryl Clifford G.
Destinatario: Daryl del pasado.
Ya no es divertido cumplir la mayoría de edad cuando, al soplar la vela, mi primer deseo es volver a ser un niño.
Jamás imaginé que la adultez tocaría mi puerta demasiado pronto, pues aunque no lo creas, todavía no estoy preparado para convertirme en un hombre maduro.
Pensar tanto en el futuro me está consumiendo. Las preguntas siempre son las mismas: ¿Mi mamá seguirá con vida y salud para cargar a sus nietos cuando nazcan? ¿Acaso yo viviré lo suficiente para acompañar a mis hijos y a mi esposa cuando me necesiten? ¿Mis hermanos y yo seguiremos siendo los mejores amigos de siempre a pesar de que cada uno haga su vida por separado? ¿Seré un hombre rico trabajando en algo que me haga sentir miserable o viviré del salario mínimo mientras me dedico a lo que me gusta?
Estoy rodeado de mucha gente que suma en mi vida. Mis amigos me quieren y me respetan y cada día me siento más dichoso de ser novio de la mujer que siempre me ha gustado; sin embargo, hay momentos como este en los que siento que soy todo y nada a la vez. Como decía un libro, al final todo silencio que se detona regresa a lo que era: silencio.
También me equivoco, como cualquier ser humano. He puesto a otros como prioridad; de esa manera, dejo que ellos decidan lo que me conviene, antes de tomar decisiones que lastimen a las personas que quiero.
Se me hace fácil fingir una sonrisa ante la sociedad y demostrarles que por ser el hombre, todo aparenta que no hay nada malo en mí. No obstante, hago cosas malas que parecen buenas y mi necedad ha alejado a todas las personas que solo querían salvarme de la tempestad.
Cada momento que pasamos valió la pena. Cuando jugaba con mis amigos a las canicas hasta que caía la noche, cuando me arrullabas con mi madre hasta quedarnos dormidos, cuando le juré amistad eterna con los chicos que al día de hoy ya no hablas, las inocentes cartas de amor que le enviaba a la chica que me gustaba y por supuesto, cuando lanzaba aviones de papel por la escuela o por el tejado, sin preocuparme por el celular, por el internet o por lo que iba a venir después.
Sé que no tuviste tiempo para apreciar lo bueno que tenías, pero eso no quiere decir que vayas a olvidar el día y el lugar donde fuiste el niño más feliz.
Si eso pasa, no te asustes. Yo siempre estaré contigo, así como algo de ti se ha venido conmigo.
Daryl Clifford.
⭒ ⭒ ⭒
Beverly Hills, California.
15 de julio del 2021 (Actualidad).
DARYL CLIFFORD.
Siendo el día tan bonito, me despedí de mis hermanos y salí a mi entrevista de trabajo. Me llevé mi libro para aprovechar que iba a pasar por el parque para hacer mi actividad favorita: Leer por lo menos tres capítulos de un libro o alimentar a los patos mientras miraba el atardecer y escuchaba algo de música.
Liam y yo habíamos quedado de vernos a las dos de la tarde para contarle como me había ido en mi entrevista de trabajo. Nos íbamos a poner al día, ya que por fin había regresado de mis vacaciones en Miami. En la mañana me dijo que necesitaba arreglar unos documentos correspondientes a los trámites de matrícula para el último año escolar. El instituto de Beverly Hills, donde estudiamos juntos durante cinco años y compartimos la mayoría de materias, ya había abierto sus puertas para que los estudiantes se matriculen en su prestigiosa institución.
Aunque las matrículas estaban abiertas desde el quince de julio hasta el veinticinco de julio, Liam y Hanna optaron por matricularse el primer día. En cambio yo esperaría hasta la semana que viene, para tener tiempo de arreglar y organizar mis documentos.
Mientras conducía mi bicicleta, se me vinieron a la mente todos los recuerdos de las vacaciones.
A todos nos han dicho alguna vez que viajar es una experiencia increíble puesto que, conocer otras ciudades o países purifica tu salud mental y te motiva a salir de tu antigua rutina.
Y no vengo con intenciones de contradecir ese pensamiento. Desde hace meses que había soñado con darme unas buenas vacaciones en las calurosas playas de Miami, sin Internet, videojuegos ni ningún dispositivo tecnológico que me distrajera. Nada parecía estar mal en esas vacaciones; mi curso de verano y mis caminatas por la playa antes de que cayera el anochecer, se habían convertido en algo más que una terapia para reducir el estrés. Sin embargo, como todo lo bueno tiene que terminar, y mamá ya nos había enseñado los boletos para volver a casa, ya no era divertido darle la razón al resto.
No es porque me duela tener que decirle adiós a mi holgazanería y me sienta forzado a volver a la normalidad, donde trato de fingir que todo está marchando relativamente "de maravilla". A decir verdad, siempre he pensado que la vida solo se vive una vez y que todas las cosas por más que sean buenas, tienen que terminar. Es solo que no lograba comprender... ¿Cómo volvería a afrontar la realidad en la que vi morir a un ser querido de forma muy cruel?
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Editado: 28.01.2024