Nadie necesita saber

Comentarios hirientes

La conversación nocturna terminó más pronto de lo que ambos esperaban. Emil fue el primero que aparentemente se quedó dormido, sin embargo, en poco tiempo empezó a estornudar a causa de lo polvorienta que estaba la alfombra enrollada. Niels ni siquiera podía pegar un ojo, porque era más temprano de lo que solía dormir, además… ¿no se supone que en las pijamadas se duerme hasta el amanecer? En fin, ya era demasiado tarde para expresar esa pregunta (que más bien era una exigencia) a sus amigos.

Y los estornudos de su gran amigo le sirvieron como excusa para decir con discreción “¡Oye, yo también estoy despierto!”.

—¿Por qué no vas por papel al baño?

—¿Te desperté? Lo siento tanto… Creo que terminaré yendo al baño a por papel…

—Descuida, no estaba dormido. Yo te acompaño.

—No, no. Es mejor que duermas.

—Amigo, apenas son la una de la mañana. ¿Qué te hace pensar que me iré a dormir tan temprano? A esta hora apenas empieza mi vida.

No le dejó reprochar nada y se levantó de la cama. Tan pronto como acercó su mano al picaporte, Emil se levantó con rapidez de la cama, procurando no mover tan fuerte los colchones y tomó el brazo de Niels. Tenía el presentimiento de que este abriría la puerta con tal crueldad que despertaría a todos ¿y quién cómo Emil para hacer las cosas como si no las hubiera hecho? Quizá tardó unos dos minutos en girar por completo el picaporte y abrir la puerta un poquito, luego la abrió por completo lo más rápido posible para evitar cualquier rechinido.

Esa destreza que tenían las manos de Emil dejó boquiabierto a su amigo. Apenas iba a dejar escapar un “¡wow!” cuando Emil le cubrió la boca y lo llevó fuera. Lo siguiente que hizo fue alejarse de la entrada de la habitación y encender el flash de su teléfono.

—¿Cómo hiciste eso?

—¿Te refieres a abrir la puerta como si no lo hubiera hecho?

Niels asintió.

—Es fácil. Lo hago cuando olvido el cargador de mi celular en la sala y es la hora de dormir, pero yo sigo un ratito despierto… —sonrió— Estoy hallando la manera de tomar algo del refrigerador o algunos dulces sin que ellos se den cuenta.

—¿Tanta agilidad y discreción para ir por un cargador? Suena como si tus padres fueran a golpearte con palos si ellos llegaran a descubrir que bajaste por ello en horas de sueño. ¿No es más fácil decir que tenías sed y bajaste por agua?

El chico de cabello rizado cruzó sus brazos, ladeó la cabeza y torció la boca.

—¿Te parece que mis padres creerán tal tontería mientras estoy en la sala, con un cargador en las manos y el teléfono atorado en el pantalón, con el flash encendido? No lo harán y aunque de verdad fuera a la cocina por agua a esa hora, tampoco me creerían. Ellos no creerán lo que hago.

—Eso suena mal… ¿Por qué no te creerían?

—Solo creerán lo que ven sus ojos en ese preciso momento y en lo más malo que se les cruce por la cabeza.

Se sentía un tanto mal por Emil, pero, por otra parte, le tenía un tanto de envidia, en especial porque pensaba que sus padres se enfadarían por el motivo de que Emil no descansaría las horas necesarias por estar despierto a tales horas y con un cargador en las manos.

—¿Qué tan tarde te duermes, Emil?

—Los días de escuela duermo a las 10:00 pm y los fines de semana una hora más tarde.

Su respuesta provocó un choque eléctrico en el corazón de Niels, llamado Ternura. El adolescente de apariencia rebelde le acarició sus rizos.

—Qué lindo.

—¿Qué tiene eso de lindo…? Dormir después de las doce es perder horas de sueño.

—Entonces yo las despilfarro. El despilfarro solo y sin temor a que me atrapen, pero hoy las estoy despilfarrando contigo.

Emil levantó los hombros, sorprendido por la respuesta de su compañero y su flash se apagó por el tiempo que llevaba encendido. Niels tenía razón, era tarde y ellos hablaban como tontos fuera de la habitación. Solo irían por papel y terminaron hablando de la vida. Para cuando quiso regresar a la cama, Niels se lo impidió, pues lo obligó a ir por el papel y luego lo llenó de excusas, como que lo acompañara a la cocina por agua.

Esa excusa de ir por agua terminó en algo más… en algo como llevar a Emil al patio de los Dahl y acostarse ahí a ver el cielo nocturno. A contemplar las estrellas y las historias que Niels inventaba tontamente sobre ellas, que hacían reír a Emil. Cuando las historias de las estrellas se terminaron y el sueño se acumuló sobre los párpados de los dos (en especial sobre los de Emil), el chico de los rizos no podía desaprovechar su oportunidad, la razón por la que estaba ahí, por la que hizo la pijamada.

—Las historias sobre las estrellas son magníficas, pero quisiera escuchar otras historias.

—¿Sobre la luna? ¿El amanecer?

—Sobre ti, Niels. ¿Por qué parece que le guardas resentimiento a tu padre?

—Mi padre es reconocido por su esfuerzo, por todo lo que ha logrado tener en sus manos por el Ajedrez. Solo mi madre y yo sabemos lo que el juego le ha quitado.

—¿Y qué es eso?



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En el texto hay: boyxboy, academia, amorimposibe

Editado: 26.10.2021

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