—Shikamaru-san estamos por llegar —le avisó el Hyuga, que aunque oyó la conversación se limitó a no preguntar, no era su asunto después de todo.
—ya saben lo que tienen que hacer. —Shikamaru solo ve que asienten con la cabeza.
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Al llegar se reúnen con los ninjas de la arena.
Ino quiso disculparse, más que nada por educación y claro también... para evitar problemas. —Oye, Kit...
—Yo guiaré —interrumpió Kitsune, sin darle oportunidad a Ino.
No tenía tiempo para el número de la rubia... pero no es como si ella deseara hacerlo y eso le constaba al anbu, que sin decir nada más se puso en marcha, siendo seguido por los demás.
Ya llegada la noche.
—Pararemos aquí a descansar —dijo Shikamaru, que se había detenido en un pequeño claro.
El joven anbu observando el lugar asintió —de acuerdo —sacó un pergamino
—Tsurugo hazte cargo aquí —ordenó lanzándoselo al peliazul.
—Entendido —responde al tiempo que atrapa el pergamino, viendo como Kitsune se encamina hacia el bosque.
—¿A dónde va? —preguntó Chouji curioso, con su típica bolsa de papas fritas en mano.
—Al boss le gusta el silencio antes de dormir, para despejar su mente —aclaró Saki sin darle mucha importancia al asunto.
Mientras Tsurugo abre el pergamino... haciendo unos signos con la mano, apareciendo una casa de madera con un diseño tradicional *** parecida a los de Yamato***
—Pueden quedarse en el primer piso. ¡Vamos, Saki! —dijo el peliazul mientras se adentraba en la casa.
—Hai, nos vemos —se despidió, dejando a los ninjas de Konoha sorprendidos.
Entraron sigilosos —Wow que lujo —admiró Ino maravillándose con el lugar que por fuera parecía modesto pero por dentro era otra cosa; sobre todo un par de sofás en la sala de estar, que al tocarlos parecían de seda... que te daban ganas de caer dormido hay mismo.
—Parece que es un niño rico que no puede evitar lucirse —interrumpió el pelinegro los pensamientos de la rubia que quería seguir explorando, pero… antes de continuar su recorrido...
—Oigan vean esto —llamó Chouji que buscaba la cocina en ese lugar.
—¿Qué pasa? —La rubia se acercó a su compañero que se encontraba frente a una puerta extraña.
—¿Qué es eso?, ¿Porque está todo oscuro? —se preguntó el pelinegro extrañado.
—¡Fíjate bien Shikamaru, eso se mueve! —exclamó asqueada la rubia— Parece que... son miles de gusanos negros —retrocedió ante sus propias palabras.
—¿Gusanos? —Chouji por alguna razón sintió la necesidad de tocarlos pero es detenido.
—¡Ahhh! —se escuchó un grito de la segunda planta, era el pelirrojo corriendo hacia los ninjas— Casi lo olvido, no toquen las puertas oscuras —advirtió con la respiración algo agitada.
—Ni loca lo haría, son asquerosas —dijo Ino volviendo a la sala.
—¿Llegaste a tiempo? —preguntó burlón el peliazul apareciendo detrás de Saki.
—¡Cállate Tsurugo! Si sabías que lo olvide ¿Porque no lo mencionaste antes? —reclamó molesto.
—Es tu responsabilidad cuando estamos dentro —se defendió cruzándose de brazos— Pero creo que has perdido a uno —dijo señalando a los ninjas.
—¿Qué? —miró hacia el primer piso— ¿Quién falta? —preguntó preocupado y con un poco de desesperación en su voz, reacción que los ninjas notaron...
«¿Qué había del otro lado para perturbar al pelirrojo de esa manera?», pensaba Shikamaru.
—El chico Hyuga —respondió Tsurugo.
—No me digas que fue... —Puso sus manos en su cabeza, era su fin, Kitsune lo iba a castigar o peor lo iba a matar por su descuido. Se imaginó muchas formas en que sería torturado antes de hacerlo.
—Tranquilo. —Al verlo tan desesperado, decidió dejar de atormentarlo— parece que acompaño a Kitsune al bosque.
Ese comentario puso en alerta a Shikamaru, Chouji e Ino, ¿La razón?... pues que el Hyuga se había ido en dirección contraria a la de Kitsune, para no levantar sospechas… cosa que al parecer fue inútil... ahora, ¿Cómo lo sabía?... la única conclusión a la que llegó el Nara era que el peliazul también era un sensor, pero ¿No se suponía que era solo un genin? El Hyuga tenía nivel jounin.
—¿Al boss? —suspiró aliviado– Supongo que eso es mejor a que eso se lo haya tragado
—¿Qué es eso?, ¿A qué te refieres con tragado? —preguntó la rubia «acaso eso tenía vida», pensó.
—Solo aléjense no necesitan saber —dijo mientras se dirigía con Tsurugo— Por cierto... al Hyuga no lo esperen despiertos, parece que pasara la noche afuera —dice con una sonrisa burlona.
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Editado: 02.12.2018