Capitulo 7

Capítulo 7

Tan oscuridad había en este inhóspito y desconocido lugar, tan abundante de negrura que no parecía tener fin, estremeciendo levemente al joven peligris.

El muchacho se encontraba distraído, recordando cómo iba enfrentarse al enemigo para defender a su compañera hasta que….

La oscuridad tomo el control y lo adormeció mas no importo, a pesar de la negrura que rodeaba el entorno, sintió algo familiar este lugar se sentía como un hogar más, no obstante, sus ojos captaron un destello pupilar observándolos fijamente.

Sus ojos ónix captaron a un hombre encapuchado, sus ojos grises con una leve luminiscencia chocaron con el suyo, al igual que el joven, usaba una máscara que oculto la mitad de su rostro.

Durante unos minutos se mantuvieron en silencio, mirándose fijamente los ojos, dos miradas tan diferentes, pero al final de todo, iguales.

La mirada del mayor parecía haber visto mariposas distraídas que han fallecido en sus miradas que las estrellas no alumbraron nada.

Por otro lado, las miradas del joven desprendían un dolor leve, pero las estrellas brillaban intensamente, detrás del niño había figuras fantasmales observándolo con una sonrisa orgullosa, en señal de que todavía estaban acompañándolo, siendo lo contrario del encapuchado quien en su soledad era la ausencia de las cálidas miradas.

Nadie logra engañar al corazón cuando miramos fijamente a los ojos.

No obstante, lo que parecía ser un infinito silencio fue corrompido por el sonido de la voz del joven.

—¿Quién eres? —Le pregunto cauteloso.

El hombre no respondió, su repuesta fue un suspiro cansador, parecía…. Aliviado.

—No volveré a preguntar de nuevo ¿Quién eres? —reitero la pregunta con claras amenazas, ignorando por completo la apariencia imponente del contrario.

—Me pregunto…—suspiro, sus labios se contrajeron formando una sonrisa detrás de su máscara—¿Cómo ha aguantado sensei a mi yo joven e infantil? —resonó su voz grave y cansada en la abundante oscuridad.

El joven, aunque mantuvo su rostro cauteloso, sus ojos demostraron leves confusiones. 

—Debes estar confundido ¿Eh? —Con su sonrisa enfrente se acercó al muchacho, quien se puso en alerta llegando tan lejos como para ignorar su actitud, toco su hombre con ambas manos de las cuales salieron de aquella capa degastada y rota. —Es comprensible…

El joven al principio se estremeció antes el contacto del desconocido, pero por alguna razón, la presencia de aquel sujeto era familiar tan familiar que se calmó.

—¿Qué es este lugar? — pregunto con el fin de saciar su curiosidad.

El hombre sonrió y acaricio su cabello infantilmente con una sonrisa de ojo.

—Estamos en tu mente, algo asi como una conexión entre jinchuriki y bijuu — lentamente se sacó la capucha, dejando ver su puntiagudo cabello gris extrañamente igual al del joven—Es una rareza ¿Verdad?

El joven incrédulo asintió, sin siquiera poder pronunciar las palabras de asombro, pues de repente sintió que no tenía una voz, lo que alguna vez produjo el sonido de una melodiosa voz ya no existía.  Antes de que se pusiera nervioso, el mayor hablo.

—Tranquilo muchacho, todo estará bien, después de todo…. Tu momento no ha llegado— calmo el hombre, lo masajeo de una manera extrañamente paternal—Estoy aquí para brindarte un consejo

—¿Un consejo? —interrogo Kakashi.

El mayor asintió.

—Así es, escucha con atención—se puso serio, pero jamás abandono aquella aura cálida—, no dejes que la locura consuma tu corazón, que la venganza de tu alma se apodere, elijas lo que elijas jamás pierda el camino de lo llamamos correcto, recuerda la moral no es lo que nos hace más humanos si no nuestras acciones.

Tras los susurros del hombre, la oscuridad comenzó a romperse lentamente.

Brisas de aire abrazaron al joven, fantasma del pasado calmaron su pesar.

Mientras tanto, vio como el hombre que estaba frente de él, era una réplica adulta exacta de sí mismo, noto que detrás de él yacían figuras fantasmales, observándolo con una sonrisa mientras desaparecía entre la oscuridad hasta finalmente despertar en una habitación gris.

Sus ojos se movieron observando los alrededores, solo para darse cuenta que estaba solo, se masajeo la frente suavemente intentando mitigar el pequeño dolor de cabeza que sentía en estos momentos.

Apago la alarma, se levantó y acomodo la cama, fue al baño, realizo sus necesidades como limpiarse los dientes, bañarse y finalmente salió.

Suspiro.

Había olvidado el tiempo, las cicatrices del pasado no habían sanado del todo, esos errores lo perseguían, los fantasmas del pasado todavía permanecían a su lado esperando a ser vengados. Pero justo paso lo siguiente, cuando abrió las cortinas de la ventana, un resplandor dorado cegó su visión, producto del sol y quizás de cierto rubio que huía con una sonrisa radiante de alegría de unos anbus novatos que cumplían la misión de perseguir al bromista número 1 de konoha.

El peligris rápidamente desvaneció aquella sonrisa deprimida siendo remplazada por una nostálgica y con pizca de alegría.