Nathaniel

Capítulo 11

Victoria Craner

Comienza a gustarme que mi última clase sea el club, cuando la profesora no está sobre mi comportamiento hasta es agradable. He llegado quince minutos antes. Por lo que busco con que matar el tiempo. 

Tomo un cuaderno y colores, por lo que comienzo a trazar la silueta de una enredadera, los detalles en las hojas me hacen usar diferentes tonos de verde, una cosa lleva a otra y me veo realizando el boceto de un par de ojos, unos que me vuelan la mente.

Difumino azul y verde, pero no hay tono terrenal que iguale la intensidad que divise en esos escasos segundos frente a él, la manera oscura que arde el infierno en su mirada color cielo, ni mucho menos la transparencia sombría de su alma asomándose en la extraña sonrisa que forma siempre.

—Victoria.

¡Yo misma me derribo sobre el pupitre para que no vea!

—¡Ponte un maldito cascabel Nathaniel! —reclamo abochornada.

—¿Estás irritable porque no te dejó dormir tu mascota?

Me las ingenio para levantarme cerrando muy rápido el cuaderno. Cabe la posibilidad que lo haya visto aún mejor que yo.

—No, realmente no dormí por culpa de Marcus. 

ladeo la cabeza cubriendo mi cara, eso suena terrible y comprometedor. 

—¿Qué se supone que hizo?

Se inclina para quedar muy cerca.

—Fue algo que dijo, pero ya, no prestes atención. ¡esfúmate, mal aire!

Mi comentario lo divierte y en lugar de sentarse se mueve al pasillo. 

—Me saltaré la clase, ¿Vienes?

—No, tengo planes, pero diviértete.

—Te lo aseguro.

Abandona el salón despreocupado, quisiera tener la ligereza con la que se maneja, los lugares vacíos comienzan a llenarse sobre la hora de entrada. Al abrir de nueva cuenta el cuaderno por más que busco el dibujo no está, esto debe ser una pésima broma, estoy segura que dibujé justo antes de que el apareciera.

***

No es tan extraño mencionar que a la salida se encuentra Marcus Vega esperando junto a Alexander por lo que acordamos ayer, lo último que les escuche antes de acercarme con Mar y May fue 《Sabes que jamás haría algo que te afecte, solo quiero mostrarle la facultad de gastronomía a Victoria y animarla a aplicar》

Vega es un hábil mentiroso, pero un solo paso en falso y estaremos embarrados en problemas letales. Marcus me ayuda con la mochila, apartándome de mis dos amigas.

—Este es el plan, iremos a las afueras de Mirelles, el hospital psiquiátrico está al menos a dos horas de aquí —menciona bajo ya que los otros tres nos miran raro.

—Suena muy bien y todo, pero dudo que el delicado de Alexander nos dé permiso de ingresar, mucho menos si huele este extraño aroma de complicidad entre nosotros.

Justamente Alexander se acerca a nosotros tras cerrar la puerta una vez que mis compañeras subieron a su auto.

—Victoria necesito hablar contigo —informa antes de comenzar a alejarse.

—Ahora lo alcanzo joven Owens.

Avanzo tras él haciendo notorio mis nervios a Vega. Se detiene casi hasta la caseta de vigilancia de la universidad.

»¿Charla o regaño? —pregunto.

—Lo que deba ser, ¿En serio van a ver universidades? No quiero ponerme en plan aguafiestas, pero supongo que comprendes el tamaño de mi responsabilidad si a ti o alguna de las tres les sucede algo o alguien 一aniquila al hombre de ojos grises desde lejos.

—Lo entiendo Owens, solo que si ya estoy aquí afuera ¿Porqué no intentar aprovechar al máximo la oportunidad en algo que si quiero estudiar?

—Algo creíble. Solo que bueno, es que tú me parecías de las chicas más serias, pero luego Nathaniel y ahora Marcus.

—¿Qué está insinuando?

—Ha decir verdad, no sé, solo por favor sé precavida.

Me trago mis ganas de soltarle un puñetazo en la cara y solo asiento. No dijo más, pero juraría que no me creyó.

Una hora y cuarenta minutos después terminamos de desviarnos a la carretera principal de Mirelles. En mi cabeza tiene lógica, pero por segundos me envuelve ese pensamiento.

"Vienes con Marcus Vega a descubrir si Alexander Owens es un ser de otra dimensión, ¿en serio, Victoria?"

—Diremos que venimos por parte de los Owens, ¿entendido?

—¡Oh no, alto, alto, yo soy pésima mintiendo! —lo retengo por el brazo apenas estaciona.

—Que bueno que estás de acuerdo.

Baja junto con un folder en las manos y cierra la puerta esperando a que yo haga lo mismo.

—Bien, ayer por la mañana llamé desde el despacho de Alexander anunciando nuestro ingreso —explica rápido por lo bajo—. Hice el formulario de seguridad que me solicitaron y falsifique la firma de Alexander.

Mis piernas temblaron solo de pensar en todos los líos que se me vendrán encima si algo nos sale mal.

»No es la primera vez que lo hago, él me ha dado la autorización para suplirlo en algunos proyectos, me sale a la perfección.

Entramos lo más tranquilos posible. Camino recto y segura, debo fingir ser similar a él y por lo tanto no temblar por el hecho de tenerlo a lado.

El lugar es blanco, silencioso y sin vida, igual que el internado.

En fin, no tardo en acostumbrarme a los pasillos y la mirada perdida de los escasos pacientes en los jardines del otro lado de los cristales laterales hasta llegar a la recepción, la mujer detrás del escritorio nos mira mal. Yo también estaría disgustada si alguien llegase a interrumpir mi miserable existencia.

—¿Qué se les ofrece? —cuestiona al mirarnos.

—Mi nombre es Marcus Vega, ella es mi novia Victoria y vinimos a visitar a Ethan Brooks de parte de la familia Owens.

—¿Qué relación tienen con él? El sujeto es algo peligroso por lo que jamás recibe visitas sin previo aviso o autorización firmada.

Hola piso ¿Cómo estás?

Bajo la vista dejándole espacio a él para hablar sin que yo lo arruine.




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