Navidad en las trincheras

1918: Un día para recordar

Era 1918, el año del fin de la guerra, Gracias la a creación de los tanques MK. IV y de los Saint-Chamond y FT-17 los aliados iniciaron varias ofensivas a lo largo de la línea Hindenburg con brutalidad.


No solo eso, la gente ya estaba en contra de la guerra, en febrero hubo una huelga en las fábricas de municiones de artillería, cosa que hizo defenderse de los tanques algo casi imposible. 

 


La tercera batalla de Ypres fue un duro golpe a las tropas y moral alemana, lo único que mantenía al frente relativamente unido eran los conscriptos, poco a poco los campos de batalla se repetían, era como viajar en el tiempo a 1914. 
A parte, ahora los norteamericanos se habían unido desde el año pasado pero este año se unieron formalmente al frente de batalla, en especial Los US marines, Los llamados “Perros del diablo” 
El 8 de agosto él general Ferdinand Foch ordenó una ofensiva jamás vista, millones de soldados aliados y cientos de tanques avanzaron, eran de todas las nacionalidades, canadienses, americanos, franceses, australianos, belgas y británicos, ellos logaron romper la unidad del frente alemán con gran rapidez. 
En Amiens el Imperio Alemán hizo su último intento, un intento que resulto en una derrota miserable, aplastante y denigrante, la guerra se terminó oficialmente el 11 de noviembre, la guerra para acabar con todas las guerras terminó. 
En este tiempo Fritz se volvió oficial por su determinación en la defensa de su país, detuvo avances menores, pero no pudo cambiar nada, solo esperaba el final, pero este final era bueno, por fin puede reunirse con sus hijas y su esposa. 
Por su parte Leonard recibió más condecoraciones por su valentía al salvar a varios soldados y en especial a oficiales en peligro los cuales le dieron un aumento salarial, algo que Leonard no acepto por su humildad, y en la opinión de Fritz, por su estupidez. 
Desde el 11 de noviembre todos los soldados debían ir a las oficinas gubernamentales y militares para registrar su participación y recibir el cheque del salario, por fortuna el batallón improvisado de Fritz fue de los primeros en recibir paga por el 20 de noviembre. 
Después, los militares se iban a su casa, Fritz estaba feliz por esto, poco tiempo podría ver a su familia, lo que esperaba desde 1914, fue a la estación de trenes acompañado de su mejor amigo, pero el tren no los llevaba a la ciudad donde vivía la familia. 
Fritz pensó en otras opciones y ahí es cuando Leonard le señalo a los soldados que conducen camiones para llevar munición y suministros, les tuvieron que pagar, pero ya estaban en camino a Mainz. 
El trayecto no fue fácil para nada, la tierra lodosa, el frio y la nieve dificultaron el camino, el camión no daba mucha potencia por lo que en varios días tuvieron que empujar el vehículo para pasar.  
Pero el camión solo los llevo hasta el final del rio ahora congelado el 21 de noviembre, ahora los dos amigos debían arreglárselas para llegar a Mainz, primero caminaron mucho, hasta llegar a una ciudad cercana, ahí compraron abrigos para cubrirse en el trayecto. 
Continuaron con la caminata pidiendo asilo en varias ocasiones para dormir y en otras descansaron en callejones o debajo de puentes, las cosas no parecían ir bien, era el 15 de diciembre y apenas llegaron a la mitad, aun así, Leonard impulso a su amigo para no rendirse. 
Fritz le hizo caso y continuó, varias veces tuvieron que defenderse de asaltantes, comer ratas o no comer, vieron la desgracia de la guerra en los civiles, muchos niños trabajaban de lo que podían, las madres salían a pedir comida o dinero, Leonard siempre daba todo lo que tenía por su fe, Fritz solo daba la mitad. 
Un 21 de diciembre la niebla era abrumadora, casi no podían hacer nada y las ventiscas causaban un frio atroz que traspasaba los abrigos, ese 21 de diciembre el sol apenas iluminaba, ni siquiera sabían qué hora era, y tampoco si estaban caminando en el rumbo correcto, solo que Fritz tenía suficiente comida para una semana. 
El camino se volvía cada vez más difícil, subieron una colina de la cual Fritz no recordaba su existencia, Leonard empezó a rezar, algo que hace en situaciones que ve casi imposibles. 
Paso tras paso se volvía más difícil, más cansado, pero era un cansancio muy particular, era como si lo que se cansará no fuese el cuerpo, sino el alma, el espíritu, algo cuanto menos preocupante para el oficial, era consciente de muchas cosas que vio en las navidades pasadas eran sobrenaturales. 
Pronto se hizo de noche, ambos amigos pararon donde suponían era un árbol, no tenían nada para hacer una fogata, y para refugiarse solo el escudo, esa noche fue una de las peores que haya vivido, pero Leonard estaba bien, con frio, pero un espíritu alegre. 
El clima no mejoró, tenían que seguir marchando con las mismas ventiscas que antes, llego un momento donde el zumbido del viento entre los pocos y muertos árboles de la zona parecían palabras que le incitaban a detenerse y dejarse morir en la nieve. 
Pero Leonard una vez más fue su ángel, le pidió que rezarán los dos juntos, a partir del quinto padre nuestro Fritz se sintió mejor, recordó a la familia que los espera a llegar y el no decepcionarlos. 
El 23 de diciembre fue mucho más duro, las ventiscas se amplificaron, pero ahora Fritz estaba seguro de que estaba en dirección correcta, esto por reconocer los cerros y los pequeños valles bastante lejos de su hogar, Fritz ahora veía alucinaciones de su familia afuera del camino que seguían en ese momento. 
Fritz a pesar de ello nobles hizo caso, pero Leonard vio a Jesús, la virgen María y a varios santos, pero Fritz evito que su amigo se separará y perdiera, en la noche las cosas se pusieron mucho peor que en las noches anteriores, las visiones se intensificaron, el frio también, Fritz no se daría por vencido, sobrevivió cinco años de guerra y un invierno muy duro no lo frenaría. 
El 24 de diciembre con suerte podía avanzar unos metros, la visión era nula, tenían que entrecerrar los ojos, la nieve los llegaba más allá de la rodilla, pero se les ocurrió usar el escudo de Leonard como trineo e intentar usar sus manos para moverse. 
Esa idea funciono, era algo extraño, sí, pero gracias al tamaño del escudo y la cantidad de la nieve fue perfecto, avanzaron con normalidad durante mucho tiempo, por fortuna la comida no escaseaba así que se mantuvieron en movimiento. 
Ya en la noche Fritz y Leonard se detuvieron para descansar una última vez, el próximo día llegarían, esto lo sabía Fritz porque reconocía los lugares por los que pasaba y ambos estaban seguros de que no eran alucinaciones. 
A la media noche el frio ya no lastimaba como antes, de cierta manera ya no dolía, Fritz y Leonard pensaron que eran los últimos momentos de su vida, pero no, se les apareció una mujer completamente de balco, no como una piel pálida, era más bien como nieve, estaba vestida con un elegante atuendo de los 1400 y tenía una corona. 
Antes de que dijera algo Fritz y Leonard huyeron nuevamente usando el escudo como trineo, la mujer los persiguió parecía que intentan comunicarse con ellos, algo que para estos dos soldados no era una opción, ni de lejos, la persecución fue corta sin lugar a dudas, el espirito los inmovilizo con la nieve. 
Ambos tenían la muerte como su mayor posibilidad, pero no fue así, al parecer lo único que quería era hablar con ellos, se ha sentido muy sola y tan solo quería convivir con alguien, les dijo que tenía un castigo por haber dejado morir a un amigo en la nieve en el cual ella debía tentar y matar a los viajeros incautos por cinco días, y ellos sobrevivieron por lo que son libres de irse. 
Para ambos esto era extraño, en especial para Leonard que odia estas cosas por su religión, algo que sorprendió mucho a Fritz fue que el espíritu le menciono que él era alguien raro por lo que también atraía cosas raras, hablaron por bastante tiempo antes de despedirse, aunque no sería la última vez que se verían. 
El espíritu los dejo ir a lo que Fritz agradeció y Leonard no tanto, siguieron caminando el resto de lo que les quedaba de trayecto, el invierno seguía siendo terrible pero no como antes. 
La madrugada se hiz eterna, pero finalmente Fritz llegó a su casa, un suceso por el que llevaba esperando desde el primer día en el que se enlisto en el ejército, toco la puerta una mañana del 25 de diciembre, su esposa abrió la puerta con una sonrisa y solo eso basto para saber que todo había terminado. 
 



#6246 en Otros
#1096 en Acción
#1823 en Relatos cortos

En el texto hay: navidad, guerra, guerra mundial

Editado: 26.12.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.