Navidad Fuera del Arte

Capítulo 2

rosas-roja-azul

— ¿Qué haremos con él? —preguntó mi mamá.

— Deberíamos dejarlo en nuestra habitación mientras tanto.

— No sabía que se podían coser las cajas. — lo interrumpí mientras observaba las manos de Garry tocando la caja.

Él intentó jalar una parte del estambre para abrirlo, pero de pronto soltó un grito que me alertó y heló a mis padres

— ¡Garry! —Le arrebaté el regalo y le pedí ver su mano, se cortó, la herida estaba fea y era profunda— ¿Con qué te lastimaste?

—Yo-

— ¡Oh cielos! —Exclamó mi mamá acercándose para ver mejor— Voy por la caja de primeros auxilios.

— Y yo voy a buscar tijeras —dijo mi papá acompañándola rápidamente.


Garry se sentó en la alfombra e intentaba no ver su sangre cerrando los ojos.

Yo inspeccionaba la caja, sentándome también para colocarla en el piso frente a mí.

 

Pude diferenciar el estambre que intentó mover pues estaba manchado de sangre, ya se veía tenso (a comparación de los demás) como si alguien hubiese tirado de él desde el interior, además, parecía tener pequeñas espinas.

Aun así, lo toqué un poco con mi dedo índice, sólo por intentar algo.

— Ib. No lo toques te puedes lastimar.

— ¡Garry! — solté el regalo por la impresión, él se paró de un salto y vino a mí.

— ¡¿Estás bien?! —se arrodilló y me tomó de las manos—… ¿Qué?

— Tranquilo, no me corté. —dije intentando poner la voz más tranquila que se me ocurriera.

— Entonces por qué-

— Pasa que el estambre cambió de forma y color. Mira.

— ¿Qué? —lentamente levantó el regalo del suelo, evitando tocar su herida con él.

— Compruébalo —respondí— Aquí, te habías cortado en este pedazo —le señalé.

— Ahora es blanco, y no hay rastro de mi sangre —tocó un poco dos líneas del pedazo en cuestión— ¡Ah! ¡Rayos! —lo soltó y soltó un gemido suave, ahora se encontraba luchando muy fuerte por no desmayarse a causa de la herida.

 

Me acerqué a la caja para ver la tapa otra vez; el estambre era de nuevo grueso y rojo mezclado con el rojo de la sangre de Garry, pero cuando volví a tocarlo cambió una vez más.

De rojo a blanco y de blanco a rojo, todo dependía de quién lo tocara, esa fue la conclusión que pensé.

— Uh, cambia —comencé a ponerlo a prueba tocando más estambre, en efecto se pintaban de blanco.

— Oye, Ib.

— ¿Sí? —le respondí sin dejar de mirar los cambios de color.

— No es por apresurar, pero, quisiera que tu madre llegara con los curitas y eso. —rio un poco, intentando mirar su herida para hacerme entender.

— Cierto, ¿cómo va tu herida, Garry? —pregunté mientras dejaba la caja en el sofá.

Me mostró mientras con la otra mano tomaba la muñeca de la mano herida, seguía cerrando los ojos, observé los cortes por un momento y luego miré hacia donde se fueron mis padres. Quería ir a buscarlos, quizá necesitaban ayuda para encontrar algo.

— Déjame ver —opté por acercarme mejor y tomarlo de las muñecas.

— Pues al menos está dejando de sangrar, pero duele, y no quiero que se infecte. —movió su cabeza rápidamente haciendo una mueca de asco.

— Papá también está tardando. —intenté limpiar algo de su sangre con la manga de mi suéter.

Algo en mi mente decía ‘peligro’, algunos recuerdos querían acercarse, aunque no sabía sobre qué eran o el supuesto peligro que sentía. Suspiré.

Garry no me respondió, pero en sus ojos se veía que sentía lo que yo: en trance, pero alerta, intentando descifrar algo que no tiene ningún tipo de pista en nuestra cabeza y sin embargo estaba por ahí.

Me detuvo entonces y prosiguió a apretar su herida, observaba simultáneamente la habitación y a mí para no ver la sangre. Yo hice lo mismo, pero con intención de no recordar algo que presentía era malo. Ninguno sabía qué hacer.

De repente las ventanas y puertas comenzaron a desaparecer fundiéndose en el cemento de las paredes.

 

— ¡Garry, las paredes! —no podía creer lo que veía.

Algo dentro de mí se la pasaba advirtiendo que de esto no íbamos a poder salir.

— Las puertas, ¿pero por qué? —estaba tan sorprendido como yo.

— No lo sé —sin previo aviso, algunos recuerdos llegaron a mí— ¡PAPÁ! ¡MAMÁ! — comencé a llorar.

La desesperación no tardó en reflejarse en mi rostro. ‘La pesadilla vuelve’, es lo único que me pasó por la mente y a su vez mi voz lo soltó en un susurro muy ligero.

Imágenes de un lugar extraño se paseaban enfrente de mí como flashbacks.

Los pasillos, las pinturas con vida que te saltaban, las extremidades que salían de las paredes, Mary. 

Todo se veía tan claro como si lo tuviera enfrente igual que en ese momento, y el miedo o confusión que tuve ahí volvía a sentirlos muy vívidamente. Aunque yo sabía que estaba en el presente.

— Ay no, Ib. Mírame —se arrodilló tocando mi rostro con cuidado para secarme las lágrimas—. Pequeña, mírame.

Nuestros ojos se toparon, de un segundo a otro el trance desapareció, Garry se veía algo, ¿diferente?, nunca le vi un rostro como ese, sentí que mi corazón palpitaba fuerte.

Justamente eso me hizo reaccionar.

 

— Ah, lo siento, estoy mejor —dije suspirando y apartándome de él.

— Me alegra un poco, creo. Ib —se puso de pie y observó alrededor—. Recordé algunas cosas que-

— Sí —un escalofrío pasó por mi espalda, pero sacudí mi cabeza—. Pero ese lugar pudo haber sido un sueño.

No había duda de que ambos habíamos recordado algo que era mejor no recordar.

— ¡¿Un sueño?! Oye, todos esos recuerdos se sintieron, muy, MUY reales. Por ejemplo, esas muñecas en el cuarto, o el daño que nos hacíamos por culpa de unas rosas —posó las manos en su cabeza como intentando deshacerse de aquellas imágenes— ¡Esas mujeres que te saltaban literalmente y todo el laberinto que era el lugar!



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En el texto hay: indie horror rpg games

Editado: 17.12.2022

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