Alex estaba caminando, evitando ramas y andando entre toda esa vegetación. No podía negar que no estaba maravillada, porque lo estaba, amaba el bosque y la naturaleza, pero el problema era que estaba cansada, ya casi era medio día y no había parado ni un segundo.
De repente empezó a escuchar un sonido parecido al de una corriente de agua sonrió para sí misma y aceleró el paso. Varios minutos después se encontraba frente de un hermoso lago, volteó la cara y pudo ver una cascada, el lugar era maravilloso.
No lo pensó dos veces, se quitó la ropa y se lanzó al agua. Se sentía fresca, era gratificante. Siguió nadando perdiendo la noción del tiempo hasta que empezó a escuchar voces acercándose.
- ¡Date prisa, te juro que lo escuché! - estaba de espaldas cuando llegó donde estaba el lago y al darse la vuelta la vio – Oh, Rose.
- Hola Marce - sonrió Alex cubriéndose con las manos, estaba desnuda. – ¿Podrías…? – le hizo seña para que se volteara.
-Oh sí, disculpa. ¡Oye Patrick, detente un momento, no te acerques por favor! – gritó con la cara toda roja
- ¿¡Qué, por qué?! - gritó de vuelta, cada vez más cerca. Hasta que vio a Alex saliendo del agua, se giró rápidamente – ah, mierda, ya sé por qué.
- Ya pueden voltearse, gracias. - dijo Alex una vez que estuvo lista. - ¿Cómo me encontraron? ¿Por qué están aquí?
- Te dije que volvería.
- Y yo te dije que podía cuidarme sola.
- Yo insistí Rose, no lo castigues a él. Y te encontramos por las marcas que ibas haciendo por el camino, hasta que escuché el sonido del agua, desde ahí dejaste de hacerlas así que seguí el sonido, y voilá, aquí estabas… desnuda – eso último lo susurró, pero Alex pudo escucharlo y se sonrojó un poco.
- Ok, pues ya que tenemos agua podemos plantar, sólo hay que crear un sistema para moverla. ¿Podemos irnos? Muero de hambre.
- Claro, como gustes. Pero toma, ve comiendo algo.
- Gracias.
Llegaron al pueblo tarde en la noche, todos estaban durmiendo.
- No sé ustedes, pero yo estoy hambrienta, ¿vienen? - dijo Alex dirigiéndose a la cocina.
-Por supuesto.
Comieron algo y luego se fueron a acostar, mañana sería un día muy largo.
°*°*°*°*°*
El tiempo pasó y lograron organizarse, incluso parecían una pequeña sociedad. Habían logrado plantar, resolvieron el tema del agua y estaban sobreviviendo. Un nuevo grupo se había organizado, gracias a la propuesta de Alex, cierto tiempo un grupo de caza sale por las noches y trae animales del bosque. Otra de las cosas que habían hecho era la implementación de un sistema de riego que abastecía el pueblo y la plantación.
- Me quiero mudar.
- ¿De qué hablas Marce, a dónde irás? - Alex miraba incrédula a Marce por su repentino comentario. Estaban en el bosque, últimamente ese era su lugar favorito. Cuando se sentían presionadas o querían apartarse, iban a ese lugar, y se sentaban sobre la roca que hallaron en el bosque. Se quedaban allí y hablaban de cualquier cosa o simplemente se recostaban sobre ella a observar el paisaje. Ese era su lugar, donde podían ser ellas mismas sin ningún tipo de preocupación. El paso de los días las había acercado mucho, casi eran inseparables, se apoyaban mucho en el liderazgo del lugar.
- No sé, pero siempre me ha gustado tener privacidad y a veces me siento asfixiada. No puedo estar en mi habitación porque es como una invitación a ir a realizarme preguntas estúpidas. Necesito tiempo a solas, verdadero tiempo a solas.
- Sabes que siempre puedes venir aquí. Si quieres puedo irme y darte tu espacio - Alex no lo decía a mal, sólo quería ayudarla, pero sólo se ganó que Marce la mirara mal.
- Deja de decir estupideces, ¿quieres? No lo decía por ti, realmente eres la única con la que siento que respiro. – Alex sólo pudo observarla, no quiso responderle que también se sentía así. Escuchar las palabras de Marce ocasionó que un sentimiento cálido se apoderara de su pecho y si se es sincera consigo misma, debe decir que se sintió bien, más que bien. – No es que me esté quejando, sé mi deber, pero joder, a veces es tan agobiante.
-Te entiendo. Pero, ¿a dónde irás? No es como que tengamos una cadena de hoteles o algo por el estilo, apenas tenemos el instituto.
- Estaba pensando en la oficina que está en la tienda de ropa, puedo ambientarla y volverla mi nuevo espacio.
- ¿Y qué te hace pensar que ahí si tendrás lo que buscas?
- El simple hecho de que no queda al lado del instituto es suficiente, queda como a dos calles. Y estando solamente yo podré tener un mejor control de todo, aparte de que la tienda ya casi no es concurrida, mudamos la mayoría de las prendas al instituto.
- Bueno, es tu decisión. – dijo incorporándose sobre la roca.
- Quiero saber qué opinas.