A la mañana siguiente Alex fue la primera en despertar. Marce estaba de espaldas a ella y dormía plácidamente. Anoche le había sorprendido la propuesta de la rubia, pero lo que más le sorprendió fue verse a sí misma aceptando, ya que a Alex no le gustaba dormir con nadie y más si era a la intemperie.
Se levantó con cuidado de no hacer mucho ruido y se dispuso a caminar un poco, aún no había amanecido por completo y supuso que los demás tardarían en despertar. No se alejó mucho, caminó hasta que llegó a un árbol y se sentó recostándose de él.
El sonido de las aves, las ramas meciéndose al compás de la brisa, los rayos del sol iluminando suavemente su rostro, todo ese conjunto de sensaciones la estaba llevando a un estado de calma extrema. Cerró los ojos y suspiró suavemente, jamás se cansaría de esa paz y silencio tan gratificante. Ese lugar le recordaba a su casa, cuando estaba muy agobiada se escapaba por unos días a su cabaña del bosque, amaba ese lugar. Pronto se encontraba recordando vivencias ocurridas allí, estaba tan sumergida en sus recuerdos que no notó que alguien se acercaba.
- ¿Rose? - Eso hizo que Alex pegara un brinco y abriera los ojos de golpe.
- Joder, me asustaste.
- Lo siento, no era mi intención. – dijo Marce mientras se sentaba a su lado – ¿En qué pensabas?
- ¿Eh? – frunció el ceño.
- Es que estabas sonriendo, como si estuvieras recordando algo bueno.
- Lo era, era muy bueno.
- ¿Puedo saber qué era?
- Claro, es que este lugar me recuerda a mi hogar.
- ¿Vivías en un bosque?
- No exactamente, tengo una cabaña en uno, ese era mi lugar. Cuando estaba muy agobiada, triste o simplemente harta del mundo, me iba allí e inmediatamente todo desaparecía, sólo había paz y silencio. La soledad que había allí de cierto modo me era grata y entonces me sentía en casa.
- Te entiendo.
- ¿Sí? – dijo Alex un poco sorprendida, hasta ahora nadie entendía esa especie de “conexión” que ella tenía con la naturaleza, era extraño como un simple lugar la podía calmar tan rápido. Era como si se sumergiera en un estado de paz extrema, en el bosque sentía como si nada pudiera agobiarla, y eso le agradaba.
- Sí, cualquiera se anonaría en un lugar como este, es… increíble.
- Lo es. Oye, creo que deberíamos ir a despertar a los demás, se nos hará tarde.
- Por cierto, ¿por qué no nos despertaste?, ¿llevabas mucho tiempo despierta?
- En realidad no, sólo como una hora más o menos. Y no los desperté porque sé que estaban agotados, la noche fue algo larga.
- Bueno, gracias, supongo.
- Ven, vamos. – dijo Alex tendiéndole una mano y ayudándola a ponerse de pie.
Cuando llegaron al lugar donde estaban los demás los encontraron durmiendo, lo cual era de esperarse. Luego de despertarlos recogieron todo y se pusieron en marcha para volver al pueblo.
Una vez allí, fueron a dejar la carne en la cafetería, donde se encargarían de prepararlas y almacenarlas.
- Bien, ya pueden irse a descansar, hicieron un buen trabajo.
- Gracias – dijo Patrick, mientras salían de la cafetería rumbo al instituto a dormir.
- Oye, Marce – dijo Alex – ¿A dónde vas? – le preguntó al ver que iba en dirección opuesta al instituto.
- Aún tengo cosas pendientes, ve a descansar.
- ¿Es urgente?
- ¿Ah?
- Lo que tienes que hacer, ¿es urgente?
- No, pero…
- Nada de peros – dijo Alex interrumpiéndola – Venga, vamos a dormir – dijo tomando su mano y llevándola al instituto – supongo que tus cosas siguen aquí, ¿no?
-Sí, aún no me he mudado.
-Perfecto. - Alex la llevó hasta su “dormitorio” y la dejó en la puerta – Ahora ve a descansar, más tarde haces lo que tengas pendiente. Y no me quiero enterar de que saliste sin haber dormido antes. – le dio un apretón en la mano antes de soltarla e irse a dormir.
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Marce se despertó como 5 horas después y le agradecía a Alex que la haya prácticamente obligado a dormir. Estaba muy cansada, pero ahora se encontraba mucho mejor.
Estaba organizando todo en la oficina de la tienda de ropa, tendría que limpiar y recoger muchas cosas, pero valdría la pena. No era un espacio muy grande, pero era cómodo, había un montón de papeles regados por doquier, los estantes estaban desorganizados y las sillas estaban volteadas, había ropa tirada… en fin, era un completo lío.
Por otro lado, estaba Alex, pronto tendría que comunicarse con su gente, por lo que debe apurarse y encontrar algo relevante. En el tiempo que llevaba aquí había aprovechado y se había acercado a algunos chicos, Patrick, Frank y Marce. Y creía que ya era tiempo de empezar con las preguntas y sacarles información.