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XII

XII

- ¿Qué significa esto? – dijo Alex cruzándose de brazos.

- Rose, ¿qué estás haciendo aquí?

- Estaba buscando un sitio para mi siguiente cacería – mintió – una cosa llevó a la otra y voilá, heme aquí. Ya que fui tan amable de responder a tu pregunta, Marce, ¿puedes explicarme? – hizo un movimiento con su muñeca señalando a su alrededor.

- Acompáñame. Esperen aquí, ya vuelvo. – esto último fue dirigido a los otros dos, éstos asintieron y se adentraron en la tienda. Marce pasó por el lado de Alex y se adentró en el bosque a sabiendas que la castaña la seguía. Cuando estuvieron algunos metros separadas de los demás, Marce se detuvo y se volvió contra Alex. – Rose, yo… lo siento.

- ¿Qué sientes exactamente? ¿Haberme mentido o que lo haya descubierto? – no obtuvo respuesta. – Mensaje recibido, fuerte y claro. Sólo te diré una cosa, odio que me mientan, hubiese preferido mil veces que me dijeras que ibas a hacerlo sin importar cuánto te intentase convencer de lo contrario. Pero en vez de eso preferiste mentirme.

- ¿Acaso tu no me has mentido también? Porque dudo que hayas sido completamente transparente. – dijo Marce un poco a la defensiva.

- De hecho, sí. He mentido en dejarte creer que me conoces o sin quiera dejarte pretender que lo harás. No sabes nada de mí y eso jamás va a cambiar. – “He mentido en eso y en un millar de cosas más, pero no te vas a enterar, al menos no por ahora”- pensó.

- ¿Así serán las cosas? ¿Te vas a cerrar ante mí? – añadió Marce con seriedad y con cierto tono de tristeza en su voz.

- Sí, así serán. Si me disculpas debo volver, tengo cosas más importantes que hacer.

Marce la vio marcharse, quiso detenerla, decirle que la perdonara, contarle todo el plan e intentar convencerla de que se incluya. Quiso hacer tantas cosas para ganarse su perdón, que al final sólo se quedó allí, de pie mirando cómo se alejaba y se llevaba con ella la posibilidad de un futuro juntas. “Que putada. Bien hecho Marce, bien hecho”.

- ¿Qué ha pasado? ¿Y Rose? – dijo Beatrice en cuanto la vio regresar.

- Se ha marchado. No se lo ha tomado tan bien que digamos, así que es probable que se moleste con ustedes.

- ¿Qué hacemos, le decimos todo?

- No, todo sigue igual, ella sólo sabe de ustedes dos. Dejémoslo así, por el momento.

- Tengo curiosidad, ustedes tenían algo, ¿cierto?

Marce la miró sorprendida y Beatrice sólo sonrió divertida – ¿C-cómo?

- No diré que son obvias, porque es mentira, pero, ¿qué puedo decir? Soy muy observadora- se encogió de hombro, aun con la sonrisa tirando de sus labios.

- Digamos que había algo, pero como podrás adivinar ya ha terminado.

- ¿Y ya está? ¿Eso será todo? ¿Si la has visto bien? ¡Es un mujerón! Y eso, que no soy lesbiana, pero por ella me trasformo hasta en perro. Marce no seas idiota, está enojada, tiene sus motivos, pero algún día se le pasará y ahí entras tú, al ataque otra vez. Óyeme como que has dejado de ser mujer ¿o qué?, ¿te tengo que explicar cómo funcionan las cosas con nosotras?

- No lo sé Beatrice, no creo que se le pase así como así. Me ha dicho que detesta que le mientan y vengo yo a mentirle a la primera oportunidad. La he cagado.

- Bien fuerte mi querida amiga, bien fuerte.

- ¡Oye Marce, ¿ya te vas?! – dijo Illinois yendo hacia ellas, frunció el ceño y miró hacia los lados – ¿Dónde está Rose?

- Se ha ido al pueblo. Ya me voy, quedo al tanto, cualquier cosa me avisan y vengo en seguida. Cuídense.

- Tu igual.

Cuando estuvo de vuelta pasó frente al instituto y tuvo la tentación de pasar a ver si Alex se encontraba allí. Estuvo un rato dando vueltas en la entrada hasta que al final se decidió por ir, no perdía nada en intentarlo ¿no?

Tocó la puerta, pero no obtuvo respuesta de nadie, probó otra vez y nada. Al final decidió entrar y se encontró con una habitación vacía, Alex no estaba. Derrotada, salió y se marchó a la suya. Más tarde salió para cenar con la esperanza de toparse con ella, pero tampoco la encontró y entonces supo que no la vería hasta que ella quisiera que así fuese.

°*°*°*°*°*

El grupo de caza se estaba preparando para partir, si quería una oportunidad este era el momento. En el trascurso del día no había tenido señales de Alex, lo cual no se le hizo extraño, en lo absoluto.

Fue a la habitación donde tenían los materiales para estas ocasiones, desde la puerta se escuchaban risas, eran dos personas y una de ellas era Alex.

Marce carraspeó desde el marco de la puerta llamando la atención de ambas. – Eloísa, ¿puedes darnos un momento, por favor? – dijo sin apartar la mirada de Alex.

- Claro. Rose, te espero fuera.

- ¿Qué quieres Marce? – dijo una vez estuvieron a solas.




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