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XIII

XIII

Al salir de la habitación ninguna dijo nada, solo anduvieron en silencio, cada una metida en sus propios asuntos. Cuando llegó la hora de despedirse, puesto que estaban frente a la habitación de Alex, ésta decidió hablar.

- ¿Nos vemos luego?

Marce asintió con la cabeza, al parecer aún se encontraba sumergida entre sus pensamientos, “¿Qué tanto estará pensando?”. Alex abrió la puerta de su habitación y en cuanto vio el montón de mantas tiradas en el suelo, acomodadas en un rincón, haciéndose pasar por su cama, sintió como el peso de la noche anterior recayó sobre su cuerpo y pronto sus ojos se sintieron pesados.

La luz entraba por la ventana iluminando la estancia, debe ser un poco más del mediodía, había aguantado mucho su cansancio y ya no pudo retrasarlo más, se echó a dormir.

Unos toques en su puerta la fueron atrayendo a la realidad, de pronto se encontraba despierta, esperando que la otra persona desistiera y se marchara. Pero al contrario de eso, se volvieron más insistentes; Alex bufó y se levantó a abrir.

Era Marce, llevaba una bandeja de comida en sus manos, entró a la estancia tan pronto como Alex abrió la puerta.

- Disculpa por despertarte así, pero no has comido nada en todo el día. Te traje esto, siéntate y come. – le señaló la bandeja y luego una de las sillas que había en la estancia.

La habitación estaba prácticamente vacía, sólo estaba la “cama”, unos estantes, un escritorio y dos sillas. Ellos habían vaciado las aulas y designaron dos habitaciones para guardar todo lo demás, escritorios y sillas.

- Gracias Marce, pero no tenías de qué preocuparte, en serio, estoy bien, ni siquiera me ha dado hambre. – en ese momento el estómago de Alex gruñó ruidosamente.

- Tu vientre dice otra cosa. – Marce enarcó una ceja y sonrió.

- Bueno, no me había dado hambre. Trae acá – dijo halando una silla y extendiendo una mano hacia Marce para que le pasara la bandeja. Marce se iba a marchar, pero Alex le pidió que se quedara: puedes quedarte si quieres, no me molesta.

Marce se sentó frente a ella y la observó comer. Alex le ofreció, pero ésta se negó alegando que hacía poco que acabó de cenar.

- ¿Cenar? ¿Qué tanto llevo dormida?

- Alrededor de siete horas, debías estar agotada, lo necesitabas.

Alex sólo asintió y siguió comiendo. Al terminar puso la bandeja en el suelo y se dispuso a mirar a la persona que estaba frente a ella, quien le sostuvo la mirada expectante.

- Marce – suspiró – debemos hablar. – ella sólo asintió. – Pero sólo hay algo que decir y es que no estoy molesta, al principio sí, pero luego entendí que está bien, tal vez no tuviste la suficiente confianza para decírmelo y es que ¡nos acabamos de conocer!

- Rose, no…

Alex alzó su mano – déjame terminar – dijo interrumpiéndola – lo que sí me jodió fue que de igual manera me dejases besarte y creer que todo iba de rositas y en la primera instancia me mentiste. Lo que quiero decir es que no puedes empezar algo conmigo y mentirme al mismo tiempo. Entiendes, ¿no?

- ¿Quieres decir que no lo intentaremos?

- Exactamente eso, no puedo intentar algo con alguien que me miente a la primera oportunidad. Esto simplemente no puede ser, espero que logres entenderme.

- Está bien Rose, respetaré tu decisión. Pero quiero decirte que no estoy de acuerdo en lo más mínimo. Está bien, te mentí y no fue mi mejor decisión, pero fue la que tomé. No estoy orgullosa de ello, lo acepto, me arrepiento más no puedo cambiarla. No quiero que pienses que no te tenía confianza, no te mentí por eso, te mentí porque soy una idiota, tan simple como eso. Como te dije, respetaré tu decisión, pero eso no significa que esté de acuerdo. Nos vemos luego. – sin darle tiempo a responder se levantó de su asiento y se marchó, dejando atrás a una Alex pasmada, sinceramente no se esperaba esa reacción de su parte, de hecho, no sabía si quiera qué esperaba.

 Suspiró y tomó la bandeja entre sus manos, dispuesta a devolverla a la cocina. Luego de eso fue a hacerle una visita a Patrick.

- Hey Lissie, ¿Alguna novedad?

- Hasta ahora no. Sigue dormido. Su abdomen empezaba a presentar indicios de endurecimiento, pero lo detuvimos a tiempo.

- Está bien, por cierto, ¿Dónde está Frank?

- Le he convencido de que se fuese a dormir, no es necesario que estuviera aquí.

- Bueno. ¿Te servirá el antiveneno?

- No, me he ido por la vía natural. Me he encargado de que el área de la picadura esté desinfectada y le he echado vinagre.

- Está bien, deberías ir a descansar, yo me quedo con él.

- No hace falta que te quedes, Marce me dijo que vendría en un momento, no debe tardar.

- Ve, yo la espero acá.

Lissie pareció dudar, pero al final terminó aceptando.




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