Nexus Parte I l: El Laberinto De Las Pesadillas.

Una que siempre fue dos.

Lavanda estaba buscando algo con cierta preocupación en aquella habitación blanca vacía pero no lo encontraba. Lo único con lo que tenía contacto era con la otra Lavanda quien la observaba con atención., inmóvil en medio de la habitación.

— ¡¿Estás segura de que no hiciste eso?!— Lavanda señalo a la chica inmóvil con una expresión seria.

—Ya te dije que no— La otra chica negó con la cabeza— A mí tampoco me gustan esas cosas ¿Crees que las usaría para molestarte? Además, no es como que pueda controlar este lugar. Es la primera vez que compartimos este espacio, normalmente siempre cambiamos de lugar.

—Sí, definitivamente la usarías para molestarme— La respuesta fue tan seria que produjo una sonrisa en la Lavanda de ojos rojos.

—De verdad me conoces muy poco— La chica se cruzó de brazos, mostrándose indignada pero la Lavanda original ni lo noto, al contrario, siguió buscando con ímpetu como si aquel rostro solo estuviera escondido entre el blanco del lugar.

—No te conozco de nada, esa es la verdad— Respondió está, mirándola unos segundo por encima del hombro.

— ¿Vamos a tener esta conversación de nuevo?

—No, no tengo tiempo, tengo que salir de aquí, así que dime ¿Cómo salgo?— Dijo Lavanda.

—Yo he estado aquí mucho tiempo y no puedo salir, así que no lo sé— La chica se encogió de hombros— Solo puedo salir cuando cambiamos, o sea, cuando activas tu magia pero ahora no parece que puedas hacerlo.

— ¡Mierda!— La chica maldijo con fuerza.

Entonces la máscara volvió a emerger entre la blancura de la habitación, a lo que al instante Lavanda fue hasta ella para atraparla pero cuando la tuvo entre sus manos, al instante se evaporo lo que dejo a ambas chicas extrañadas.

Algo paso detrás, llamando la atención de ambas chicas.

La pared detrás de ellas comenzó a proyectar imágenes extrañas, distorsionadas e irreconocibles hasta que de un momento a otro, se mostraron imágenes de un par de personas que veían con atención a hacia la pantalla.  

— ¿Y eso que es? Son…— Preguntó la Lavanda original, reconociendo a ambas personas pero teniendo un ligero dolor en la cien.

—Deja de preguntarme, ya te dije que el haya estado aquí no significa que sea la ama del lugar o la que la controla o…— Dijo la chica con severidad y fue entonces que se su expresión cambio, pues acaba de reconocer a esas personas. Termino dejando caer sus brazos— Papá y mamá…

— ¡La pequeña Lavanda!— Dijo en voz alta el hombre, un tipo de mediana edad, de labios carnosos, nariz respingada y ojos de un color café oscuros. Sus cabellos eran blancos de forma natural— ¡Soy tu papá, hola! ¡Es un gusto conocerte! ¡Eres muy linda, pequeña!

— ¡Mi pequeña princesa!— Ahora fue la mujer quien hablo, una joven de ojos color verde esmeralda, labios delgados, nariz un poco fina y una tez clara. Sus largos cabellos castaños caían alrededor de su rostro.

Ambas Lavandas se pusieron a la altura, mirando las imágenes que estaban cambiando de nuevo frente a ellas entre lo que parecía estática o ruido blanco.

Esta vez las imágenes mostraron un suelo de mosaicos de cuadrados blancos y negros intercalados, manchados de sangre.

En suelo, una chica estaba tumbada mientras que Lavanda estaba sobre está, con el puño levantado y cerrado, pero tembloroso y manchado de sangre. El rostro de Lavanda denotaba ferocidad en ese momento.

— ¿C-cuándo paso eso?— Preguntó Lavanda, la de ojos verdes, confundida ante las imágenes frente a ella. No recordaba eso.

—Yo lo recuerdo…— La chica de ojos rojos miro las imágenes con seriedad— Esa chica me molestaba por mi cabello, decía que era raro. Lo había estado haciendo día con día, sin detenerse y pese a lo mucho que me queje con los adultos, nadie hacia nada… Ese día, solo explote.

— ¡Ceniza, Ceniza, Ceniza!— Había estado gritando sin control la niña mientras jaloneaba su cabello de vez en vez con fuerza.

­— ¡Ya basta!— Gritó Lavanda con fuerza, mientras se giraba hasta ella para comenzar a golpearla. No se limitó solo a jalar su cabello, de verdad estaba golpeándola, esperando que se quedara callada para siempre.

— ¡Basta, niña!— Le interrumpió una profesora, tratando de apartarla— ¡Llamaremos a tus padres!

Lavanda recordó que se había sentido mareada cuando la apartaron de la chica pero al mismo tiempo se había sentido satisfecha, feliz y con ganas de seguir y terminar con el trabajo. Sacar todo lo que la molestaba de esa asquerosa niña.

A partir de ahí comenzó a resolver todo con violencia pues todos parecían entenderla cuando la usaba.

También se dio cuenta que no era porque la orillaran, simplemente sentía un gran placer al hacerlo.

—Pero a mis padres comenzó a preocuparles eso— Aseguro Lavanda, aquella de ojos rojos, haciendo una mueca al recordar aquellos duros momentos— Así que comenzaron las molestas pruebas.

—Bueno, pequeña, estarás aquí un tiempo mientras realizamos una fotografía de tu cerebro así que tranquila, será lo más rápido posible— Le había dicho el medico mientras ella solo podía ver las paredes de aquel aparato mientras su cuerpo completo entraba en él cilindro.



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En el texto hay: pesadillas, multiverso, chicasmagicas

Editado: 29.01.2023

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