Lavanda salto muy alto y en un parpadeo formo una espada grande, que a diferencia de otras que generaba, era todavía más grande y liberaba cantidades altas de energía etérea como si de un momento a otro se hubiese prendido en alguna especie de fuego mágico.
El monstruo ataco con sus muchos látigos, tratando de evitar que se acercara pero los picos no podían atravesarla, rebotando en su armadura o bien Lavanda los cortaba con su espada con facilidad. Otros tantos los recibía sin inmutarse siquiera.
— ¡Muérete!— Grito de nuevo, entonces enterró su espada con mucha facilidad en su máscara y sin siquiera meter más fuerza, atravesó el cuerpo el monstro. Acto seguido, extrajo la espada.
Más Krajs comenzaron a moverse entre los restos, como si hubiesen estado esperando.
— ¡Vengan todos juntos!— Grito mientras sus dientes parecían haberse más grandes. Genero otra espada para su mano libre— ¡Espero que lo hagan aunque sea un poco divertido!
Lavanda fue tras ellos, atravesando Devoradores y partiendo Brazo Garra con facilidad, tanta que la chica parecía estarse divirtiendo con los cuerpos que arrastraba para formar una brocheta de cuerpos en su espada.
— ¡Basta!— Gritó Lavanda dentro de aquella sala blanca, mientras se mantenía acurrucada en el suelo, tratando de evitar mirar las imágenes de su propio cuerpo destruyendo Krajs con una sonrisa de maniática.
— ¡¿Qué tantas mierdas estas lloriqueando?!— Respondió la otra Lavanda, desde afuera mientras mataba Krajs— ¡¿No viste lo que le hizo a Gabino?! ¡¿Te ibas a quedar quieta sin hacer nada cuando tienes el poder de vengarlo, para aplastar a estos malditos monstruos?!
— ¡Seguro que no está muerto!
— ¡¿Es qué no te importa?!— Le grito la chica mientras Lavanda se encogía un poco más en el suelo.
— ¡Claro que sí!— Dijo Lavanda, derramando lágrimas.
—Pues definitivamente no lo parece— Le dijo está, con desprecio en su mirada que pese a querer dirigir a la ella, no podía, no quedando más opción que mirar a los enemigos frente a ella.
Lavanda atravesó con pura fuerza bruta el escudo de un Kraj de tipo Caballero Negro quien termino siendo empalado contra la pared con fuerza, entonces usando la otra espada corto al monstruo por la mitad como si fuera papel.
Sus ojos ya no denotaban inteligencia.
A su alrededor, el cadáver de todos los Krajs que hace solo un minuto estaban vivos, ahora yacían destrozados como si hubiesen sido pasados por una picadora de carne. La chica estaba manchada de negro por aquella asquerosa sangre.
La chica entonces miro las naves de evacuación y comenzó a correr hasta ellas, lista también para destrozarlas.
— ¡¿Qué demonios estás haciendo?!— Preguntó Lavanda, quien ya se había levantado del suelo y está golpeando la pared donde podía ver las imágenes de las naves de evacuación— ¡Detente ya! ¡Ellos no son enemigos!
— ¡Tengo que terminar con todos!— Dijo la otra, mientras una gran sonrisa se dibuja en su rostro.
Ya no podía detenerse. Tener tanto tiempo reprimidos sus instintos era peligroso.
Lavanda ya estaba cerca de la gente y antes de que pudiera caer sobre ellos, una lanza le golpeo el costado, lanzándola lejos de ahí y provocando que terminara estrellándose contra un montón de árboles cercanos.
Gabino cayó cerca de la zona de impacto y con un movimiento leve de su mano hizo que su lanza regresara a él.
Lavanda se levantó de entre los escombros y miro a su nuevo enemigo.
—No sé qué está pasando pero tienes que detenerte— Dijo Gabino, apuntándola con su lanza, entonces pudo notar aquellas partes animales que antes no estaban en el cuerpo de su compañera— ¿Qué te…? Ya veo… Tu magia ¿No?
Lavanda grito enojada.
— ¡Detente!— Insistía Lavanda, golpeando las imágenes con fuerza.
— ¡Detente tú, mierda, no ayudas en nada, ya sé que es lo que tengo que hacer!— Grito Lavanda en voz alta ante la cara de sorpresa del chico.
Lavanda corrió hasta Gabino quien evito que le cortaran la cabeza por poco, repeliéndola entonces uso su lanza para volver a pegar a la chica en el pecho y apartarla pero esta lo esquivo, a lo que sin más opción la hizo regresar para golpearla en la espalda y usando solo su Lucero, hizo que las rocas se elevaran y con ellas, la bombardeo, lanzándola hacia la derecha para terminar haciendo que el suelo se levante y la encierre en una prisión enorme de rocas.
Pero Lavanda no se detenía, golpeaba la barrera con tal fuerza que tras solo cinco impactos, logro abrirse paso entre la tierra solo para ir contra el chico que comenzó a defenderse de sus ataques por poco.
— ¡Mierda, detente!— Lavanda estaba desesperada por detenerse y sus manos sangraban debido a los golpes contra aquella pared mental. Una extraña sensación le recorrió el cuerpo, una seña de auxilio que no venía directo de ella— Eres…
La otra Lavanda era quien mando esa señal de auxilio. También quería detenerse pero se sentía tan bien, tan molesta y con tantas ganas de…
— ¡Podemos detenernos! ¡Debemos detenernos!— Grito Lavanda de nuevo, mientras lagrimas se derramaban por sus mejillas.