Nexus Parte I l: El Laberinto De Las Pesadillas.

La chica que encontró su brillo.

— ¡Tierra a Cush!— Le llamo Edward sacudiendo su mano frente a ella para sacarla de su ensoñación— ¡Te toca tirar, amor!

— ¿Eh? A-ah si— Celeste sacudió un poco su cabeza para regresar a la realidad ¿Por qué se sentía tan desconectada? Seguro que el trabajo ha requerido más atención que otras veces— Lo siento, voy…

—Venimos para no pensar en el trabajo— Le llamo la atención Diego desde la cocina.

— ¿Tú piensas en el trabajo, de todas formas?— Preguntó Alejandro, levantando una ceja en su dirección.

—No, la verdad es que no— Diego se encogió de hombros, frunciendo los labios— Pero sé que ustedes si, así que debo ser medio considerado ¿No?

Celeste sabía que Diego no veía el escribir como un trabajo así que era normal que hablara con despreocupación, además, todos ahí sabían que mientras más cosas pudiera vivir, más inspiración podría sacar para seguir escribiendo así que ese viaje podría fácilmente ser parte del trabajo.

—De todos modos ¿Ya entregaste el manuscrito?— Amapola a su lado le miro con atención a lo que este se estremeció.

— ¡V-vinimos aquí a divertirnos!— Insistió Diego, para apartar ese tema de la mesa a lo que todos comenzaron a reírse.

—Es bueno verte feliz— Señalo Edward, mostrando una sonrisa suave.

— ¿Qué dices? Como si no fuera feliz…— Señalo Celeste, regresándole una sonrisa quebrada.

—No, no, me refiero a eso pero últimamente te noto muy estresada y parece que yo no te puedo ayudar mucho— Dijo este, bajando un tanto el rostro con vergüenza a lo que esta le abrazo.

­— ¡Yo te amo mucho! Y me ayudas mucho a no volverme loca, con todo lo de la guerra y…

— ¿Guerra?— Edward se mostró confundido cuando se separaron del abrazo.

— ¿Eh?— Celeste también se mostró confundida ¿De qué estaba hablando?— No importa, olvídalo, estar en la ambulancia es como estar en una guerra la mayoría del tiempo…

—Creo que no podría entenderlo del todo…— Le dijo esté, mostrándose igual de avergonzado que al principio.

—No podría comprarlo con tu trabajo— Dijo está, pensándoselo un poco.

— ¡Tierra a Cush, te toca tirar!— Los llamo Alejandro.

— ¡Ah, ya, ya voy, perdón!— Dijo está, regresando al tablero para tomar los dados y tirar— Bien, ahora si me toca quedarme con México. No podrán comer tacos en mi guardia.

Diego se quedó a medio bocado de su taco— ¡Mierda!

—Aprovecha antes de que caiga ahí— Le apresuro Edward.

Diego comenzó a comer con velocidad.

—Solo no comas tan rápido— Le regaño Amapola, sonriendo de lado mientras lo dejaba solo en la cocina para irse a sentar con los chicos— Uy, ¿Quién ya puso edificios? Eso es de ricos.

— ¡Son míos!— Dijo Hela con emoción, mostrando aquella personalidad competitiva.

— ¡Me toca, entonces!— Gritó Alejandro tomando los dados.

La tarde de juegos estaba siendo muy divertida y podía notarse en el rostro de Celeste.

Al final, debido al calor en la cabaña tuvo que salir solo un rato a respirar y vaya que lo necesitaba. El viento frio servía para refrescarla.

Su enfermedad ya no le molestaba, la había aceptado aunque muchas veces seguía soñando en no tenerla para poder realizar su verdadero sueño. Aun así, ya no era tan seguido como antes.

Además, desde lo de su Lucero, había conseguido otro sueño…

¿Su Lucero? Instintivamente la chica fue hasta el bolsillo de su short para no encontrar nada, como esperaba.

Ni siquiera tenía los inhaladores ¿De verdad estaba enferma? No lo… Recordaba.

Recodo que había estado leyendo los libros de Diego y como que termino tocada pensando en que tener poderes elementales sería genial, sobre todo el de rayo que le había dado en ese libro.

— ¿No te hace daño estar afuera?— Preguntó Diego, tendiéndole suéter— Te lo manda Edward…

— ¿Dónde está?— La chica se asomó a su espalda, como esperando que saliera después de él.

—Ah, le toco cantar con Alejandro— Señalo Diego para pararse a su lado— Vaya, la luna esta grande.

—Sí, es muy linda— Dijo Celeste poniéndose el suéter para luego abrazarse a sí misma— Me cuesta trabajo pensar en cómo lo escribirás como una pesadilla o algo peor pero así eres tú...

— ¿Tú también piensas que soy un monstruo?— Diego dejo caer sus hombros.

—Tienen un punto, no lo puedes negar— Celeste se burló.

—Maldición, es cierto— Afirmo el chico, dejando caer sus hombros— Aunque últimamente he tenido una idea loca ¿Sabes? Algo que tiene que ver con seres de otro mundo o quizá seres mágicos, no sé, que solo buscan destruirlo todo y que al final, solo un grupo de niñas mágicas puede enfrentar ¿No suena genial? Al final les ganaran con el poderosísimo poder de la amistad.

— ¿De nuevo niñas mágicas? No ya habías escrito eso…

—Sí, pero lo ignoraron— El chico se encogió de hombros— Como sea, tengo el nombre de la plaga ¿Quieres oírlo?



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En el texto hay: pesadillas, multiverso, chicasmagicas

Editado: 29.01.2023

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