Amapola era la única consciente de lo que estaba pasando entre José y Hela debido a que había puesto en línea, algunas cámaras y con el fin de no esparcir desesperación entre sus amigos, se quedó con las grabaciones en su servidor privado.
Ella estaba destrozada pero no tenía tiempo para señalar culpables y tomando en cuenta lo que estaba pasando, necesitaba que todos sus compañeros y amigos estuvieran ahí, por las buenas o por las malas.
—Iré a traer a alguien— Amapola se puso de pie ante la mirada extrañada de Irene y su niña mágica acompañante— No tardaré.
Mientras tanto, Ulises y Rosy se mantenían en la zona segura de la ciudad, esperando que todo termine pronto. Ulises estaba bastante nervioso, más que nada porque no sabía si eran Krajs u otra cosa.
Rosy estaba más concentrada en tranquilizar al señor que le salvo la vida hace rato.
—También deberías relajarte— Rosy se acercó a él para ponerle una mano sobre su hombro— Estoy segura de que ellos podrán, sea cual sea la amenaza, ellos podrán y todos estaremos bien.
Ulises quería creer eso, pero no podía.
— ¿Quieres ayudar?
— ¡Claro que no!— Ulises negó con la cabeza— Solo estoy pensando en cómo mierda vamos a escapar si la cosa se tuerce más. Salir por el frente es riesgoso y solo se me ocurren los trenes.
—Llamaremos la atención si vamos todos— Señalo Rosy, mirando a la gente que estaba con ellos, resguardada en la habitación segura.
—Si…—Ulises no pudo decir que su intención era escapar solo con ella.
—Si tan solo no trajéramos estos estúpidos collares— Rosy de nuevo trato de forcejar con él pero no pudo hacerlo, maldiciéndose por lo bajo— Deberíamos buscar la ruta de evacuación, por si acaso.
—Esta cosa esta cerrada ¿No?...
Iba a continuar hablando, cuando la puerta de seguridad se abrió.
— ¿Amapola?— Preguntó Rosy, mirándola con sorpresa— ¿Qué haces aquí?
—Vine a buscarlos a ambos— Dijo ella, frunciendo sus labios— Necesito su ayuda para que protejan a la gente. No los hare pelear, eso lo prometo, solo necesito que evacuen a los civiles fuera de la ciudad, por si acaso.
—La cosa debe ser grave…— Señalo Rosy.
—Lo es, y entonces… Si salen, entonces serán libres, no me interpondré en su camino ¿Qué les parece?— Amapola les miraba con tal seriedad que de nuevo Ulises no pudo bromear— Tampoco quiero obligarlos a hacerlo.
— ¿Podrías?— Ulises le miro con una ceja levantada.
—Aun soy una niña mágica— Amapola le miro con mucha hostilidad, entonces saco un control— Además mientras tengan eso en sus cuellos, están a mi merced ¿Sabían que yo le instale un cartucho de una atropina? Si se inyecta todo, podría matarlos.
— ¿Qué?— Rosy toco su collar— ¡No me digas…!
—Como les dije antes, estoy harta de que nada salga como planeo, que ustedes con sus elecciones y con sus ideas estúpidas, vengan a destruir aquello en lo que… Quería creer— Amapola medio sonrió— ¿Lo harán o no?
—De verdad no viniste a negociar…—Ulises le miro con desagrado.
—Al contrario, como dije, puedo liberarlos una vez terminen— Dijo ella, sonriéndole con confianza— Soltaré el collar de forma remota y podrán largarse de aquí, libres, bueno, los perseguirán pero ¡Ey! Es mejor que nada.
Rosy se acercó a tomar su mano, cosa que Amapola no rechazo aunque eso no quito que alejara la mano con el control.
—Sé que te falle antes, sé que todos lo hemos hecho pero ya no lo haré de nuevo ¡Me ganare tu confianza con esto y después… seremos libres!— Le dijo Rosy con una gran sonrisa que Amapola solo pudo contemplar con atención— No nos veremos de nuevo así que…
Rosy quería abrazarla pero Amapola se apartó— Bien, entonces sigan adelante, por favor.
—Bueno, sí pero yo…— Comenzó Ulises, entonces Amapola le lanzo sus discos de viento, acto seguido el collar se ilumino de un tono azul— Listo, con eso podrán defenderse y cuando no haya civiles en la ciudad, los liberaré de verdad.
Amapola se fue de ahí sin mirar de nuevo hacia atrás.
—Ella… de verdad cambio.
—No puedo culparla— Rosy frunció sus labios y se giró a su compañero— Parece que no tendremos que planear algo loco ¿No es genial? Ayudemos a sacar a la gente antes de que sea tarde.
Ulises no tuvo más opción que asentir.
Amapola iba de regreso, mirando la batalla de Alejandro contra Bruno, el traidor del otro mundo mientras lograba ver a Navier peleando con fuerza contra algunos de los Krajs infiltrados y algunos de los rebeldes de The End.
Hace mucho tiempo que no se transformaba.
—No te preocupes, ellos podrán hacerlo y yo los ayudaré lo más que pueda— Había dicho su compañero, Diego, cuando ella le pregunto él porque no lo dejaba, tomando en cuenta sus circunstancias, su falta de poder el daño que siempre terminaba recibir.
—Pero tu…
—De todos modos moriré en algún momento, quiero ser útil, eso es todo— Le tranquilizo— Aun así, prometo que no moriré hasta que el combate haya terminado y hasta que hayamos visitado el mar.
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Editado: 09.07.2022