Ni 1millón de Estrellas

Capitulo 9

- Y....¿Que tal estás? - dije para romper el hielo.

- ¿Pregunta trivial? - respondió Nick.

- ¿Que otra cosa quieres que pregunte? - respondí mientras cambiaba el bote lleno de gasolina a mi otra mano.

El pelirrojo se quedó mirándome y, sin decir nada y junto a un suspiro, me quitó el recipiente para llevarlo el.

Wow....como todo un caballero.

- ¿Como un rico como tu está tirado en mitad de la nada? - comenté disimulando una sonrisa.

Sonrisa que no pasó por desapercibida ante el y me lanzó una mirada asesina.

- Al nuevo sirviente de mi padre se le olvidó rellenar el tanque.

- ¿Y por qué no lo haces tu?

- Le pagamos para que se encargue el.

De verdad que no entendía a los ricos.

- Es tu coche, tu responsabilidad - respondí arqueando una ceja.

- Si puedo permitírmelo, ¿por qué no aprovecharlo?

- Porque te hace inútil como ser humano - dije con pocker face - está bien que, gracias vuestra fortuna, tengáis mas facilidades para vivir y podáis hacerlo de una forma mas cómoda, pero no deberías dejar que eso influya en cosas tan normales como poner gasolina en tu vehículo.

- ¡No me influye!

- ¿Por eso estoy acompañándote hasta tu coche para que te rellene el tanque ya que tu no sabes hacerlo?

El se quedó callado.

Alina 1, Nick 0.

- ¿Por qué no has llamado a uno de tus helicópteros o tus yates?

- ¿Un yate? ¿Por tierra? - dijo intentando saber si lo dije enserio o solo le tomaba el pelo.

- Quien sabe, puede que os hayáis cansado de los yates convencionales y hayáis creado uno que viaja por carretera.

- Tal vez - me siguió la corriente - no seria tan mala idea.

- O podrías llamar al secretario de tu padre y pedirle que te lleve en brazos - empecé a reírme tras imaginarme la escena.

El no pudo evitarlo y rió.

Pensé que no sabia hacerlo.

- Eres mas rara de lo que pensé.

- Quizás - me encogí de hombros - pero eso es divertido.

Algo me golpeó en la cara.
Otra vez.
Y otra.

- ¿De donde viene esta lluvia? - dije con una queja mientras pasaba la mano por mi cara limpiándola.

- No hay muchas nub....

Una tormenta de agua y viento apareció prácticamente de la nada.

Agua y agua empezó a caer, las gotas nos golpeaban en la cara con fuerza a causa del viento.

- ¿¡Y esto tan de gratis!? - dije intentando cubrirme.

- ¡No lo sé! ¡Pero hay que darse prisa! - respondió levantando la voz ya que era difícil escuchar por el ruido de la tormenta.

Pronto los rayos iluminaron el cielo creando un fuerte estruendo y haciendo que mi pecho se encogiera cada vez mas.

- No me digas que te dan miedo.

- Cállate - dije intentando aguantar el temblor que tenia.

- Cada vez falta menos para llegar, no te preocupes.

Apresurando el paso, fuimos hasta el coche.

- Dame el bote - le dije con dificultad extendiendo el brazo

- ¿Vas a poner la gasolina ahora?

- ¡Claro!

- ¡Métete en el coche! ¡Es inútil llenar el tanque ya que se está creando una inundación!

Entonces me fijé. El agua ya empezaba a cubrir nuestros tobillos, además, esa zona era carretera de barro, el coche estaba atascado en la tierra mojada.

- ¡Podemos empujar el coche! - sugerí.

- ¡Podemos sacarlo del barro, pero no podríamos avanzar!

Que alguien me salve por favor.

- ¡Vamos dentro!

Nick se apresuró a abrir el coche y entrar.
El se sentó en la parte del piloto y yo en el copiloto.

- ¡Wow! Eso fue horrible - dije con cara de espanto agarrada con una mano a la ventana y con la otra al asiento.

Este se echó a reír.

- Estas realmente fea.

- Y tu te creerás una escultura - respondí mientras recobraba la postura e intentaba re colocar mi pelo.

Sin decir nada, Nick se giró a los asientos traseros y cogió una especie de macuto.

- Cámbiate y ponte esto - dijo mientras abría el saco y sacaba una sudadera.

Yo cubrí la parte de mi pecho haciendo una cruz con mis manos.

- ¡P....pervertido! ¿Que planeas?

El se acercó silenciosamente hasta mi. ¿Qué le pasaba? 
Estiró sus dedos hasta donde estaban mis manos.

Ay no....

- Tu ropa está empapada, será mejor que te cambies o te pondrás enferma - dijo con una mezcla de burla y picardia mientras señalaba mi camiseta - es la ropa que uso cuando voy a pasear por mi reserva. Tranquila, está limpia.

- G....gracias - dije algo avergonzada - ¡Pero no mires!

Este, riendo, se cruzó de brazos y cerró los ojos.

Como si se me fuera la vida en ello, me quité la ropa mojada y me puse la sudadera de Nick.

- Guau....que calentita - que a gusto me quedé al cambiarme de ropa.

Sin decir nada, este empezó a quitarse  su ropa y ponerse otra sudadera que tenia en el macuto.

- ¡Avisa! - me exalté avergonzada mientras giraba la cara hacia la ventana.



#4678 en Novela romántica
#312 en Joven Adulto

En el texto hay: adolescentes, drama, amor

Editado: 18.11.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.