Ni Cielo e Infierno

9. Situaciones peligrosas

"Sentimos informar las noticias de último momento

"Sentimos informar las noticias de último momento..."

Oí decir a la reportera hablando desde el otro lado de la pantalla. Por supuesto que no lo sentía, ni siquiera se le erizaba un pelo de aflicción.

"Son tres las víctimas fatales halladas hasta el momento según hemos sabido por medio de la policía científica.

Aún no hay rastro que pueda llevar al culpable del asesinato de la Familia Larsen y todavía siguen buscando el cuerpo de Charlotte o 'Lottie' como la conocían..."

¡Hipócrita!

—¡No puede ser! ¡No! —dije casi gritando de la rabia que me invadía mientras apagaba el televisor. Otra muerte más en la semana y ya había perdido la cuenta.

Lo peor era que ayer, después de ir a la peluquería de Vera; me había cruzado con Lott y su hermanito, Anton camino al parque. ¡Ayer!

Ella iba a ingresar apenas al secundario, todavía no cumplía los catorce y ahora hasta yo estaba en duda de que si seguía viva.

—¿Qué pasó? —era la voz de mi madre quién acababa de llegar a la casa.

No dije nada, sólo me limité a encender la televisión y que viera la mala noticia; justo estaban trasladando uno de los tres cuerpos que se habían encontrado.

Quedó en silencio y se sentó a mi lado en el sillón. Mi mamá había conocido a Josie, madre de los chicos.

Ella me abrazó y se quebró, a mí no me faltaba mucho pero hice todo lo posible por no llorar. Mi madre se separó e intentado mantener la compostura dijo:

—Todavía hay esperanzas en que Lottie continúe viva, Kate.

Negué con la cabeza y mi mandíbula se endureció ayudándome a mantenerme fuerte. Ella siguió.

—Hija... si ella ya no estuviese con nosotros, lo sabríamos —sacudió mi cabellera con cuidado e hizo que la mirara, en sus ojos no sólo veía calma; había esperanza.

Pero mi mente no dejaba que las palabras de ánimo de mi madre entraran.

—Mamá, aún si existiera una posibilidad de que lo esté... perdió a su familia y nada va remediarlo —miré al vacío y seguí antes de que me dijera algo—. Los humanos somos monstruos, está en nuestra genética... por más que intentemos negarlo.

Ella sólo dejó que sacara todo de mi interior, casi diría que conocía tanto como yo a mi caprichosos demonios. 

—Bien, monstruo cruel ¿puedes llevarle la cena a tu padre? —dijo entre que iba a la cocina, me levanté y la seguí— hace un rato me marcó y dijo que tiene guardia corrida hoy... así que no viene.

Asentí levemente, ella sacó una bandeja de plástico y colocó en esta tres sándwiches bastante completos. Cerró la tapa y me la acercó: —Van a ser las cinco. Es mejor que vayas saliendo —miró el reloj de pared y continuó— No quiero que andes de noche por la calle, cariño.

Tomé el recipiente y guardé en mi bolso, no dije más que un sólo no te preocupes a mi madre para dejarla tranquila. Agarré mi teléfono y me puse los audífonos para salir de casa.

El camino fue más corto con algo de música; ni bien tomé el autobús puedo decir que en unas seis canciones llegué a dónde mi padre hacía sus guardias casi de seguido: el viejo Banco Americano.

Bajé del bus y entré directo al edificio; aún había personas dentro de este que esperaban a cobrar o depositar algún cheque. Uno de los policías me detuvo antes de que pasara la segunda puerta.

—Tranquilo, oficial —manifesté al ver que esa cara era conocida— que no vengo a asaltar... al menos no hoy.

Ambos reímos al mismo tiempo, él se acercó más y nos unió en un abrazo:

—Me alegra porque no quisiera arrestarte, Barnes —murmuró en broma cercano a mi oído— Te extrañé demasiado.

De ser gentil pasé a guardar distancia; me había tomado de sorpresa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.