Luego del incidente en la feria, Ink decidió no regresar al faro y buscar de una vez un nuevo refugio, tenía que poner distancia entre ella y Heichin.
-¿Por qué regrese?, ¿Qué me ocurre?
Se detuvo en una azotea e intento recordarlo, era de día y durante el día Monique era quien estaba afuera pero algo la hizo usurpar su lugar sin aviso y lo siguiente que supo fue que estaba arriba de una montaña rusa sosteniendo un carro con la mano y no era la primera vez que le ocurría, había empezado a padecer esas lagunas pocos años después de comenzar a existir y se volvían más frecuentes con el transcurrir de los años.
-¿Acaso estoy perdiendo la cabeza?
Por culpa de eso su reputación estaba arruinada, “¡Se supone que eres una justiciera!” había dicho ese niño, claro, esa era la idea, pero no podía lograrlo si atacaba a extraños y gente inocente sin pensarlo y aunque estaba muy segura de que Heichin se hallaba detrás de todo una pequeña parte suya temía que aquello fuera sencillamente la consecuencia de ser un personaje ficticio en el mundo real, en cuyo caso las cosas solo empeorarían.
-Qué gran justiciera resulte-una delicada mano en acuarela acaricio su cabello-Monique, lamento haberte metido en eso…estoy muy cansada, dame un momento y te dejare salir.
Rompió la puerta de la azotea para entrar y realizo el cambio en medio de la escalera, Monique llevo una mano a su pecho, podría sentir su angustia y se dio cuenta de que la pelea le había dejado debilitada, tenía que conseguir tinta para ella; tomo un elevador para bajar y espero no llamar mucho la atención, detecto un tintero con pluma en el escritorio de recepción, espero a que el encargado se distrajera y se alzo con este tan rápido como pudo sin verse sospechosa.
Cuando Ink y Monique entraron en ese mundo solo una cosa les fue clara: dependían de la otra, formaban una simbiosis inseparable donde Ink era la dominante, la protectora, pero si la situación lo requería Monique podía hacerse cargo de su compañera, como ahora que había conseguido tinta para ella, se escondió en un callejón y remplazo su brazo para vaciar el tintero en este, eso le daría energías pero aun había luz, dependía de ella esconderse entre la gente y buscar un lugar seguro para las dos.
-¡Hey, la encontré!
-¡Monique!
Que mira hacia arriba y le caen un montón de Entes, Nina y la manada del faro habían estado buscándola.
-Monique-Nina se subió a su cabeza-¿estás bien, querida?, nunca sé donde pararas cuando Ink actúa raro.
-Nos preocupaste mucho.
-No queremos que nada malo te pase.
-Regresemos al refugio, linda-ella negó-¿A dónde entonces?-se alzo de hombros-oh, comprendo, quieres otro lugar, algo más seguro y seco.
-Se dé un sitio, ¡Síganme!
-Nos da mucho gusto que estés bien.
Si un golpe de suerte tuvo Monique ese fue el descubrir a los Entes, en particular a Nina, porque mientras Ink tenía claras sus prioridades y un propósito, ella no tenía nada, ni un nombre, ni siquiera la idea de quien se suponía que era.
Flashback
Al principio estaba muy asustada, era como un pez fuera del agua en aquel mundo de contornos definidos, movimiento y sonido, refugiada dentro de Ink se hallaba a salvo pero la justiciera también necesitaba turnos para descansar por lo que estaba obligada a enfrentarse al entorno de tanto en tanto y por un buen tiempo su mayor problema fueron los Entes; algo en ella les atraía pero en cuanto notaban que no era humana huían, eso le dolía, le hacía sentir marginada y sola.
-No estás sola-le decía Ink-siempre me tendrás a mi-pero no era un gran consuelo ya que su relación estaba muy restringida.
Con el tiempo aprendieron a mezclarse, que cosas podían comer y de que cosas debían alejarse, buscando un propósito la niña del vestido celeste se torno curiosa y aprovechaba sus turnos para explorar, apreciar y hasta amar lo que antes le atemorizaba, los sonidos en particular ejercían una fascinación sobre ella, las voces y la música, oh, la música, corría tras esta apenas la escuchaba.