Anly admiró a sus bebés dormidos a su lado, a salvo en su nido lleno de sábanas de pieles que Zed había mandado a hacer cuando solo le faltaban un par de lunas para dar a luz. Y ellos ya estaban allí, dos bebés que se sostenían de las manos como si estuvieran diciéndose uno a otro que seguían juntos, con sólo medio día de haber nacido.
Kerma los miraba más detrás, en el borde del nido. Se mordía el labio sin saber qué decir. Anly la llamó con una sonrisa, estirando su mano hacia su hija que fue tomada enseguida. La niña se recostó sobre sus piernas aún débiles, tan cerca de sus pequeños hermanos.
—¿No son hermosos? —Anly le preguntó a su hija, que asintió con varios parpadeos. Jugó con su cabello casi plateado, suspirando y dejando que su hija mayor rozara con la yema de su dedo la mejilla del bebé más cercano a ella—. Pensé por un segundo que no lograría tener a mi bebé en brazos...y ahora tengo tres. Tres bebés hermosos.
Kerma se quejó, sentándose y mirando a su madre con molestia.
—Yo no soy un bebé —le reclamó, su mirada cayendo sobre sus hermanitos—, sólo ellos lo son.
Anly sonrió, invadida de tanta felicidad. Regresó a su hija donde pertenecía, acurrucada en su regazo con su cabello esparcido por todo su pecho. Le besó la frente, dejando que su calor de omega pasara a ella y la marcara con su olor protector. Kerma se relajó en sus brazos, disfrutando siempre de ello.
—Hay que buscarles nombre —Kerma le susurró a su madre—. Nombres que signifiquen algo importante, mamá.
—Oh, bueno —Anly arrastró un puño en su ojo, cansada de repente—, uno de ellos se llamará Izack. Pero no sé quién.
Kerma arrugó su joven rostro, pasando su mirada por los dos bebés respirando aceleradamente. No le costó demasiado cuando sus ojos verdes se quedaron estancados en una mata de pelo rubio.
—Él —anunció claro—, él es Izack, mamá. ¿Por qué tiene eso en la mano?
Anly se recostó más en el nido, abrazando a su hija con la fuerza que el sol le había dejado. Miró a sus cachorros dormidos con sus manitas y piernitas entrelazadas, sonriendo de agradecimiento cuando volvió a ser consciente que los tenía a su lado y ya no los separarían más.
—El cielo quiso llevárselo —le contó a su hija con pereza—. Casi muere mientras nacía porque el cielo creyó que era un ángel, seguramente por su cabello. Tan rubio... —balbuceó adormilada—. Mis pequeños niños.
—¿Y qué pasó después, mamá? —Kerma siguió cuestionando.
—Oh —Su madre cerró los ojos—, Harry lo salvó.
Kerma se giró a su madre, casi a nada de quedarse dormida. Miró hacia la puerta de la cabaña, donde su padre se arrodillaba para rezar mientras sostenía en alto lo que había cazado para agradecerles a los dioses generosos, buenos, por haber permitido que los cachorros nacieran.
—¿Harry? ¿Quién es Harry, mamá?
Anly abrió los ojos despacio, el verde en sus ojos notandose más de lo normal. Miró a su cachorro de cabellos casi negros, aferrado a la manita más pequeña de su hermano rubio, protegiéndolo.
—Harry es él —dijo con obvia, señalando con barbilla a donde los bebés seguían durmiendo en paz—. Vida... Él significa vida. Dará y salvará vidas por el resto de sus días.
(☀️)
—Izzy, Izzy —Harry frunció su frente, arrastrándose por el suelo hasta llegar a su hermano. Cuando tocó su hombro, Izack retrocedió con una mueca.
—¡Hum! ¡Deame! —Izack se arrastró más lejos de su hermano, optando por levantarse. Harry sólo sonrió, corriendo hacia él e inclinándose hacia lo que su hermano sostenía en una mano.
—Mariposa —dijo sorprendido. Izack asintió, agitando sus largas pestañas y girando hacia su hermano. Le estiró la mano donde el insecto yacía sin una pequeña parte de su ala derecha.
—Mueta —le dijo, haciendo pucheros. Harry la tomó, volviendo a arrugar su rostro cuando notó los ojos de su hermano ahogarse en lágrimas.
—No está muerta, Izzy. Sólo está cansada de volar.
—Harry, Izack —Ambos giraron al mismo tiempo—. Mamá dijo que no debían estar tan lejos, sólo al borde de la puerta. Ahora tendrán que entrar...
—Izzy está llorando, Kerma —Izack asintió cuando su hermana lo vio—. Pliz.
Kerma rodó los ojos, dispuesta a sacudir su cabeza para negar.
—Kerma —Yeymie se inclinó hacia ella, una hermosa sonrisa en lo oscura de su piel. Kerma no demoró en también inclinarse, sin ninguna sonrisa—. Zed dijo que viniera a cobrar lo del pan.
La alfa asintió, girándose hacia sus hermanos. Ambos seguían en la misma posición, mirándola fijamente.
—No se muevan —les pidió, los dos niños asintiendo. Yeymi fue detrás de ella cuando entró a casa.
Harry no demoró en girarse hacia su hermano, apretando ambas palmas de sus manos. Izack lo miró limpiándose las lágrimas que aún no había derramado, sabiendo lo que estaba por venir. Y la mariposa voló alto cuando Harry abrió sus manos.
—La última vez, Izzy —le dijo, su hermano rubio asintiendo. La mariposa regresó enseguida, posándose en el dedo levantado del rizado—. Es nuestra amiga.
Izack chupó sus dedos, asintiendo y mirando a la mariposa reposando en el dedo de Harry.
—Amiga —repitió, el insecto pegando el vuelo una vez más y alejándose.
Harry rió mirándola elevarse. Miró a su hermano, estirando la mano hacia él para volver a casa, pero Izack ni siquiera lo miró cuando echó a correr detrás de la mariposa, que ya no se veía demasiado.