Capítulo 02: Alterando el núcleo.

La directora lo miro con esperanza y él solo suspiro negando internamente. La vio tomar asiento, presidiendo la mesa, la habitación súbitamente en silencio, por fin, la reunión comenzaba.

–Bien, ¿Estamos todos? ¿Quién falta por llegar?–pregunto limpiando los cristales de sus lentes con su camisa.

–Faltan, Frendrid, Guilliam y Macgubert.– Respondió la directora de historia Elemental.

No pudo evitar la cara de exasperación, no terminarían nunca. Aquello era siempre un jodido gallinero.

–Frendrid fue a buscar a Camelia, seguramente llegaran en cualquier momento...– indico la directora. – ¿Alguien ha visto a Dalia?

–Será difícil saber en qué parte de la academia se encuentra, sería mejor comenzar sin ella y sus augurios. – Comento el profesor de Ética y comportamiento. – Sus visiones espirituales parecen haberla estado previniendo sobre algo, no ha podido descansar bien.

–Será mejor comenzar sin ella, últimamente no es nada más que un asiento vacío. – Comento Gerald, el profesor de Ritos. Un hombre amargado desde que su esposa lo había dejado por un miembro del consejo de manejo Elemental.

–Por qué mejor no dejas de ser tan asquerosamente desagradable y te callas la boca Edmund, nadie está interesado en tu opinión.– Escupió la profesora de Defensa y manejo de la alquimia. Realmente le importaba una mierda donde estuvieran los demás profesores, pero no soportaba al profesor de ética.

Aquellos dos se enzarzaban en cada una de las reuniones en una trifulca estúpida, así que Gabriel siempre se quedaba mirando a algún punto en la habitación sin prestarle atención a aquel par. Echaba de menos a Camelia, con ella estas reuniones resultaban más fáciles de soportar, sobre todo porque entre ellos había cierta complicidad especial que no tenía con ningún otro colega de trabajo. Especialmente disfrutaba del humor ácido que su mejor amiga había desarrollado con el pasar de los años, si ella estuviera allí se habría quedado mirando a los dos profesores con una ceja alzada al mejor estilo Sebastián Morton, para luego inclinarse hacia él y señalar a los dos personajes.

"¿No sería mejor que esos dos se fueran a revolcar a alguna habitación cercana y nos dejarán en paz?" Gabriel miró con atención su reloj intentando ocultar una sonrisa divertida.

¿Por qué tardaban tanto en llegar?

Justo en ese momento, una de las puertas del salón de profesores se abrió con vehemencia, la pestaña de la puerta dio un fuerte golpe contra la pared haciendo un enorme estruendo. Los reunidos allí guardaron silencio al ver a Frendrid parado en la entrada, con el rostro completamente desencajado.

–¡Ha ocurrido una tragedia!– gritó el hombre con la respiración entrecortada por la carrera. –El núcleo... Alguien ha cruzado uno de los tabús

Gabriel se levantó de su asiento, como si le hubieran prendido fuego a la silla, su rostro se puso pálido por las implicaciones de lo dicho por Frendrid. Estaba a punto de sufrir un ataque de pánico.

Había ido al bosque a buscar a Camelia y regresaba hablando de la ruptura de los tabús. Era una declaración seria, de esa manera había comenzado en el pasado lo que actualmente se registraba como el principio de la era oscura. Los elementales nunca se preocuparon por determinar la magia como buena o mala, la magia, magia era.

No había bueno o malo en su concepto de control y dominio de los poderes que cada elemental poseía. Existían reglas y debían llevarse a cabo ciertos procedimientos para algunos conjuros y rituales, y eso incluía a los destinados a estudiar a la muerte.

Los "tabúes" eran conocidos y poco estudiados, magia elemental, poco explorada, por el riesgo que tendría en el poder mágico del individuo, para realizar magia destinada a reanimar muertos, se debía tener un extenso conocimiento médico y solo quienes buscaran un futuro en la carrera de medicina mágica, podían seguir estudiando aquellas ramas en pro de mejorar la salud de los pacientes en estado crítico.

Pero nunca rompiendo los tabús.