Niñera de un maníaco

9. Lo obvio lo no obvio

Yulia abrió los ojos y volvió a cerrarlos. Todo estaba negro y vacío, aunque recordaba haber dejado la luz de noche en su dormitorio. La oscuridad era cada vez más densa y olía a moho, humedad y algo más repulsivo y espeluznante.

Yulia intentó levantarse, pero algo se lo impidió. Agitó la mano asustada y ésta se hundió en algo viscoso y húmedo. Al sacar la mano con asco, Yulia se dio cuenta de repente de que aquella viscosidad repugnante la rodeaba por todas partes. Estaba tumbada en un líquido que parecía una especie de melaza repugnante.

¿Un pantano? ¿Un pantano?

Cuando intenta liberarse, se atasca aún más....

Cuando el horror la invadió casi por completo, un rayo de luz atravesó la oscuridad. La muchacha intentó gritar, pero sólo un resuello escapó de su garganta. El rayo se deslizó muy cerca de ella, y Yulia se dio cuenta de que estaba en un pozo profundo, parecido a un pozo. Un segundo después, el rostro de alguien apareció por encima del pozo. Alborozada, reconoció a Yegor.

Él tiró la cuerda. Con un gran esfuerzo, Yulia sacó una mano de la sustancia que soltó a regañadientes y agarró la cuerda salvavidas. Fue arrastrada hacia arriba tan ligeramente como una pelusa. Pero no tuvo tiempo de alegrarse de su rescate. En cuanto la fuente de luz estuvo a poca distancia, Yegor sonrió con tristeza y soltó la cuerda. Voló hacia abajo como una serpiente, llevándose a Yulia con ella.

La chica se despertó gritando. Se le atascó en la garganta como un nudo amargo. Yulia se incorporó bruscamente, conteniendo a duras penas las náuseas. Poco a poco, la imagen que la rodeaba se materializó en una real.

La cómoda, las cunas de los niños, la luz de noche...

Ni pozos, ni cuerdas, ni Yegors.

Yulia no volvió a dormirse hasta la mañana siguiente. Diez minutos antes de que sonara el despertador, envió un mensaje de texto a Inga: "Envíame todo lo que Yura tenga sobre el guardia de seguridad K."

Antes del desayuno, Yulia no tenía ganas de comer ni de hablar con María. Tragó unos bocados de su tortilla favorita y cogió el café sin probarlo. En la taza de porcelana negra, el lago helado de café le recordó de repente el lodazal del fondo del pozo de su sueño.

- "¿No está bueno el café?" María miró sorprendida a Yulia. "Dijiste que te gustaba fuerte y dulce...

- Gracias, el café está delicioso. Es que no me encuentro muy bien.

- Suele pasar. ¿Te apetece un té?

- Yo estoy bien. María... dime, ¿hablas con Yegor?

- Le doy de comer. No le gusta hablar mucho". María preparó té de todos modos. "Aunque es reclusivo, es confiable. A Sasha le cae bien. Peleó en el pasado. Tuvo neurosis de guerra. Probablemente por eso está congelado, como dicen los jóvenes hoy en día", sonrió María, "pero en general, definitivamente necesitamos tipos fuertes en esta casa. La policía vino aquí y los médicos descubrieron lo que le había pasado a Sasha. Querían envenenarlo". María miró a Yulia con atención. "Encontraron atro... atropina, creo. No sé quién pudo hacerlo, pero obviamente fue alguien con experiencia. Casi todas las botellas de la colección de Sasha contenían un poco. Pero si bebes a menudo, o bebes mucho de una vez, puedes... ya sabes.

"Atropina*". De ahí venía ese brillo malsano en sus ojos", adivinó Yulia.

- "Pero ahora todo está bien. Sólo me asusta que esto haya podido ocurrir en esta casa".

"¿Y si Sasha lo hizo él mismo... para llegar al hospital y acabar con Zubr?".

No lo dijo en voz alta, por supuesto, pero el pensamiento le produjo escalofríos.

- "María, la casa está vigilada. Los perros siguen... ¿Quién podría haber entrado en la casa?

- Si lo hubiera sabido, los habría recibido en la puerta con una sartén u otra cosa pesada", la mujer se golpeó los costados con rabia.

- "Yo también..." Yulia miró su té con incredulidad. "María, ¿sabes dónde está Irma ahora?

- Quién sabe, ese cuco. Aunque... por qué el cuco, no era madre ni biológica ni psicológicamente...".

- ¿Cómo?" Yulia fingió no saber de qué estaba hablando.

- "Pues así. Sasha también es un "buen hombre". Encubrió su aventura a tiempo con una historia sobre la FIV (nota: fecundación in vitro). Irma pasó por muchos procedimientos. Más tarde, cuando descubrió la verdad, estaba tan enfadada y gritaba tanto que tuvo que ser tratada en una clínica.

- ¿Cómo se enteró?

- No lo sé. Tal vez por su hermana, que tenía sus propios planes para Sasha, quería estar con él. O de Emma, que tenía el mismo objetivo.

Yulia sintió que el sabor del té desaparecía por completo. Sentía como si estuviera sosteniendo agua rancia en una hermosa taza, no una bebida fragante.

- Oh, no debería habértelo dicho... Pero puedo sentir un poco a la gente, y puedo ver que eres bueno. Tienes que saber en qué te estás guisando, si no, puedes acabar como Emma" María se apresuró a guardar las tazas, sin darse cuenta de que Yulia no se había terminado el té.

"La voz de Dmytro le dijo que los niños se habían despertado y que debía ir a verlos.

Pero aunque Yulia se hubiera quedado, María no habría dicho nada más. Su rostro mostraba tal gama de sentimientos que parecía a punto de estallar. La decisión de contarle el secreto a la semilla no fue tan fácil como ella pensaba. Quizás ya se estaba arrepintiendo...




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