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Nunca había imaginado que mi vida cambiaría tanto en tan poco tiempo. Ahora, al caminar por las calles de la ciudad, el bullicio y la frenética actividad me parecían una maraña de colores y sonidos que, en lugar de estimularme, me hacían sentir una calma inquietante. Mi vida había cambiado drásticamente desde mi última visita a la granja, y mientras me acercaba al apartamento de Valeria, sentía una mezcla de emoción y nerviosismo.
El apartamento de Valeria estaba en un edificio moderno, el tipo de lugar que reflejaba el ritmo acelerado de la vida urbana. Subí en el ascensor, tratando de mantener la calma, mientras mi mente se llenaba de recuerdos de nuestras conversaciones en la granja. Valeria había sido un enigma para mí, una persona que se había enfrentado a sus propios miedos y había salido más fuerte. Pero había algo más, algo que necesitaba ser dicho.
Cuando llegué a su puerta, tomé una respiración profunda antes de tocar el timbre. Esperé unos segundos, escuchando el eco del timbre en el silencio de la mañana. Finalmente, Valeria abrió la puerta. Al principio, su expresión era de sorpresa, pero luego se iluminó con una calidez que no había visto antes.
—Sofía —dijo, su voz cargada de una mezcla de sorpresa y alegría—. ¿Qué haces aquí?
—Vine a verte —respondí, intentando sonar casual, aunque mi corazón latía con fuerza—. ¿Puedo entrar?
Valeria asintió y me hizo pasar. El interior del apartamento estaba decorado con el estilo moderno que solía disfrutar, pero había algo en el ambiente que se sentía más vacío. Me ofreció un café y nos sentamos en el salón, donde las conversaciones fluyeron con la naturalidad de una amistad profunda.
—¿Cómo has estado? —le pregunté, tratando de romper el hielo.
Valeria sonrió, pero había una tristeza en sus ojos que no podía ignorar.
—He estado bien —dijo—. Adaptándome de nuevo a la ciudad. ¿Y tú? ¿Cómo está la granja?
La pregunta me hizo sonreír, aunque sabía que era el momento de hablar de lo que realmente me había llevado hasta aquí.
—La granja está bien —dije—, pero no vine solo para hablar de eso. Quiero hablar contigo sobre lo que pasó.
Valeria frunció el ceño, claramente intrigada y un poco ansiosa.
—¿Sobre qué?
—Sobre ti y Mateo —dije—. Sé que ha sido un tiempo difícil para ti, y sé que te sientes perdida. Pero también sé que tienes algo real allí, algo que vale la pena luchar.
Valeria me miró, sorprendida y algo preocupada.
—¿Qué estás diciendo, Sofía?
Me incliné hacia adelante, decidida a ser sincera.
—Valeria, he estado pensando mucho en ti y en lo que has vivido. La conexión que tienes con Mateo, con la granja, con los gemelos, es algo especial. Y creo que deberías regresar. No solo porque quieras, sino porque mereces luchar por lo que realmente sientes.
Valeria parecía conmocionada, pero sus ojos mostraban una chispa de esperanza.
—Pero… ¿y si ya es demasiado tarde? ¿Y si ya no hay forma de solucionar las cosas?
—Nunca es demasiado tarde —respondí con convicción—. La vida en la granja te ha cambiado, y también ha cambiado a Mateo y a los gemelos. Lo que tienes con ellos es algo valioso, algo que no puedes simplemente dejar ir. Si realmente lo sientes, deberías darle una oportunidad.
Valeria miró hacia el vacío, su expresión mezclando duda y anhelo. Finalmente, miró hacia mí con una determinación renovada.
—Tienes razón. He estado huyendo de mis sentimientos, tratando de protegerme a mí misma, pero tal vez lo que necesito es enfrentar la verdad y arriesgarme.
Me sonrió con gratitud, y supe que había tocado una fibra importante en ella.
—Voy a ir a ver a Mateo —dijo—. Gracias por recordarme lo que realmente importa.
Nos levantamos y nos abrazamos, un gesto simple pero cargado de significado. Me sentí aliviada al ver que Valeria estaba lista para enfrentar sus sentimientos y luchar por lo que quería. Mientras salía del apartamento, una sensación de satisfacción me invadió. Había hecho lo correcto al venir aquí, y estaba segura de que Valeria estaba a punto de embarcarse en una nueva etapa de su vida, una etapa en la que finalmente podría encontrar la felicidad que había estado buscando.
El sol de la tarde me recibió con una cálida bienvenida mientras me alejaba del apartamento. Sabía que el camino por delante sería desafiante, pero también estaba llena de esperanza. Valeria había encontrado su verdad, y ahora era el momento de ver cómo se desplegaba el futuro para ella, Mateo y los gemelos.
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Editado: 31.08.2024