KONOHA
Un día después de ser liberado del sello empezaba a respirar libertad. Su recuperación era más veloz de lo que los médicos que lo atendían supusieron. Pero al querer salir se encontró con dos ninjas Anbu en la entrada que le impidieron moverse de la habitación.
Sonrió para sus adentros sin sorprenderse. Era sabido que actuarían así, después de todo estaba en Konoha el lugar donde la ambición y sed de poder caminan libremente por sus calles entrando en los corazones de la gente. Aún no entendía por qué su padre veía con buenos ojos a tan nefasta aldea. Su madre tenía razón.
Apoyado en la ventana meditaba aquello mirando el atardecer. Pero pronto cambiaría todo, no bien se encuentre en óptimas condiciones se marcharia de ese infierno.
Velozmente sentía cómo sus poderes y fuerza regresaban a él. Muy pronto podría usar el Sharingan contra todos.
Les haría experimentar una nefasta ilusión que los dejará en manos de la cruel locura.
Bien merecido lo tenían todos. Mirándose su mano derecha sonrió con placer al imaginarselos a todos esos "poderosos" padeciendo los efectos de su poder. ¿Lo querían? Entonces se los daría con gusto.
Si bien su madre le había dicho que jamás usará su poder en perjuicio de los demás...él sabía que ahora su situación era diferente. Solo se estaría defendiendo y...vengándose por el padecimiento de todos esos años.
La puerta de la habitación se abrió en ese momento para dejar entrar a Karin quien lo miró con su acostumbrado nerviosismo. Sus sonrojos comenzaban a resultarle divertidos.
Ella era la única que podía relajarlo en verdad. Respiró hondo miéntras la oía balbucear ininteligibles palabras.
— Respira — la interrumpió él — Solo respira tras cada frase, sino...no logró entenderte nada — Menma se apoyó en la ventana mirándola algo divertido mientras ella se acomodaba los lentes con manos temblorosas. Ahora su cara era del mismo color que su cabello.
Ella era verdaderamente sincera con él, eso podía notarlo. Se preocupaba por su salud sin esperar nada de su persona. Era la primera vez que conocía a alguien así, a excepción de sus padres por supuesto. En ese momento sintió curiosidad y empleó su ojo izquierdo que poseía el Baykugan para ver el destino futuro de esa chica.
Si bien sus padres le dijeron que ese poder no debía usarlo con frecuencia porque tenía que respetar las decisiones individuales de los demás, hacía rato que hubo dejado de lado varias enseñanzas de ellos. Por eso aprovechó que ella miraba para otro lado para transformar su celestino ojo izquierdo en blanco platino.
Las venas que lo rodeaban se inflamaron un poco. Un minuto duró la visión pero fue suficiente para paralizarlo al completo.
Antes de que ella lo mirase nuevamente regresó su ojo a la normalidad.
—¿Estás bien? — le preguntó ella acercándose, se la veía repentinamente preocupada por su persona — Te ves muy pálido ¿Te duele algo? — Ella colocó su mano sobre la fría frente de él — No tienes temperatura — Menma se limitó a mirarla con mayor detenimiento — ¿Q-Qué pasa?. — Como él no respondía ella dijo — Me estás asustando.
— Llévame con el Hokage por favor — fue la abrupta respuesta de Menma que la sorprendió ya que no se esperaba aquello. — Necesito verlo inmediatamente y como sabrás no me es permitido salir de la habitación.
— T-Tengo entendido que no se puede verlo así sin más...es decir...necesitas una cita...
— Lo veremos ya mismo con o sin cita. — Luego la sujetó del brazo — Y no te preocupes Karin porque tienes un Interesante destino confía en mí — él le sonrió y sin darle tiempo a nada la arrastró a la puerta.
— ¿Eh? Espera.
Cuando la abrió los Anbus le interumpieron la salida. Menma les pidió que lo guíen al Hokage ya que tenía que decirle algo importante. Pero como era de esperarse ninguno se movió ordenándole que regresara a la habitación.
Menma apretó un poco muñeca de Karin y sin decir nada conjuró con su mano izquierda cuatro dardos echos con su chakra y se los aventó. Dos a cada uno. Los ninjas Anbus que habían sido sorprendidos quedaron inmovilizados inmediatamente.
Menma los miraba sin odio ni rencor.
— Lo siento — les dijo finalmente — Habría sido más fácil si cumplían mi pedido. — Luego chasqueó los dedos y esos dardos se transformaron en lazos echos de rayos que envolvieron sus cuerpos dejándolos sin chakra en menos de un minuto.
Al instante ambos caían al suelo inconcientes. Pero todas las miradas se centraron en ellos.
— Ven, debemos salir de aquí.
Karin no podía dar crédito a lo que veía. Estaba siendo arrastrada literalmente por Menma fuera del edificio como si fuese una muñeca de trapo. A su vez inutilizó fácilmente a dos Anbus.
Su corazón latía como un tambor ya que se imaginaba el castigo que recibiría. Pero ella no hizo nada maldita sea. Salieron del lugar y él saltó al techo del edificio vecino.
— ¿Dónde está el edificio del Hokage?
— En aquella dirección derecho — Karin le señaló el oeste e inmediatamente él la sujetó de la cintura con su mano derecha — ¿Q-Qué haces?
— Iremos a ver al Hokage, ya te lo dije.
— ¿P-Por qué iremos? Digo...puedes ir tú solo.
— No, tú vendrás conmigo.
Diciendo aquello él empezó a saltar de techo en techo provocándole a ella escalofríos.
Nadie se había tomado tanto atrevimiento con su persona. ¿En qué estaba pensando éste joven? Además ¿Por qué ir a ver al Hokage con tantas prisas? La alarma de tan peculiar salida del hospital no tardo en llegar. Y más pronto de lo que ella se imaginó estaban buscándolos.
Por los mismos techos empezaron a aparecer más ninjas intentando cortarles el paso, pero Menma se libraba de ellos fácilmente y solo con su brazo izquierdo.
— Podrías usar tu brazo derecho si así lo quisieras también — dijo tímidamente pero él sonrió.
— ¿Y dejar que te escapes preciosa? — ella enrojeció inmediatamente al ser pillada en su intención a lo que él lanzó una alegre carcajada. — Ya te lo dije, tú vienes conmigo. Ahora indícame por dónde seguir.