LEJOS DE KONOHA
El enfrentamiento había dado inicio y aunque el grupo del nuevo Akatsuki era en verdad poderoso, los enviados por Konoha eran algo peculiares ya que el consejo no admitiría que su arma siga haciendo lo que le plazca.
Estaban decididos a recuperar a Naruto a como de lugar sin medir las consecuencias.
Ante el primer choque de poderes el lugar tembló por la onda espansiva y la potencia de cada quien.
Sin embargo los de Konoha habían ido preparados y en su contra-ataque hicieron retroceder a Akatsuki ante el asombro de sus integrantes.
Allí recién se dieron cuenta que el enemigo no eran cualquiera. Varios ataques pequeños les llovieron a Naruto y sus amigos pero supieron contrarestarlos con éxito, no obstante no se percataron de la trampa planeada por el enemigo hasta que fue tarde.
Cuatro espadas fueron clavadas estratégicamente en la tierra cuando Akatsuki estuvo donde ellos querían, e inmediatamente una poderosa barrera emergió del corazón de la tierra tomando forma de un cuadrado tornasolado.
Luego de las mismas espadas surgieron rayos en forma de lazos que fueron amarrando a cada uno de los miembros de Akatsuki.
Estos sintieron cómo sus chakras eran absorvidos por esos lazos y acumulados en el interior de las espadas. Intensos dolores recorrieron sus cuerpos paralizandolos en menos de un instante.
- Como dije - comentó confiado el líder - Vinimos a llevar al monstruo nuevamente a Konoha y a matar al resto. Dijiste que siempre te subestimaron pero...yo pienso que en realidad te calaron desde el principio.
Naruto no se inmutó ni gritó, ni se desesperó. Tranquilamente permaneció de pie atrapado mirando a quien mataría con gran placer. Su resplandor dorado brillaba más que nunca.
Aquella confianza en sí mismo junto a la increíble frialdad que su mirada mostraba crispaba los nervios a quien solo anhelaba despedazarlo.
- Escucha a tus amigos sufrir y agonizar maldito monstruo.
Pero ninguno dijo nada, ninguno mostró la más leve sombra de dolor o desesperación. Sus rostros carecían de emoción alguna como el de Naruto.
Ninguno parecía estar desesperado ni querer liberarse. Incluso Shikamaru suspiró aburrido. Esto descolocó al enemigo.
-¿Acabaste? - fue la dura respuesta de Naruto - Porque si planeas matarlos te aconsejo que no falles ya que si llegase a suceder que sobrevivan... - lo miró con dura frialdad - No habrá sitio en este mundo donde, tanto tú como tus compañeros, puedan esconderse de ellos. En cuanto a mí...te aconsejo sujetarme bien. No te conviene que me libere, ni a tí ni a Konoha.
Shinichi era el nombre del líder y en verdad estaba asorado. Si bien nunca trató a Naruto en persona había oído hablar de él y en verdad nunca creyó que esa fuese su reacción ni la de los otros.
Además por la experiencia que tenía nunca se topó con un rival que no desfallesca al caer en esa trampa.
¿Qué estaba pasando? No era una ilusión, los había capturado a todos entonces ¿por qué no mostraban ni siquiera un poco de nerviosismo?
Esto lo enfureció más aún y ordenó que descarguen más ataques a sus cuerpos. Sin embargo ninguno dijo nada, salvo respirar entrecortado.
Sabía que estaban en desventaja pero tenían actitud de ganadores y eso intensificaba más todavía su odio.
- Como heredero del poder de la hermana menor de Kaguya Ootsutuki, te digo que aniquilaré a todo aquel que te haya seguido...maldito monstruo.
- ¿Kaguya?
Ahora recién Shinichi podía ver un atisbo de inquietud en Naruto, al parecer había tocado su punto débil. Sonrió con crueldad.
Lanzó locas carcajadas como si estuviese poseído y continuo:
- Si, tengo el poder del clan Ootsutuki en mí. Eso me hace indestructible. Te aplastaré maldito monstruo. Pero antes verás a tus amigos morir ¡Exterminenlos a todos!
Un fuerte viento los envolvió, seguido de una cortina de polvo que dificultó la visión de los allí presentes.
Segundos después, escucharon quejidos y ruidos de tejidos humanos siendo despedazados, al tiempo que los miembros de Akatsuki eran liberados uno por uno sin sufrir daño alguno.
Aún así no podían moverse todavía y la visión seguía nublada. Ni el Baykugan funcionaba.
Cuando el polvo se disipó y el viento se extinguió vieron varios cadáveres de los ninjas enviados por Konoha en el suelo.
Solo quedaban de pie los más peligrosos, las espadas estaban destruidas y la barrera desintegrada. Recién los integrantes de Akatsuki pudieron moverse.
Ninguno sabía qué había pasado. Shinichi buscaba al causante de todo como así también lo hacían los otros pero no vieron a nadie.
Por más que se preguntaban sobre lo ocurrido no sabían la respuesta. Segundos luego se vió un invisible ataque que golpeó al líder del grupo de Konoha arrojándolo al suelo y a varios metros de distancia.
Luego junto a Naruto apareció alguien de túnica roja que llevaba una máscara de zorro. El recién llegado derribó de un golpe a los dos ninjas de Konoha que estaban junto al líder.
La sorpresa iluminó los rostros de todos los allí presentes menos de Shinichi quien tras incorporarse y verlo exclamó:
- Con que tú también viniste...Anbu Escarlata.
-Inutilice tu mejor arma - exclamó el Anbu Escarlata - Ya no podrás paralizarlos ni encerrarlos nuevamente
- Maldito ¡No interfieras! ¡Nosotros solo seguimos las órdenes de Konoha!
El recién llegado lanzó falsas carcajadas al oír esto al tiempo que más veloz que el rayo estuvo junto a Sasuke para frenar un ataque que fue lanzado por uno de los subordinados de Shinichi.
Luego se colocó detrás de Shikamaru y desvío un segundo ataque para finalizar frente a Naruto y bloquear el ataque del líder enemigo.
Inmediatamente se colocó junto a este
- En verdad causas risa - contestó -Ustedes no siguen las órdenes de Konoha sino del consejo que bastante daño provocó a la aldea.
-¿Cómo dices? - preguntó molesto el enemigo.
- Yo fuí enviado por Konoha a proteger tanto a Naruto como a sus amigos de ti y tus hombres. A mí me mandó el Sexto.