Capítulo Once

Eso hubiese sido algo romántico si aquellas palabras no vinieran de él.

— ¿Sofía?

Al escuchar la voz de Eddy me sobresalte, miré hacia el lado derecho y ahí se encontraba mirándonos fijamente a Laín y a mí, no tenía expresión alguna en el rostro. Empujé a Laín alejándolo lo suficiente mientras este le dedicaba una sonrisa de satisfacción.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté acercándome con el intentando que mi voz no sonara más nerviosa de lo que estaba.

— Ya que me comentaste que estarías aquí aproveche en venir a verte y comprar un libro para regalar—respondió con toda la seriedad del mundo.

— ¿Un regalo para tu novia? —dijo Laín posicionándose a mi lado.

Lo único que estaba haciendo era provocarle, si seguía así esto no iba a terminar bien, pues la mirada de Eddy era penetrante y pensé que en cualquier momento se lanzaría contra Laín.

— ¿Quién está hablando contigo? —preguntó Eddy molesto.

Con la contestación de él me percate que era momento que Laín se fuera de ahí.

— ¿Podrías por favor terminar de acomodar esos libros de ahí?

— No puedo. —respondió Laín sonriendo.

Apreté los puños con fuerza, ahora tenía que hacer que Eddy se marchara mejor.

— Agradezco que hayas venido a verme, pero ya casi termino, será mejor que te vayas y compres el libro en otra parte.

— Espantas a los clientes Sofí, los mandas con la competencia, ¿crees que eso le agrade a mi abuelo?

— El que los espanta eres tú—dije de inmediato.

— Creo que tienes razón Sofí, iré a otro lugar y nos vemos en cuanto inicien las clases. —dijo Eddy despidiéndose de mí.

— Te corrijo, nos veras en clase. —habló Laín haciendo énfasis en <<nos>>

¿Por qué hablaba en plural? Lo miré fijamente esperando que lo que había dicho fuera otra de sus bromas que hacía nada más para fastidiar.

— Estas mintiendo.

— Claro que no pequeña, ¿no te alegra escuchar que iremos juntos?

No. Por supuesto que no me alegraba eso, una cosa era tener que soportarlo afuera y otra cosa muy diferente soportarlo en un salón durante ocho horas cinco días a la semana, eso ya era demasiado para mí.

— Tú eres más grande que nosotros, no puedes estar en nuestro grupo. Además, ¿acaso es la única escuela que hay? — pregunté gritando.

— Lamento informarte que somos de la misma edad pequeña, puede que me vea más grande pero no. Y sé que no es la única escuela, pero ahí está mi pequeña y no pienso separarme de ti y permitir que los lobos te intenten comer. —dijo pasando su mano por mi cintura apachurrándome contra él.

Era un loco, un enfermo demente, un desquiciado acosador, miles de cosas se me cruzaban por la mente en ese momento, podría asesinar a Laín con mis propias manos. Eddy solo nos miraba hasta que se cansó, me jaló del brazo apartándome de Laín y se acercó a el de una manera peligrosa.

— Quiero que me escuches con atención, no se cual sea tu problema, pero con Sofí ya no te metas, es hora de que la dejes tranquila, si no lo haces le contaré a su madre, a tu abuelo e incluso iré a la policía. Bien dicen que tú eres una persona problemática que hizo cosas corruptas... —no termino de hablar pues Laín levanto la mano callándolo.

— Escúchame tu a mí, amenázame todo lo que quieras, pero no dejaré a Sofí nunca, no la dejaré ir de nuevo.

¿Dejarme ir de nuevo? ¿De qué estaba hablando?

— Pareces un acosador, no sé si pretendes o piensas que ella se fijara en ti, pero lamento informarte que estas muy equivocado. —atacó de inmediato Eddy.

— ¿Quieres apostar? Sofí será mía —dijo Laín sonriendo.

— Bien chicos, ustedes sigan hablando como si yo no estuviera aquí.

En cualquier momento se iban a pelear así que me paré en medio de ambos y apuntando a Laín le dije.

— Sea lo que sea que estás haciendo esto ya está llegando demasiado lejos, sea por venganza o una lección debes dejarme en paz. No tengo gustos tan feos como para fijarme en ti y no soy un objeto para que digas que soy tuya, eres un pervertido y un gran idiota...