Damián revoleo los ojos dejando su desayuno a medio comer—. ¿Quieres parar de una vez Nuria? No paso nada— gruñó levantándose de la mesa ante la mirada divertida de su hermana menor.
— Damián no miente— lo apoyo Valentina llevándose un bocado a los labios ante la sonrisa pícara de Nuria.
— yo solo digo, que me desperté y no estabas.— movió las cejas repetidas veces arriba y abajo con picardía—. No estoy en contra de que consumen su amor, pero me preocupe.— siguió molestándolos con toda intención.
Valentina se atragantó con el bocado ante la persistente acusación de su mejor amiga.
De reojo mientras se servía una segunda taza de café, Damián arqueo una ceja incrédulo ante lo que su hermana menor decia—. Preocupada de muerte, cuando acompañe a Valentina de regreso a la habitación estabas roncando tan fuerte que comprendo porque ella no podía dormir.— refutó con toda intención de molestar a Nuria, cosa que le funcionó.
— yo no ronco, Dami— se defendió—. No lo hago— insistió mirando suplicante a Valentina en busca de un poco de ayuda.
Valentina sonrió con disculpa—. Quizás solo un poco— respondió achicando los ojos segura de que Nuria haría drama ante su respuesta.
Damián bebió café disimulando que le divertía aquel ridículo debate. Nuria adoptó un gesto herido e hizo un fingido mohín—. Está claro que aquí hay preferencia— acuso—. Mi mejor amiga me traiciona por mi hermano—. Se llevó una mano al pecho con demasiado dramatismo provocando que Valentina riera de manera fuerte como no lo había hecho desde que su pasado amenazara con volver.
Sonriendo ante la risa de Valentina, Damián miró el reloj en su muñeca—. Deberíamos de ir saliendo para llegar a tiempo a la Universidad.— indico dejando la taza vacía sobre el fregadero—. Me adelantare.— añadió no muy convencido pero sabiendo que era lo correcto.
—¿Que clase de novio eres si no puedes llevar a tu novia a la escuela?— protesto Nuria.
— es mi profesor aún—. Defendió Valentina.
Damián suspiro con pesar ¿En qué enredo estaba liado?
—Ya. Ya.— torció los labios Nuria—. Es que esto del romance secreto limita mis fantasías románticas sobre ustedes dos.— se quejó con aire infantil.
Damián revoleo los ojos, a veces simplemente lo desbordada. Las ideas románticas de Nuria lo impacientaban—. ¿Llevas a Valentina contigo?— pregunto, aunque por el tono de voz fue más una orden.
Nuria le guiño un ojo—. Es mi mejor amiga y ahora mi cuñada próximamente madre de mis sobrinos, claro que la llevo.— respondió divertida de ver que tanto su mejor amiga como su hermano mayor se ponían colorados ante sus burlas cursis.
Ignorando a su hermana menor, Damián se acercó a despedirse de Valentina depositando un beso casto en sus labios.— trata de centrarte en las clases, de lo demás yo me encargo.— susurro solo para que ella escuchará
— es el beso más deprimente que he visto— refunfuñó Nuria sentada al otro extremo de la mesa donde Valentina permanecía sonrojada y mirando embelesada a Damián.
— no somos objetos para satisfacer tus ridículos romances, Nuria— riño Damián dándole una mirada de advertencia. En respuesta su hermana chasqueó la lengua.
— supongo que te veo en la escuela—. Susurro sonrojada, él la miró y sonrió como respuesta.
Después de despedirse de su hermana menor, Damián salió de casa primero que ellas.
Breves momentos después, Nuria y Valentina se dirigían al campus en el auto la curiosidad de Nuria no pudo más—. ¿Y?— inquirió.
En el asiento del copiloto Valentina la miró sin comprender.
—¿Cómo funciona su romance?— explico Revoleando los ojos.
— no...— vaciló antes de responder—. No lo sé, apenas hemos iniciado—. Farfulló de manera apenas audible.
Mientras conducía Nuria le lanzaban miradas de soslayo—. Eso está muy bien.— soltó con emoción—. Me deprimía un poco haberme perdido de citas y detalles— hizo un mohín mientras el auto entraba a la calle que las llevaría a la universidad—. Cómo amigas debes contarme todo.— chantajeo provocando la risa de su amiga, un gesto de horror le cruzó el rostro—. Bueno no todo, Dami es mi hermano así que evita detalles demasiado explícitos,— suplico y ante su efervescente entusiasmo Valentina no podía hacer nada salvo reír y, asentir.
—estas loca ¿Lo sabes?— acuso entre risas Valentina.
Nuria río—. No soy yo la que sedujo a un profesor.— contraatacó.
Y aunque fue una broma, Valentina perdió la sonrisa. ¿En qué estaba metiéndose? Sabía que jugaba con fuego, pero no quería, no podía renunciar a Damián.
Horas más tarde ya en el campus, la noticia nueva y ser parte de aquel secreto había cambiado el humor de Nuria por completo, se mantenía atenta a conversar con Valentina e ignoraba en su totalidad los cuchicheos sobre su persona que se escuchaban por los pasillos.
Fue hasta que toco separarse para la única clase donde no compartían que Valentina se sintió ansiosa. La compañía de Nuria era agradable pero necesitaba verlo, saber que estaban en el mismo lugar y que no podía ir a buscarle le tenía desesperada. Su desilusión no tuvo medida cuando entro al aula de la clase de Damián y tras el escritorio vio a un desgarbado hombre que no era ni la sombra del huraño profesor que ella anhelaba ver.
—pase, pase estamos por comenzar.— la invitó con una sonrisa amistosa, aquel usurpador. no emitía ni la mínima pizca de respeto ante los estudiantes, todos parecían en lo suyo platicando entre sí, sin prestar atención al bonachón hombre.
Valentina dudo en entrar, su rostro debía reflejar su confusión porque el profesor le sonrió con aire burlón—. No se ha equivocado de aula.— dijo él poniéndose en pie— estoy cubriendo al profesor Urreiztieta un par de horas, ya que tuvo una emergencia.— explico, carraspeó para llamar la atención de los demás alumnos pero fracasó en su intento.
¿Emergencia? Pensó llena de preocupación. " Si fuera algo grave, Nuria te lo hubiese dicho, vamos debe ser algo mínimo y no debo asustarme" se trató de animar como siempre hacía. Dirigiéndose a su asiento al lado de Carlos que la observaba aún con una chispa de recelo. Al sentarse Valentina soltó un largo suspiro de pesar. De mala gana y sin ánimo se dispuso a sacar su laptop para ponerla en el pupitre, solo que una rosa roja fue deslizado en el quedando frente a sus ojos.
— no me rindo con facilidad— dijo Carlos. Después giró su atención al profesor, ignorando así a Valentina y cualquier rechazo que ella le diera.
Ella miró la rosa, después a Carlos, sorbió aire y aún con el tratando de ignorarla deslizó la rosa de regreso a donde él.— no puedo aceptarla.— susurro.
Carlos no dijo nada, en ese momento la clase comenzó.
Un poco más tarde Nuria corría a buscar a su amiga. Una sonrisa de emoción reinaba su rostro su dicha era tanta que no tuvo cuidado golpeó contra un chico que parecía perdido dentro del campus haciéndolo caer.
— lo lamento tanto— comenzó a disculparse poniéndose en pie lo más rápido que pudo.
El chico sonrió coqueto al verla de arriba abajo sin disimulo—. Cuando quien golpea es tan linda no hay porque pedir disculpa.— respondió, se puso en pie más lento, con torpeza y fue entonces cuando Nuria noto el bastón en el suelo. Algunos estudiantes curioso observaron el chusco encuentro y uno de ellos le alcanzó el bastón al chico que seguía embobado con Nuria.
— de verdad lo siento— insistió, apenada por haberle tirado.
— deja de pedir disculpas, en verdad creo que es culpa mía, no conozco esta escuela y bueno busco a alguien y me he distraído— explico dándole una sonrisa llena de seguridad.
— ¿Así? — suspiro ella con algo de alivio — si me dices quien es, te ayudo a buscar— ofreció—. Solo debo esperar a mi amiga, pero eso sería mejor seríamos más ayuda para ti— bromeó echándose un rizo tras el hombro.
Él muchacho estaba por decir el nombre cuando un grito de Nuria lo interrumpió— ¡Valu!— hizo una seña con la mano indicándole donde estaba, Valentina la miró entre los estudiantes que salían de clase llenando el pasillo. se apresuró a ella sin percatarse de la compañía que tenía su amiga—. Ve la suerte está de tu lado, no deberás esperar por que ahí viene mi amiga ya—. Señaló, hizo un gesto con la cabeza señalando a donde Valentina se acercaba seguida de un Carlos que trataba de darle alcance.
Cuando el muchacho se giró a verla, Valentina paro en seco, su rostro perdió el color y por un momento sus rodillas temblaron.
Su pasado, su error, su culpa había vuelto.