Como era hora de descanso no había nadie en los pasillos. Todos estaban afuera o en la cafetería.
–¿Dices que estabas esperando que lo hiciera? –pregunté.
Subió y bajo rápidamente su ceja izquierda.
–Tal vez –dijo haciendo un pequeño mohín con sus labios.
Repentinamente, me sentí como un idiota por no haberlo pensado antes y más idiota aún por no haberlo hecho.
–Perdón, no lo pensé en absoluto. A demás te vi bastante entretenida con Liam y no quise interrumpir –dí mi mejor excusa e intenté que lo último no sonara personal.
Soltó una pequeña risita, probablemente viendo lo oculto en mi excusa.
–Tus labios me entretuvieron mucho mejor ayer –dijo de forma coqueta guiñandome un ojo.
Y ahí estaba ese cosquilleo de nuevo. No supe que decir, el recuerdo me invadió de repente. Sonrió con malicia y dijo;
–¿Sabes? Nunca antes había visto a un hombre sonrojado. Hasta que claramente vi tus mejillas.
Me las cubrí, sí, no necesitaba verme para saber que esta chica me ponía tan rojo como un tomate.
–¡No es sonrojo! Es por el calor –dije apenado –Iré afuera con los chicos, ¿quieres venir? –ofrecí cambiando el tema.
–Tengo que hacer algo, tal vez después –se excusó esta vez ella, dio dos pasos poniéndose a mi lado y me dijo al oído antes de irse –No debería avergonzarte, te ves adorable con los cachetes colorados.
Sonrió, dejo un pequeño beso en mi mejilla derecha y se fue. Si no fuera por la sensación en mi cachete, dudaría en si fue real o no. Me volteé, mirándola marcharse contoneando sus caderas y su cabello rubio moviéndose al compás de sus pasos. Llevé mi mano al lugar que tocaron sus labios, sintiendo de nuevo mi corazón a mil.
Un día de estos, esta chica hará que me de un ataque cardíaco.
Este viernes, mis padres decidieron invertir lo que se estaba haciendo costumbre, pues en lugar de que Laura y sus padres vinieran a cenar, decidieron que nosotros iríamos a su casa esta vez. Me puse un jeans y vans negros, sudadera azul, revolví mis espongados rizos y me heche perfume. Mi cabello es idéntico al de mi madre y eso a mi nunca me ha molestado, al contrario, me gusta, aunque obviamente es diferente al común en los hombres.
Al llegar, sus padres nós recibieron en la entrada y luego de saludar nos adentramos. Sin voluntad, mis ojos viajaban por toda la casa en busca de alguien.
–Laura no está, pero no debe tardar –me informó su mamá, me había pillado.
Solo asentí y me dijeron que fuera a la sala a ver TV para no aburrirme en la espera. Pase varios programas hasta que di con uno de animales acuáticos y me quedé mirándolo. Estaba entretenido cuando escuché el sonido de una moto, un minuto después la puerta principal se abrió, me volteé y Laura entraba mirando su celular.
–Ya llegué –gritó. Llevaba una falda, un suéter cuello de tortuga, botas bajas y medias de mallas. Todo en color negro, se veía preciosa. La ropa se ajustaba a sus perfectas curvas y hacia que su piel y cabello resaltaran de forma notable. Algo que no hacía el uniforme y algo que me dejo con la boca repentinamente seca.
Su madre llegó hasta ella saludándola y notificandole nuestra presencia. Pareció sorprendida y más aún cuando su madre me señaló y por fin me notó desde el sofá. Le sonreí y salude con la mano.
–¿Sorprendida? –pregunté cuando se acercó sentándose en el sofá del lado. Su mamá se había ido.
–Bastante. No sabía qué vendrían –dijo tomando una coleta de su muñeca y amarrando su cabello en alto. Más hermosa aún.
–Y ¿saliste con Liam? –me encontré preguntando de repente.
Sonrió y cruzó sus piernas. Demonios, está podría ser mi imagen favorita de ella.
–¿Tendría algo de malo? –preguntó echando su cabeza a un lado.
–En absoluto –dije.
Editado: 12.11.2022