No Eres Lo Que CreÍ

15

Fuimos a la cancha de baloncesto y nós sentamos en las gradas. Habían varios estudiantes ahí pasando el rato. Pues aún quedaba tiempo libre. Las chicas después de agradecernos fueron a la biblioteca.

–Laura, cada vez me sorprendes más –dijo David.

–Si. Algunos no hubieramos salido vivos de esa situación –dijo Ángel.

–De todas formas, insisto en que no debes buscar más problemas. ¿Que si un día no tienes tanta suerte? –regañe yo. Rodó los ojos y no me contestó.

Ángel sacó un balón y bajaron a jugar un rato. Yo me quede arriba con ella y pregunté.

–¿De verdad tienes un vídeo o algo de Vianca en las regaderas? –la imagen de ella agitando su celular y la cara de Vianca no salian de mi mente.

–Un vídeo, pero no lo grabe yo. Un número desconocido me lo envió y a demás también la vi una vez –dijo quitándose el saco del uniforme.

–¿Que harás con eso? –pregunté curioso –¿La seguirás amenazando?.

–No se lo mostraré a nadie si es lo que crees. Nunca le haría eso. Después de todo Vianca es una chica igual que yo –y ahí estaba el lado opuesto al que vi en los pasillos, su "azul pastel" –Pero si pienso aprovecharlo –dijo sonriendo con malicia. Me reí, si. Aquí estaba su lado "Negro" también. Y no lo puedo negar, ambos lados me encantaban en ella.

En ese momento escuchamos un "Cuidado" al voltear el balón venia volando por los aires en mi dirección, metí las manos pero Laura se levantó tomándolo rápidamente en un acto de reflejo.

–No saben con quien se han metido –dijo bajando con el balón en mano, llego hasta los chicos y dijo "Juguemos". La siguieron y sin mucho esfuerzo metió el balón en la canasta. Sorprendiendonos a todos.

¿Había algo que esta chica no pudiese hacer? Todos ellos empezaron a jugar y yo siendo pésimo en los deportes solo baje en los asientos para ver mejor. Jugaba bastante bien y se reía mucho con los chicos. Sonreí con calidez ante la imagen, se veían felices.

–¿Hay espacio para uno más? –se escuchó a un lado.

Volteamos y Liam venia entrando.

Me sentí incómodo enseguida . Los chicos se vieron entre sí igual que yo, Liam levantó las manos y dijo;

–Vengo en son de paz, lo prometo –estaba solo, sin su grupito.

Ángel, miró a los demás y se detuvo un momento en Laura, hasta que cedió pasándole el balón a Liam.

–¿Todos contra todos? –preguntó Laura. Ellos asintieron y empezaron a jugar. Liam era demasiado bueno en los deportes, los chicos le daban pase libre con facilidad por las dudas y se notaba lo tenso que estaban.

Pero después de un rato, empezaron a jugar y a reírse como antes. Ya varios estudiantes se habían acercado a ver el inusual juego. En un momento Laura le quito el balón a Liam y saltando logro encestarlo. Eso me hizo notar algo, volteé y todos la miraban de la misma forma, ella levantó la vista y se percató que era el centro de atención. Siguió la vista de algunos y entendió. Al saltar, sus pechos habían subido y bajado, dejándolos con la boca abierta. Rápidamente, tome su saco del asiento, Liam y yo nós vimos las caras, pareció entender mis pensamientos y ya que era el que más cerca estaba, cuadro sus manos y se lo aventé, lo tomó enseguida y fue hasta ella cubriéndola y poniéndoselo.

–Gracias chicos –dijo Laura –El que me vuelva a ver así le pateare las bolas –advirtió en voz alta a los idiotas.

–Y yo les romperé la cara –advirtió Liam también con odio.

Algunos se fueron y otros se disculparon con ella. El juego dio inicio otra vez como si nada, Laura y Liam se entendían bastante bien, yo lo noté. Allí, jugaban entre risas como si fuesen mejores amigos, los chicos también por un momento compartieron esa misma energía. Liam en ocasiones la apartaba alzándola y haciéndola reír. Ángel y Mark en un intento por tomar el balón, enredaron sus pies y terminaron cayéndose uno sobre el otro. Cosa que nós hizo estallar en risas a todos. Al terminar se sentaron en un círculo en el piso y yo me uní a ellos. Hablaban del juego y de los momentos que más risa causo. Los miré a todos unidos. Esto es algo que solo Laura podía hacer.

Al rato vinieron las tres chicas de los pasillos y dijeron que el profesor de la última hora no llegaría. Indicando que estábamos libres.

–Tengo hambre, ¿y si vamos por unas hamburguesas? –sugirió Laura a todos.

 




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