¡no, es amor! #2

4 (El maestro misterio)

—¡¡¿Que carajos?!! ¡¡Quítame las manos de encima!!

Grito enojada, Fox abre los ojos como platos y observa sus brazos envueltos alrededor de mi cuerpo. ¡Por Dios! parece una anaconda enredado por todo mi cuerpo.  Se retira tan rápido de mi como si mi contacto le quemara y yo me siento en la cama de golpe con el corazón acelerado. 

—¡¡Eso debería preguntarte yo a ti!! ¿qué haces en mi habitación? ¿y con mi ropa puesta?

Observo el sol brillante a través de las cortinas y de inmediato busco mi teléfono para mirar la hora. 

—¡¡Ay no!! ¿qué hora es? ¡¡Mierda!! es tarde

Tomo mis cosas o lo que veo a simple vista y camino en dirección a la puerta. 

—¿A dónde vas?

—¡A mi casa! mi pequeño me espera. 

—¿Tu pequeño... 

El tono amargo de su voz es evidente. Pero no le doy importancia, se supone que hace muchas horas debía estar en casa. Ojalá Tomi este bien. 

Abro la puerta de la habitación y salgo corriendo. Por suerte todos se han ido ya. Pero no entiendo ¿Por qué desperté junto Fox? ¿cómo no me di cuenta que era su habitación? 

Una vez fuera del edificio respiro aliviada. Estoy a punto de tomar un taxi cuando un fuerte agarre en mi brazo me detiene. Observo espantada a mis espaldas y solo me dejo arrastrar por Fox hasta su auto. 

—¿Qué haces? 

—Te llevaré a tu casa

—Si sabes que vivo muy lejos de aquí. ¿Verdad? 

—Sí, lo sé. Solo entra al auto, chica del café. 

Ruedo los ojos en blanco y subo sin decir nada. 

Observo sus pies y me doy cuenta que está en calcetines. ¿Acaso se vino corriendo detrás de mí? 

—¿Por qué estas en calcetines? 

Me observa con una ceja enarcada y dice en tono fastidiado

—Porque tú tienes puestas mis pantuflas. 

Abro los ojos como platos y miro mis pies apenada. 

—Lo siento... no me di... cuenta 

—No importa, si quieres te las puedes quedar. 

—Bueno en realidad me quedan enormes, yo calzo 37 tu medida es casi el doble de la mia así que... no me sirven

Un atisbo de sonrisa se asoma en sus labios, pero no logra salir. Que aburrido es... Lo mejor será guardar silencio. 

Me dedico a observar por la ventana. El trayecto es bastante largo así que será algo incómodo.

—¿Quién es tu pequeño? 

Pregunta en tono seco, sin dejar de mirar hacia el frente. 

—¿Mi pequeño? —Sonrío al recordar a mi pequeño Tomi y contesto— Es la personita más importante de mi vida. Es por quien quiero luchar día a día, mi pequeña sabandija. 

—¿Ha sí? ¿y cuántos años tiene? 

—Tomi, está a punto de cumplir siete años. 

—Wow, es un poco grande ... 

—¿Grande? ¿por qué lo dices? ¿conoces a Tomi? 

—No, no lo conozco... solo olvídalo. 

Su gesto se ha vuelto serio y su silencio mucho más incómodo. El auto se detiene y sin mirarme dice —Llegaste a casa, puedes bajarte Molly.  Asiento y quito el cinturón de seguridad.

—Gracias por traerme 

Bajo del auto y sin mirar atrás camino hasta mi casa. Escucho el auto acelerar y solo entonces vuelvo mi mirada atrás.  Fox se ha ido.   Al entrar a casa lo primero que hago es ir a la habitación de Tomi. Pero no está... 

—¡Mamá! ¿estás aquí? ¡mamá!

Me asomo al patio trasero y me encuentro la imagen de mi madre y mi hermanito jugando a las cosquillas. El corazón se me acelera y los ojos se me nublan de lágrimas. No lo puedo creer. 

—Holly, viniste

Grita mi pequeño emocionado. 

—Sí, aquí estoy sabandija. 

Corre hasta mí y me abraza con fuerza. 

—¿Ya almorzaron? 

Pregunto en dirección a mi madre. 

—Si, en el horno te deje un poco de pasta. 

—Gracias mamá

Mi teléfono vibra y lo saco del bolsillo de la sudadera. Es un mensaje de texto. 

Desconocido: Lindas bragas chica del café

Abro los ojos como plato y recuerdo que dejé mi ropa en la habitación del idiota de Fox. Esto no puede ser más humillante. Dejo su mensaje en visto y guardo mi teléfono.

Pero un nuevo mensaje llega

Desconocido: Devuélveme mi ropa. ¿O quieres que hagamos un trueque? yo me quedo con tus bragas y tú con mi ropa.

¡¡Este idiota que se cree!!

Holly: Lo siento, pero creo que mi ropa interior no te queda. Mañana te la entrego lavada y planchada, no acostumbro a quedarme con lo que no es mío. 

Guardo nuevamente el teléfono y me centro en mi hermano

—¿Quieres que juguemos un rato después de cenar? 

—¡Si!

Grita de emoción.

Entramos a la casa y le ayudo a mi madre con los quehaceres. Luego de un rato voy a mi habitación y me dedico a realizar algunas tareas que tengo de la academia. 

……………

>Días después<

Preparo algunos pedidos de mi lista, el movimiento en la cafetería es bueno, muchas propinas y gente muy amable. Es un bonito día.  Salgo a la zona VIP y mi día bonito se va justo a la basura. Los últimos dos días Fox no ha dejado de venir, pero solo lo hace para fastidiar. Cambia su pedido para que yo vaya unas diez veces a su mesa. 

—Buen día. ¿Qué vas a ordenar? 

—Quiero un omelette y café sin azúcar. 

—¿Algo más?

Por un momento creo ver que me observa los labios, pero de inmediato cambia la dirección de su mirada a mis ojos. 

—Solo eso, por ahora. 

Centra la vista en su teléfono y me ignora. Me retiro al mostrador y dejo su pedido sobre la pizarra. Continúo tomando pedidos de otras mesas hasta que la campanilla suena avisando que el pedido de Fox está listo. ¡Que pesadilla! 

—Aquí tiene su orden. 

—Quiero agregar unas galletas de vainilla

Ay no. Otra vez lo está haciendo. 

—¿Algo más? 

—Por ahora no

Camino de vuelta al mostrador y en ese momento Alana cruza las puertas de la cafetería. No puedo quejarme con ella. Pensará que soy una chiquilla quejosa y Fox es el mejor amigo de su novio así que no es correcto quejarme de él. Solo debo hacer mi trabajo y es todo.



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En el texto hay: amoryodio, clasesocial, egoyamor

Editado: 01.08.2023

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