Después de saludarnos fuimos al descanso y nos hicimos en una mesa cercana a las de nuestros amigos. Grave error. No dejaban de mirarnos y de vez en cuando hacían comentarios fuera de lugar para nuestra situación de apenas conocidos que me hacían sentir un poco incomoda. Sin embargo a eso, Filippo parecía un sujeto agradable. Ignoraba los comentarios, ni se inmutaba.
— ¿Y hace cuánto tiempo que eres amiga de Camille?
— Dos años y medio —contesté — nos conocimos el primer día de octavo grado, yo era nueva en ese salón y, bueno, fue como si ella me hubiese adoptado.
— Ya veo, ¿Y tu otra amiga?
— Ella y yo veníamos juntas desde el primer año y nos tocó en el mismo salón luego del cambio, pero ella se nos unió como a mitad de año y desde entonces nos dicen el trío inseparable, como seguramente has escuchado.
— Ohh, sí, sí, también les dicen las tres mosqueteras, ¿no? — me reí y asentí.
— ¿Y que hay de ti y tus amigos?
Filippo me contó la historia de como se conocieron pero la verdad es que no le presté mucha atención, detrás de él, en la otra mesa, estaba Santino hablando con una niña de mi clase, estaban muy juntos y reían seguidamente. ¿Por qué conmigo ya no era así? Era cierto eso que dicen de que los besos entre amigos dañan las amistades, porque desde que me besó se puso raro conmigo. Me duele, porque aunque él sabe desde hace dos años que llevo enamorada de él desde séptimo grado, para mí siempre ha sido mi mejor amigo.
Sonó el timbre para volver a clase, nos despedimos y cada uno fue al encuentro de su grupo de amigos. Yo me esperé un rato a que se fueran los chicos para hacer una corta reunión extraordinaria del trío inseparable. No es que no confíe en los chicos pero es información más privada que solo vale la pena compartir con mis chicas.
— ¡Cuéntanoslo todo! — exclamaron al unísono.
— Pues normal, no fue la gran cosa.
Me miraron con cara de decepcionadas pero no una decepción triste si no una decepción como de enojo.
— Además apenas fue la primera conversación.
— Por eso mismo es que es importante. —dijo Michelle abriendo los ojos. — Las primeras impresiones son esenciales a la hora de conocer a alguien.
— Mich tiene razón, ahí es dónde te das cuenta de si vale la pena una segunda conversación o no.
— Sí, lo sé. Pues Filippo se ve agradable pero a mí ya me gusta alguien más y no puedo desenamorarme solo porque ustedes quieren que conozca a nuevas personas.
— Santino ni te determina, Luna. Y cuando lo hace no sabes si eres parte de su jueguito o es en serio. ¿De verdad quieres seguir pendiente de un tonto que no ve lo especial que eres? — Sabía que Camille tenía razón pero no respondí.
— Mejor vamos a clase que ya estamos tarde. — Dije firme a lo que ellas me siguieron sin chistar.
Durante la clase solo podía pensar en una cosa: Santino y su nueva "amiga". Trataba de no pensar más en ello pero es que no podía, no podía superar el hecho de que me hiciera a un lado así como así tan a la ligera. Y lo peor de todo es que quería hablar con él pero no me atrevía a hacerlo. Lo bueno es que ya no tendría que verlo más por hoy, nuestras siguientes clases no se cruzan y a la salida nos vamos por caminos diferentes. Una vez más el sonido del timbre me sacó de mis pensamientos, recogí mis cosas y Michelle y yo nos fuimos a nuestra siguiente clase.
En nuestra escuela este año se celebra "La noche de las estrellas" en dónde hay presentaciones artísticas por grados, algunos salones se unen y hacen una sola presentación, otros hacen cada quién, algunos no hacen nada e incluso hay presentaciones solistas, por mi parte no soy buena en nada de eso así que solo cumplo con mi deber en la parte de logística y escenografía. En la clase de diseño se nos asignaron tareas para esa noche, yo me estoy encargando de un video que se mostrará en esa noche.
Cuando llegamos al salón de Diseño nos confundió ver que estaba el otro grupo ahí también pero igual entramos y nos sentamos dónde pudimos, ese salón no es como los demás, en vez de pupitres tiene unas mesas especiales de diseñadores. Me dirigí a mi mesa de siempre y justo al frente estaba Santino. Alzó las cejas en forma de saludo y yo curveé los labios respondiendo a este.
— Buenos días jóvenes — saludó la profesora — en este momento cité a sus compañeros del otro curso porque tengo que hablar con todos ustedes acerca de, como ustedes se imaginarán, el trabajo que tenemos para "la Noche de las estrellas".
» Bueno, el grado diez b tiene asignada parte de la escenografía y el grado diez c tiene asignados trabajos varios. Esta semana ustedes salen a vacaciones, por lo que tenemos la clase de hoy y la del jueves y el viernes, respectivamente, para adelantar lo más que podamos de lo que ya hemos hecho. Cuando vuelvan de vacaciones tendrán menos de veinte días para entregarme lo que les fue asignado. Si lo desean pueden venir al taller en vacaciones, me avisan para yo venir con ustedes, ya que yo sé que también tienen que hacer sus ensayos para las presentaciones. El que termine su asignación le puede colaborar al que no haya terminado aún.
Yo ya tenía buena parte de mi asignación adelantada, pero la profesora ya me había asignado otra tarea puesto que mi video estaba casi terminado. Yo era como la coordinadora audiovisual para la presentación, me encargaba de mostrar los videos de acuerdo a su sonido, por lo que debía estar presente en los dos ensayos finales del show. Eso significaba ver a Santino.
Luego de que la profesora terminó de decirnos lo que tenía que decir el otro grupo fue a su clase y nosotros nos dispusimos a trabajar. Me concentré en mi video y sus detalles pero también en una pieza de la escenografía que debíamos reparar, era un reloj gigante de icopor al cuál se le habían extraviado las manecillas y le hacía falta una parte, se veía chistoso porque a simple vista es como si un gigante hubiera mordido una esquina del reloj. Michelle y yo lo reparamos, opté por cambiarle el color, antes era blanco y negro, era como un reloj de bolsillo, así que toda la cubierta negra la cambié por un color bronce y solo dejé de negro los números y las manecillas.