—esperando código de acceso… —anunciaba la máquina nuevamente, había repetido la frase los últimos cinco minutos y esto hacía que Armando estuviera por enloquecer y aquello no era algo exagerado pues había intentado con varias frases que su olvidada mente le dictaba, tanto palabras como números, pero nada funcionaba— ¡vamos!… —se decía a sí mismo mientras quedaba atrapado por el nerviosismo— apresúrate, apresúrate!!!!! —decía Roberto cada vez con más impaciencia, esto solo incrementaba la impotencia del muchacho además de su ira contra si mismo pues por más que intentará recordar, por más que quisiera, a pesar de que maltrataba y exigía de sobremanera a su denigrada memoria que le diera la respuesta, nada venía a su mente.
El tiempo pasaba transcurría como si intentará provocarle, pues a pesar de que no había ningún reloj a su alrededor, Armando podía escuchar el odiado sonido de las sus manecillas.
—¡¡¿cuál es la maldita clave?!! —exclamaba el joven Armando por encima de los gritos de Roberto pero aún así no había nada, ningún código, ninguna clave— iniciando secuencia de cierre, se debe proveer de la autenticación en, 10 segundos —anunció la voz mientras una alarma empezaba a sonar dentro de la caja misma, aquello despertó una enorme desesperación no sólo en Roberto quien empezaba a gritar palabras incomprensibles si no también para Armando, pues nada aseguraba que podrían abrir de nuevo la puerta una vez esta se cerrara.
—tal vez debas revisar más profundo —escuchó decir Armando a una voz femenina detrás suyo, era Evelyn y con un pequeño toque en su espalda, todo alrededor de Armando quedó envuelto en una nube negra, de pronto enfrente suyo un recuerdo cobro vida, se veía a él mismo entrando en la misma cueva y en medio de aquella misma situación pudo escuchar como dictaba un nombre.
Basto un segundo para que todo volviera a la normalidad, ahora Armando sabía la clave y toda la aflicción que sufrió ahora le parecía de lo más estúpido.
—5 segundos para el bloqueo…—anunció nuevamente la máquina, pero a pesar de esto, Armando se acerco hacia la caja y como si fuera el leve soplido del viento en las hojas de un árbol dijo:
—ALICIA —cuando terminó la palabra, todo quedó en silencio, tanto los gritos de Roberto como la cuenta regresiva de la máquina—acceso autorizado, Bienvenido… Armando —dijo la máquina mientras un leve sonido de tuercas se empezaba a escuchar— imposible, de todas las posibilidades, escogiste su nombre —exclamó Roberto con los ojos bien abiertos, al parecer existía una razón muy profunda para tal sorpresa que era desconocida para todos, excepto para él.
De pronto, un silbido parecido al de un tren de vapor salió de la caja, y esta empezó a salir de la pared deteniéndose justo en la mitad.
Roberto se acercó de manera lenta pero emocionada, sus grandes ojos reflejaban la inmensa alegría que estaba sintiendo.
Fue Armando quien arremetió contra el hombre aprovechando que había olvidado por completo a sus rehenes, de un momento a otras ambas personas estaban peleando ferozmente.
Segundos después de que la pelea empezara Hanna quien dormía profundamente en una pared despertó sobresaltada, o al menos eso fue lo que creía pues contrario a la realidad, todo a su alrededor se detuvo, incluso ambos hombres se quedaron inmóviles en media pelea. Hanna asombrada por lo que contemplaba se paró alarmada, fue en ese momento que de entre las mismas paredes, salió a relucir los olvidados rombos blancos, Hanna recordó inmediatamente lo que aquello significaba……Evelyn estaba aquí.
—el destino a veces puede ser escalofriante, en especial si no tienes control sobre el —dijo la mujer mientras era rodeada de un humo violeta— Evelyn… —dijo Hanna seriamente, de algún modo se había acostumbrado a la misteriosa mujer— siempre es un gusto verte, querida —continuo Evelyn con una gran sonrisa, solo para desaparecer de la vista de Hanna y reaparecer justo detrás de la pelea de Armando— para poder comprender el porqué de las cosas…. —explicaba Evelynn mientras tocaba la mano de Roberto y lentamente hacia que le apuntara con su arma al pecho de Armando. Hanna entendió las intenciones de Evelynn, por lo cual intento arremeter contra la mujer, pero una especie de cadenas invisibles la inmovilizaron— espera, ¡¡no lo hagas, detente!! —gritaba Hanna con la esperanza de que Evelyn la escuchara y se detuviera, pero claramente no la conocía muy bien ya que la única respuesta fue una sonrisa siniestra de parte de la mujer— se necesita adentrarse en la oscuridad…. —continuo Evelyn con su discurso tan extraño mientras fijaba su mirada en Armando.
De pronto, el sonido lento de un disparo inundó todo el lugar acompañado de gritos y lágrimas de Hanna, Evelyn sólo se limitaba a sonreír, lo que provocaba un odio muy grande en la muchacha, aunque este odio entraba en desventaja cuando su tristeza aparecía, quitándole el primer lugar.
Las cadenas invisibles que sujetaban a Hanna empezaron a materializarse frente a sus ojos, pero esto no era lo sorprendente, sino más bien el hecho de que esas cadenas estaban ligadas su propio cuerpo inconsciente ubicado en la misma pared de donde creyó despertar, bastó que fijara su mirada en su propio cuerpo para que el mismo humo violeta la envolviera en un instante, en medio de aquel ambiente misterioso las risas de Evelyn era lo único que Hanna podía escuchar.
Repentinamente Hanna despertó, se encontraba en el mismo lugar, en la misma pared y la situación había cambiado, mientras aclaraba su visión, pudo distinguir varias carcajadas, pero no eran las de Evelyn, esas risas pertenecían a Roberto lo cual significaba una sola cosa.