No Fue imposible olvidarte

Capítulo Seis

Sofía

Al llegar a mi casa subí rápidamente a mi habitación, dejé el libro encima del escritorio, me quité la chaqueta y me senté en la cama mirando a la pared mientras trataba de procesar lo ocurrido.

Solo fue tu imaginación, repetía constantemente, ¿pero realmente lo había sido?

No me quería emocionar, tampoco podía regresar y ver la realidad que solo fue una alucinación. - Hay que dejarlo pasar Sofí- me dije a mi misma.

Solté un suspiro, me levanté tomando mi bolso de la Universidad guardé el libro y me puse a pasar unos apuntes, sin embargo, no podía concentrarme. Dejé lo que estaba haciendo y bajé hacerme algo de comer. Mientras trataba de hacer unos hotcakes me llegó un mensaje de Ian, decía que si podíamos vernos.

Ya era algo tarde y no quería salir así que le dije que mejor mañana, pero el insistió diciendo que era urgente.

Me quedé pensando un momento, terminé pasándole la dirección de mi casa, me respondió que pronto estaría ahí.

Me terminé con los hotcakes, lavé los platos y veinte minutos después Ian llegó.

Abrí la puerta y no me dio tiempo a ni siquiera invitarlo a entrar pues rápidamente dijo.

— No tengo mucho tiempo Sofí, pero tengo que decirte algo.

— ¿De que estas hablando? —pregunté confundida

— Te juro que no lo hice con mala intención.

— Perdón, pero no te entiendo.

Se agarró la cabeza mirando al cielo, luego se dirigió a mí.

— Pequeña, ¿no lo entiendes? Me gustas. Sé que tu estas enamorada de él, que no podrías fijarte en mí y no podría traicionarlo de esa manera… Eres como el fruto prohibido, pero joder, eso hace que te desee aún más.

Negué. Realmente no comprendía nada de lo que decía.

— Yo…

— Lo siento, realmente lo siento, no estaba en mis planes enamorarme de ti.

Iba hablar cuando se acercó a mi plantándome un beso en los labios, me quedé inmóvil y traté de retirarme, pero Ian quería intensificar el beso.

— ¿Qué demonios estás haciendo?

Me sobresalté al escuchar la voz de Naím, pesé a los años que pasaron la recordaba claramente, empujé a Ian y entonces lo vi.

Laín nos observaba sin expresión alguna.

— ¿Qué haces, Ian? —Naím habló con voz golpeada.

— Esto es lo que me dicta mi corazón, yo la quiero—respondió.

— No, no, no. Repite eso hasta que lo creas, solo estas encaprichado con ella, quieres lo que Laín tiene.

— Tenía, tiempo pasado, ya la perdió, que no se les olvide.

Laín con tranquilidad se acercó a mí, el corazón empezó a latir rápidamente, le dirigió una mirada de desaprobación a Ian y después tomó un mechón de mi cabello y lo colocó tras mi oreja.

Mis ojos se llenaron de lágrimas.

—Tanto tiempo y aun eres un hobbit. ¿Dime, aún tienes eso en tus bellas pompis? — dijo sonriendo con ternura.

— ¿Realmente me recuerdas?

— Sí Sofí. Te recuerdo.

Me lancé a sus brazos y empecé a llorar. Laín me apretó contra él y me dio un beso en la frente. Era un momento perfecto para ser real.

— Sofí, él tiene novia, él te cambió por otra— Ian se acercó a nosotros.

— Sigues chingando…podrías callarte la boca. — dijo Naím molesto.

Limpiándome las lagrimas me aparte un momento

— Un momento… ¿Cómo es que se conocen? — pregunté confundida.

Laín respondió serio y apuntándolo dijo.

 

— Este de aquí, él…es mi hermano 

Al llegar a mi casa subí rápidamente a mi habitación, dejé el libro encima del escritorio, me quité la chaqueta y me senté en la cama mirando a la pared mientras trataba de procesar lo ocurrido.

Solo fue tu imaginación, repetía constantemente, ¿pero realmente lo había sido?

No me quería emocionar, tampoco podía regresar y ver la realidad que solo fue una alucinación. - Hay que dejarlo pasar Sofí- me dije a mi misma.

Solté un suspiro, me levanté tomando mi bolso de la Universidad guardé el libro y me puse a pasar unos apuntes, sin embargo, no podía concentrarme. Dejé lo que estaba haciendo y bajé hacerme algo de comer. Mientras trataba de hacer unos hotcakes me llegó un mensaje de Ian, decía que si podíamos vernos.

Ya era algo tarde y no quería salir así que le dije que mejor mañana, pero el insistió diciendo que era urgente.

Me quedé pensando un momento, terminé pasándole la dirección de mi casa, me respondió que pronto estaría ahí.

Me terminé con los hotcakes, lavé los platos y veinte minutos después Ian llegó.

Abrí la puerta y no me dio tiempo a ni siquiera invitarlo a entrar pues rápidamente dijo.

— No tengo mucho tiempo Sofí, pero tengo que decirte algo.

— ¿De que estas hablando? —pregunté confundida

— Te juro que no lo hice con mala intención.

— Perdón, pero no te entiendo.

Se agarró la cabeza mirando al cielo, luego se dirigió a mí.

— Pequeña, ¿no lo entiendes? Me gustas. Sé que tu estas enamorada de él, que no podrías fijarte en mí y no podría traicionarlo de esa manera… Eres como el fruto prohibido, pero joder, eso hace que te desee aún más.

Negué. Realmente no comprendía nada de lo que decía.

— Yo…

— Lo siento, realmente lo siento, no estaba en mis planes enamorarme de ti.

Iba hablar cuando se acercó a mi plantándome un beso en los labios, me quedé inmóvil y traté de retirarme, pero Ian quería intensificar el beso.

— ¿Qué demonios estás haciendo?

Me sobresalté al escuchar la voz de Naím, pesé a los años que pasaron la recordaba claramente, empujé a Ian y entonces lo vi.

Laín nos observaba sin expresión alguna.

— ¿Qué haces, Ian? —Naím habló con voz golpeada.

— Esto es lo que me dicta mi corazón, yo la quiero—respondió.

— No, no, no. Repite eso hasta que lo creas, solo estas encaprichado con ella, quieres lo que Laín tiene.

— Tenía, tiempo pasado, ya la perdió, que no se les olvide.




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